16 octubre, 2016

5 cosas que Dios no conoce


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“Cinco Cosas Que No Conoce Dios: Un juego de palabras para pensar”

No quiero que me malinterprete; si hay algo claramente enseñado en las Escrituras, es la Omnisciencia de Dios. Por ejemplo, Isaías 57:15  “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Dios está en lo Alto, pero habito también con los quebrantados. Salmos 33:13 dice: “Desde los cielos miró Jehová; Vio a todos los hijos de los hombres”. Un niño se iba de vacaciones. Al salir de su casa, decía: “Adiós, osito de peluche, “Adiós, silla.” Así como se alejaban, dijo, “Adiós, casa.” Finalmente, pasó por la iglesia y alejándose de la ciudad, él dijo, “Adiós, Dios.” Sin embargo esto no funciona de esa manera. Dios ve todo. Dios sabe todo. Dios nos conoce a todos tanto por dentro como por fuera. Hechos 15:8, hablando del evangelio llevado a los gentiles, dice que “Dios, que conoce los corazones.” 2 Timoteo 2:19 dice, “Conoce el Señor a los que son suyos.” Hebreos 4:13 dice, “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas están desnudas y abiertas a los ojos de a quien tenemos que dar cuenta.” Jonás fue el profeta que pensó que podía huir de Dios, pero Dios conocía hasta el último detalle de él. Alguien dirá, “Si Dios conoce todo, ¿Por qué: “Cinco Cosas Que Dios No Conoce?” (Extraído de un bosquejo anónimo) Por supuesto que esto es un juego de palabras que nos hará pensar. Permítame ilustrarle de lo que estoy hablando:

I. DIOS NO CONOCE UN PECADO EL CUAL NO ABORREZCA

Proverbios 6:16 empieza, “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma.” Está hablando en una metáfora, y cuidado, no hace una lista exhaustiva de los pecados, la lista puede ser interminable. Repasa aquí la anatomía del cuerpo humano, pero, dedicados al pecado, desde la lengua mentirosa, las manos asesinas, los pensamientos corruptos, los pies rápidos para hacer lo malo, y sembrar discordias. Dios aborrece el pecado. De hecho, Dios quiere que odiemos el pecado. El Salmos 45 se le llama «mesiánico» porque describe proféticamente la futura relación del Mesías con la Iglesia, su cuerpo de creyentes. El versículo 2 expresa la bendición abundante de Dios sobre su Mesías. Los versículos 6-8 tienen su verdadero cumplimiento en Cristo a alguien se le elogia en estas palabras Salmo 45:7 “Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros.” (Diario Vivir). En Salmos 97:10, al pueblo de Dios se le manda, “Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra.” Un deseo sincero de complacer a Dios surgirá cuando este en sintonía y sincronizando sus deseos con los de Él. Vos amarás lo que Dios ama y odiarás lo que El odia. Si amás a Dios odiarás el mal. Si no despreciás las acciones de la gente que se aprovecha de otros, si admirás a quienes solo se ocupan de sí mismos (narcisistas), o si envidiás a los que usan cualquier medio para lograr sus fines, tu deseo primordial en la vida no es complacer a Dios. Aprendé a amar los caminos de Dios y a odiar el mal en todas sus formas, no solo los pecados obvios, sino también los que la sociedad acepta. La mejor manera es actuar en SINFONIA con Dios, esta palabra es la suma de tres en su origen, el prefijo sun (sin) es: Con, junto, a la vez; phone es sonido y el sufijo ia: acción o cualidad, lo que suena junto.

“¿Quién nos ha dado la capacidad para aborrecer?” Tenemos que aborrecer la mentira, el robo, el adulterio, la fornicación, las drogas, el aborto, etc. “Es Dios quien nos da esa capacidad para aborrecer” y esa capacidad para aborrecer en sí misma es buena. Nadie puede amar una cosa sin aborrecer su opuesto; vos no podés amar a Dios sin aborrecer el mal, el pecado.

Cuando hablamos acerca de que Dios aborrece al pecado, y que estamos hablando acerca de cualquier pecado. Todos tenemos la tendencia a medir el pecado. Hablamos de pecados grandes y pequeños. Los pecados varían en cuanto a las consecuencias en esta vida, y hay algunos pecados que son más difíciles para deshacernos de ellos, sin embargo Dios aborrece todo pecado. Todo pecado es una trasgresión a la ley de Dios (1 Juan 3:4). En la primera parte de Santiago 2, Santiago discute el pecado de la parcialidad, hablando del hombre con anillo de oro y ropa esplendida contrastando con el pobre que se lo ningunea. Aparentemente, la mayoría sentía que este era realmente un tipo insignificante de pecado. Y esto ocurría en la iglesia. Santiago hace esta declaración en el versículo 10: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto [en el contexto, este punto es el ser parcial], se hace culpable de todos.”

