Cómo resolver conflictos entre hermanos
Por: Erich Bertuzzi
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UNA ESPIRITUALIDAD MAL MANEJADA, O CÓMO RESOLVER CONFLICTOS ENTRE HERMANOS
(Josué 22)
Introducción:
En este capítulo del libro de Josué vemos una historia que da cuenta cómo por malos entendidos, algo tan espiritual como un altar a Dios, termina casi en una guerra fratricida. Por un lado están los “tremendistas” y por el otro los “inocentones”. Se enfrentaron dos posiciones diferentes, dos interpretaciones. Los unos tuvieron una actitud beligerante, celo “santo” excesivo, mal entendido, y duras acusaciones. Los otros pecaron de inocentones, hicieron ostentación, no consultaron a sus hermanos e hicieron un altar en tierra ajena.
1. DESPEDIDA (v. 1-8)
b. A Transjordania (Galaad) y a Cisjordania (Canaán): (4-6, 7-8)
c. Consigna recibida:
i. Reconocimiento por fidelidad (2-3): ánimo, al que honra, honra (Ro 13.7)
ii. Disfrutar de las bendiciones (8)
iii. Amar y obedecer a Dios (5)
Josué reconoció el trabajo realizado y la fidelidad con que se hizo. A veces se peca por desagradecidos frente a los que trabajaron y sirvieron con fidelidad. Al que honra, honra (Ro 13.7). Fueron fieles y no se apartaron del compromiso hecho, y eso es digno de destacar.
Luego del servicio, viene un tiempo de descanso y disfrute de las bendiciones obtenidas, solamente que no hay que olvidarse de amar a Dios, andar en sus caminos, guardar sus mandamientos, y servirlo, empezando por el amor a Él, sin falta, que es lo primero.
Con la bendición recibida se separan, todo en paz, cada uno a su lugar, llevando la abundante provisión obtenida, que incluía ganado, joyas, alimentos, todos arrebatados al enemigo. Dios nos ha bendecido con toda bendición espiritual en Cristo Jesús, y regalado dones a todos y cada uno de nosotros
2. RETORNO (v. 9-10)
a. A sus propiedades (9)
b. Trasfondo histórico
i. Territorio: oportunismo de vieja data (Nm 32.5-7, 14, 20-22)
ii. Sacrificios: prescripción de altar único (Dt 12.11, 13-14 – Ley de la unidad del Santuario: para afirmar que el Señor es uno y manifestar la unidad del pueblo; la multiplicación de santuarios favorecía prácticas paganas, como los pueblos vecinos)
c. Altar levantado (10): los inocentones
i. Acción inconsulta
ii. Localizado en propiedad ajena
iii. Ostentación
Separación geográfica no es distanciamiento espiritual. Transjordania (Galaad) había sido concedida por expreso pedido de las dos tribus y media, bajo condiciones, las cuales se habían cumplido, aunque luego esas tribus terminarían apartándose. Fueron concedidas por excepción, no eran parte del plan original. A veces pedimos a Dios cosas que Él nos lo concede por misericordia, pero que a la postre no resultan.
Construyeron un altar grandioso, quizás para que se vea desde lejos, quizás pecando por falta de modestia, de agrandados. No midieron para nada cómo sus hermanos podrían interpretarlo, pecaron de inocentes, y lo hicieron en territorio que no les correspondía, de manera inconsulta, sin avisar ni pedirles permiso, ya que ese territorio no era el suyo. Si hubieran consultado y pedido permiso, se habrían evitado semejante disgusto que la acción ocasionó.
En ocasiones, basta que nos acaricien un poco y nos feliciten para que nos llevemos el mundo por delante.
Dentro de lo descocado y aparatoso que fue el proyecto, se escondía una buena causa: asegurar la unidad del pueblo de Dios. El río Jordán no los podría separar, pertenecían a un mismo pueblo, y estarían unidos aún en el lejano futuro. Sus descendientes, ante cualquier amago de desunión, tendrían una prueba de que todos ellos pertenecían a un mismo y único pueblo. Unidad a toda costa. Lo que para unos era un intento de asegurar la unión del pueblo, para los otros era una muestra de divisionismo.
Llegó a oídos de Israel la erección del altar, por rumor, y tremendistas que eran, se unieron todos para hacerles la guerra. Antes de averiguar bien la cosa, ya estaban listos para pelear. Celo excesivo. Celo sin ciencia. Reaccionaron carnalmente frente a un hecho religioso
3. IMPUTACIÓN (11-20)
a. Pasos tomados: los malpensados
i. Llevarse por rumores (11)
ii. Actitud beligerante (12)
iii. Comité investigador (13-14)
b. Acusación
i. Malas intenciones (16, 18, 19)
ii. Comparaciones odiosas: Balaam (17) –Nm 25.1-3– y Acán (20) –Jos 7.1-26–
iii. Ofrecimiento de espacio (19)
Enviaron a un comité esclarecedor, integrado por un sacerdote reconocido por su celo, acompañado del liderazgo más alto de la tribus, más líderes de millares. Finés no se mandó solo, ni se hizo acompañar por cualquiera, sino por el liderazgo natural y más encumbrado del pueblo.
No fueron indiferentes, ni dejaron pasar el tiempo: fueron a ellos, dispuestos a confrontarlos con lo que habían hecho. Hay problemas que se dejan estar y estar, por falta de decisión de enfrentarlos. Errados como pueden estar unos y otros, peor es dejar las cosas como están, sin intervenir, patearlo para más adelante, o simplemente evitar una confrontación para no tener un disgusto.