¿Por qué Dios aborrece el pecado? ¿Por qué quiere Dios que nosotros lo odiemos? Porque el pecado nos separa de Él. Isaías 59:1,2 dice, “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” Dios nos ama. Dios nos quiere bendecir. La única cosa que nos obstruye el camino es el pecado. Sea “grande o pequeño,” cada pecado es una ofensa a Dios. Dios no conoce un pecado que no odie. Salmo 66:18  “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado. 19  Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica”. Nuestra sociedad está en involución, el pecado avanza como cáncer. Estaba buscando un plano en mi oficina, cuando veo unas notas de una conferencia que escuché hace 10 años y comparaba el comportamiento adolescente y los problemas escolares que ellos tenían en 1940 y en 1999: En 1940 eran 5 principales: a. Hablar en clase, b. Masticar chicle, c. Actuar en forma grosera, d. Correr en los pasillos en los recreos, y e. Llevar vestimenta inapropiada. ¿Y en el 1999? a. Drogas, b. Alcohol, c. Embarazos, d. Suicidio, e. Violaciones. ¿Las cosas cambiaron? ¿Para mal? Sí.

II. DIOS NO CONOCE A UN PECADOR AL CUAL NO AME

Dios aborrece el pecado, pero ama a los pecadores. Por algunos momentos, piense en Adolfo Hitler, Stalin, Saddan Hussein ¿Fueron amados por Dios? ¿Murió Cristo por ellos? Si pero hasta donde sabemos rechazaron su amor y perdón. Quizás piense en asesinos múltiples, luego de 44 años preso quedará en libertad Robledo Puch, un famoso delincuente de los años 70. ¿Dios ama a esta persona? Si la ama, pero no ama su pecado. Una adolescente de nuestra iglesia pasó por esto: Un profesor de la secundaria propuso a toda su clase hacer una obra de teatro para que ayudara a la gente a tomar como normal la homosexualidad, esta jovencita se paró en la clase y dijo que no estaba de acuerdo y dijo porque: Dios desaprueba la homosexualidad pero AMA AL HOMOSEXUAL. Esto provocó que sus compañeros se animaran a hablar y la obra se SUSPENDIO. Quizás en aquellos que han matado a niños pequeños, por ejemplo los médicos abortistas que hacen fortunas acabando con la vida de los inocentes. Posiblemente piense en aquellos que cometen terribles atrocidades. ¡No es una cosa increíble darse cuenta que Dios ama a cada uno de esos individuos: cada asesino múltiple, cada homicida, cada persona que ha cometido una atrocidad! Juan 3:16 empieza así: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado. . . “. Cuando dice, “amó Dios al mundo,” Mundo no se refiere a las cosas, sino que, Él ama a las personas. Él nos ama a nosotros. Él ama a todos. Que raro mucha gente en el mundo ama más las cosas que a las personas. Romanos 5:8 dice, “Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Vos y yo no amamos de la manera en que Dios ama. Por ejemplo, si vos me preguntarías si amo a mi esposa, yo diría: “Si” y luego diría: “¿Cómo no hacerlo si ella es dulce; encantadora; tiene una hermosa sonrisa; me ayuda; y también me ama.” Creo que todos diríamos algo así. Pero si alguien hubiera dicho: “¡Seguro que la amo!. Después de todo ella es fea, malhumorada y es odiosa, me maltrata, me desprecia, me critica, y hace todo lo que puede para dañarme” Pero, ¿No es así como Dios nos ama? De esta manera, leemos en Efesios 3:19 de “el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.” Nunca lo entenderíamos completamente. Sin embargo agradecemos a Dios que es verdad. Dios no conoce a un pecador al cual no ame. Los hijos de Dios jamás podremos ir tan lejos donde el amor de Dios no pueda llegar. Hay una vieja canción de los niños que habla de este amor maravilloso y que dice que el amor es tan ALTO que no podemos ir arriba de él, tan BAJO que no podemos ir debajo de él, tan ANCHO que no podemos ir afuera de él. Así de grande es el amor de Dios. Dios es amor y su amor se demuestra en toda circunstancia, significa que la el amor es la esencia del carácter de Dios. Nunca podremos sondear la profundidad de este amor, NI SIQUIERA en la eternidad. El apóstol Juan dice que podemos empezar a entenderlo cuando miramos la cruz. 1 Juan 4:9-10: «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados». En la medida que miremos a Jesús muriendo en la cruz, veremos toda la belleza del amante corazón de Dios. Luego, nosotros también debemos amar (11-12). María Magdalena fue rescatada de su miseria por este amor, la mujer sorprendida en adulterio en Juan 8, también, Zaqueo fue rescatado de su avaricia por él, el ladrón de la cruz pudo confiar en este amor. ¿Y vos? Características del amor ágape: Toma la iniciativa en buscar el bien de la persona amada, No depende de los sentimientos Se expresa en acciones Es costoso Es incondicional Es un acto de la voluntad

III. DIOS NO CONOCE A UN PECADOR AL CUAL NO QUIERA SALVAR

Jueces 10:10-16 tiene una historia increíble, que involucra a Dios aparentemente renuente a perdonar a su pueblo. El tiempo de los jueces fue un tiempo muy oscuro, con muchos altibajos y ciclos, y en esta ocasión, el pueblo de Dios dice: “Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los baales”.  Y Jehová respondió a los hijos de Israel: ¿No habéis sido oprimidos de Egipto, de los amorreos, de los amonitas, de los filisteos, 12  de los de Sidón, de Amalec y de Maón, y clamando a mí no os libré de sus manos? 13  Más vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más.  14  Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido; que os libren ellos en el tiempo de vuestra aflicción. Dios usa el sarcasmo que es más que burla, ¿Por qué? Ya estaba cansado de librar y salvar. NO!!!!!!!!! Era un arrepintiendo falso, eran lágrimas de cocodrilo, no iban sinceramente a Dios, y Él los manda a los mismos dioses falsos que habían adorado al abandonar a Dios, pero ahora mirá que lo que viene es un cambio rotundo, viene el verdadero arrepentimiento y Dios LIBRA Y SALVA, Él lo quiere hacer, 15  Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día. 16  Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel”. Que Dios amoroso es nuestro Dios, ahora sí, ¿La razón? Verso 16 quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová!!!!!! Y Dios fue angustiado por el dolor de sus hijos. Algunas veces seleccionamos y escogemos a quienes compartimos el evangelio. En contraste a eso leemos en Hechos 6:7, “También muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” ¿Por qué ocurría eso? Porque los primeros cristianos entendían que el evangelio era para todos. Ellos creían que Dios no conocía a ningún pecador que no quisiera salvarlo. 2 Pedro 3:9: “El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” Dios no quiere que ninguno perezca. Para conocer el gozo de la salvación debemos creer al menos dos cosas acerca de Dios: número uno, su capacidad para salvar y número dos, su disposición para salvar.

Si creemos en Dios no es difícil creer en su capacidad para salvar, Él es capaz. Debemos pensar de Dios como quien hizo todas las cosas por el poder de su fuerza. Pensemos de Jesús como el que alimentó a cinco mil, como Él que acalló la tormenta, y que Él fue levantado de la muerte. Y digamos, “Sí, Dios es capaz de salvarme.” Pero su disposición podría ser un concepto más difícil para nosotros de comprender. Pensemos por un momento en Jesús y su vida y en la forma que la gente lo trató durante su vida. La hipocresía de su día lo enfermó. Él habló contra la hipocresía de los escribas y fariseos (Mateo 23). El materialismo lo enojó por eso expulsó a los cambistas. En última instancia, ellos lo colocaron para morir. Ahí va una verdadera prueba de “su disposición.” ¿Puede haber amor para esta clase de gente? En nuestra imaginación, vemos a Jesús juntando a sus discípulos después de su resurrección, conforme Él les dice, “¡Vayan por el mundo y castiguen a los hipócritas, encarcelen al malvado, maten aquellos involucrados en asesinarme y limpien esta tierra de toda impiedad!” Usted y yo sabemos que Jesús no dijo eso. Más bien Él dijo, “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). “¿Quiere decir que tenemos que ir a quienes le pusieron la corona de espinas sobre su cabeza, los que te castigaron brutalmente, a quienes te clavaron la lanza en el costado, a quienes gozaron de verte morir?” y Él responde “Así es…a toda criatura…yo las amo a todas!” Dios no conoce a un pecador al cual no quiera salvar.

No me malinterpreten. Podemos vivir así, rechazando las propuestas del amor de Dios, podemos llegar a ser tan insensibles que pasamos el punto del no regreso espiritual; el punto en el cual podemos ser salvados. Hebreos 6:4,6 habla de aquellos tan insensibles que es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento. Efesios 4:19 habla de aquellos que perdieron toda sensibilidad: “Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”.

Sin embargo en lo que se refiere a la parte de Dios, Dios está siempre listo y dispuesto para salvar, si uno viene a Él en arrepentimiento y sumisión. Esta es una cosa maravillosa para resaltar. Los doctores podrán decir algunas veces, “No hay esperanza; no hay nada que hacer.” Pero aquellos de nosotros que compartimos el evangelio de Cristo no tenemos que decir eso. Siempre que haya aliento en tu cuerpo, siempre que tu conciencia le pueda remorder, siempre que tu corazón pueda moverse, ¡Hay esperanza! Porque Dios no conoce a un pecador al cual no quiera salvar.

IV. DIOS NO CONOCE UNA MEJOR MANERA PARA SALVAR A LA HUMANIDAD QUE LA QUE HA PROVISTO

Dios no conoce mejor manera para demostrar su amor que enviar a su Hijo. Juan 3:16. Dios te amó y envió a su Hijo. Adicionalmente, Dios no conoce una mejor forma para pedirle al hombre que responda para creer en Él, creer en Jesús y obedecer. Continuando en Juan 3:16: “. . . que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” En Hechos 2 el evangelio fue predicado por primera vez por la iglesia que nacía. En el original griego dice que la gente gritó, no es que simplemente dijeron; Que interesante, la presión del cielo hizo que sus corazones se estrujaran y reaccionaran para que se encaminaran hacia LA UNICA MANERA DE SALVAR, “¿Qué haremos?” (v. 37). Pedro dijo: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (v. 38). El versículo 41 dice: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.” El versículo 47 dice: “…Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” Y si uno cae, Dios tiene su manera de restaurar al hombre a través de la confesión, la oración, pidiendo oraciones a la iglesia si es necesario (Hechos 8:22, 23; 1 Juan 1:9; Santiago 5:16). Desgraciadamente, los hombres a menudo piensan que ellos conocen una mejor manera que la de Dios. EL PLAN DE SALVACION ES TAN SENCILLO QUE TROPEZAMOS CON SU SENCILLEZ. Constantemente me asombro como, aun en el mundo físico, se muestra que la manera de Dios es la mejor. Conforme los hombres experimentan con su manera, ellos finalmente tienen que admitir que la manera de Dios es la mejor. Esto es aún más verdadero en las cosas espirituales. Aparentemente, algunos quieren la salvación sin la cruz. Algunos quieren la salvación sin la iglesia. Algunos quieren la salvación sin el evangelio. Sin embargo, permítanme decirles, ¡La manera de Dios es la mejor! ¡La manera de Dios es la correcta! Sin embargo alguien dice, “Eso está muy limitado, decir que tiene que ser de cierta manera.” En un sentido de la palabra, el camino de Dios es estrecho. Jesús se refirió al “camino estrecho” que lleva a la vida, en contraste al camino ancho que lleva a la destrucción (Mateo 7:13, 14). Jesús dijo, “nadie viene al Padre, sino por ” (Juan 14:6). Hay solo una manera. Pero, ¿Por qué luchar? ¿Por qué no ir por el camino de Dios y aceptar sus bendiciones? Cuando nos convertimos, somos partícipes de un acto de humillación, ¿Cuál es? Aceptar que no hay camino humano para hacerlo.

Imagine que estás quebrado y sin recursos. Y alguien te dice que hay un hombre con un ilimitado suministro de dinero que va a dar a cada presente lo que necesite en unos momentos. ¿Dónde harías cola? Podrías decir, “¿No voy a ir hacer la cola porque hay muchísima gente?” “¡Sería ridículo! Me atrevo a decir que si realmente fuéramos económicamente quebrados y que podríamos tener alivio por pararnos en la fila, no discutiríamos, ni discreparíamos, ni haríamos objeciones. ¡Estaríamos en la cola esperando! Dios no conoce una mejor manera para salvarte que la manera que ha provisto. Dios ha dicho, “Aquí está el camino.” Dios nos ayude para aceptar esa manera. Hechos 4:12  “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

V. DIOS NO CONOCE UN MEJOR TIEMPO PARA SALVAR QUE AHORA

Ninguna persona debería responder sin entender lo que está haciendo, sin entendimiento del compromiso que hace. Sin embargo algunas veces queremos esperar más tiempo del que el Señor quiere que esperemos. Yo siempre en los diálogos con la gente que está interesada en conocer de Cristo, les hago esta pregunta: ¿Cuándo es el momento de recibir a Cristo? Cuando te das cuenta que lo necesitás. El libro “100 Resúmenes de Sermones Del Nuevo Testamento John Phillip” menciona algunas cosas notables que el ladrón no hizo: “Él no fue bautizado, confirmado, ni fue hecho miembro de una iglesia. Él nunca se confesó a un sacerdote aunque había muchos de ellos alrededor. El no hizo penitencia. Él no tenía ningún reclamo de carácter moral. Él no le pidió a la virgen María que orase por él, aunque ella estaba presente. El no invocó a ninguno de los santos. Él era un alma perdida camino a un infierno inminente cuando de repente, él arrojó su alma a los pies de Jesús. Se volvió a Jesús con una fe maravillosa. Y fue salvo, instantáneamente, ahí mismo y en ese momento, sobre la misma base que cualquiera es salvo. Y también recibió seguridad inmediata de su salvación. Si has aceptado a Jesucristo como tu Salvador personal, pero has sido muy tibio en su caminar espiritual con El, necesitas pedirle inmediatamente perdón y renovación. Él te perdonará instantáneamente, y llenará tu corazón con el gozo del Espíritu Santo. Entonces, necesitás iniciar un caminar diario de oración y estudio personal de la Biblia. Si nunca has aceptado a Jesucristo como Salvador, podes hacerlo ahora. Una vez lo aceptés a Él como Salvador, habrás nacido de nuevo, y tendrás el cielo tan seguro como si ya estuvieras allí

El libro de Hechos está lleno de personas que entendieron que Dios no conoce un mejor momento que ahora. Fueron en la predicación de Pedro, inaugurando la era de la iglesia, Hechos 2:41 dice, “. . . y se añadieron aquel día como tres mil personas.” En Hechos 8, se nos presenta un funcionario africano de Etiopía, que no dejó pasar la oportunidad de encontrarse con Dios. En Hechos 16:33 el carcelero y su casa fueron bautizados “en aquella misma hora de la noche,” Casi a la madrugada fue la experiencia. Ellos entendieron que Dios no conoce un mejor momento que ahora mismo.  En el libro de Hechos también hay otros que dijeron no y pospusieron su interés: Félix, Félix es feliz, pero no fue feliz porque dijo, “Ahora vete; Pero cuando tenga oportunidad te llamaré” (Hechos 24:25), y Agripa, quien dijo: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hechos 26:28). Por lo que sabemos, ninguno de estos llegó a ser hijo de Dios.

Paul Walker fue un actor famoso de 40 años, de la serie de películas Rapido y Furioso, que falleció en la plenitud de la vida, hace muy poco en un trágico accidente de auto, tras asistir a un evento de caridad de una ONG que el actor había creado para socorrer a víctimas de emergencias y desastres naturales. “Iba como pasajero en el auto de un amigo, en el cual los dos perdieron la vida”. Todos quedaron impactados y entristecidos más allá de lo imaginable por esta noticia”. Walker falleció cuando el Porsche rojo deportivo en el que viajaba se estrelló contra un árbol y se incendió, en Los Ángeles. El actor hacía una pausa por el feriado de Acción de Gracias en la filmación de la Rápido y furioso 7. Es importante no postergar la decisión más importante de la vida. El Salmo 39:7 dice, “Y ahora, Señor, ¿Qué esperaré? Mi esperanza está en ti.” Jesús dijo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4) cuando la oportunidad será pasado. 2 Corintios 6:2 dice, “Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” Hebreos 4:7 dice, “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.” ¡Dios no conoce mejor momento para salvar que ahora! Estas son las cinco cosas que sugerimos que Dios no conoce: Dios no conoce un pecado el cual no aborrezca. Pero no conoce un pecador al cual no ame. Él no conoce a un pecador que no quiera salvar. Él no conoce una mejor manera para salvar a la humanidad que la manera que ha proveído. Y Él no conoce un mejor momento para salvar que ahora mismo.

Bibliografía: La Verdad Para Hoy, Jungla semántica, Espada electrónica, ilustraciones varias de varios lados.

 

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