Asumieron al altar como un acto de traición que los dividiría, cuando en realidad pretendió ser un símbolo de unidad. En la imputación se valen de los peores ejemplos tomados de la historia (Balaam en Galaad, y Acán en Canaán). No obstante el enfrentamiento, ofrecen ayuda, brindándoles un espacio de acogida. SI hay una verdadera intención de resolver un conflicto, debe haber también una disposición para dar ayuda práctica.
4. DESCARGO (21-29)
a. Desmarque de motivaciones impropias (22, 26, 28-29)
b. Previsión para el futuro (24, 27-28)
c. Propósito unificador (25-27)
Podrían haber dicho que no necesitaban dar explicaciones a nadie, que quiénes eran ellos para pedírselas, pero no lo hicieron, sino que dieron plena cuenta de los móviles que los llevaron a construir el altar. Debemos ser humildes y rendir cuentas a fin de aclarar malos entendidos que suelen darse. Aseguran que jamás tuvieron una intención apóstata ni irreverente, sino todo lo contrario. A veces, hasta el santo mejor intencionado puede llegar a ser mal interpretado por otros.
No es descabellado pensar en el futuro, y en las generaciones por venir, de manera de asegurar que la fe no se diluya ni se pierda. Pueden los abuelos haber sido creyentes fieles, pero ¿qué de los hijos, nietos y bisnietos?, ¿siguen ellos la senda cristiana con igual consagración como la de sus predecesores? Tristemente, en ocasiones, la segunda o tercera generación vive una experiencia espiritual licuada y nominal.
5. RESOLUCIÓN (30-34)
a. Comité y asamblea satisfechos (30, 32-33)
b. Deposición de actitudes (33)
Recibida la explicación pertinente, los beligerantes se dan por satisfechos y deponen inmediatamente la actitud condenatoria que habían tenido. Cambiaron de inmediato la actitud y los planes que tenían. Ante la explicación recibida acabaron con las objeciones y se volvieron atrás, no persistieron en el enojo, encono, agresividad, ni en llevar adelante los planes funestos que traían entre manos para acabar con ellos. En ocasiones, hechas las aclaraciones pertinentes, hay creyentes que no pueden olvidar lo sucedido, y persisten con los estereotipos negativos sobre sus hermanos en Cristo. El recuerdo de situaciones vividas en el pasado puede más que el perdón franco y generoso, como el del Señor que todo les perdonó.
Solucionado un conflicto entre hermanos, se pasa hoja, ¡y a otra cosa, mariposa! No hacerlo es negar la eficacia de la cruz del Calvario, perseverar en empecinamiento, e imposibilitar la reconstrucción de una nueva relación con el hermano. Enrostrar al hermano sus errores pasados, aún cuando lo hagamos mentalmente y no personalmente, es desconocer la gracia divina que operó un día en nuestra propia vida.
Conclusión:
Veremos para finalizar cinco principios espirituales válidos que podemos extraer de esta historia bíblica, útiles para aplicar a situaciones que se dan en distintos ámbitos como en el matrimonio, una empresa, una iglesia, o un país:
1. Valoración correcta: (mi actitud) no tremendista, debemos pensar, valorar correctamente ¿se trata de algo opinable/no opinable, intencional/casual, personal/general, pecaminoso/cultural? 1º Sam 16.7 (no dejarnos impresionar por la apariencia, Dios mira el corazón). Esto puede evitar a veces una escalada innecesaria de un conflicto.
2. Confrontación inmediata: (mi acción) no siempre es bueno ir sobre caliente, pero tampoco es bueno dilatar o dejar pasar la situación; es necesario escuchar al otro, también dar explicaciones (no ser orgullosos, que no tenemos que explicarle nada a nadie); debemos ponernos en el lugar del otro (método bíblico Mt 18.15-17; 5:23).
3. Opinión rectificada: (mi opinión) una vez comprendido el mal entendido no seguir con el mismo prejuicio, recelo; debemos rectificar nuestra opinión, tenemos que pasar a pensar distinto, deponer actitudes (contrario al orgullo, autosuficiencia), tomar pasos que evidencien cambios, creer lo mejor (1 Co 13.7).
4. Unidad espiritual: unidad en la diversidad, respeto mutuo, no en toda estaremos de acuerdo, demos tomar acciones que contribuyan a la unidad. San Agustín dijo: “En lo esencial, unidad; En lo dudoso, libertad; En todo: caridad (amor)” (Ef 4:1-7).
5. Amor prevalente: por último aplicar siempre la ley suprema del amor (Mt 5.44-47), encontrarle el lado positivo (Ro 8.28); el amor cubre multitud de faltas, y sin amor nada vale.
A veces tenemos que hacer ajustes en la vida, somos inconsultos, nos metemos en territorio ajeno, tenemos prejuicios, y con nuestras acciones y actitudes producimos divisiones, aun en la iglesia misma; se generan situaciones tensas, y muchas veces no son por cosas graves, pero nuestros prejuicios, nuestros clichés, no nos permiten volver atrás y se rompe algo; se generó algo innecesario, que no tenía sentido.
Qué bueno es reconocer finalmente al otro, su buena intención, el buen trabajo hecho, el esfuerzo; que importante es volver sobre nuestros pasos u opiniones, reconocer el error o prejuicio.
Debemos enfocarnos en lo que nos une, en lo esencial, disfrutar de lo bueno, ver el lado positivo, minimizar las diferencias innecesarias, reflexionar si algo es causa válida que amerite una reacción celosa de nuestra parte; reconocer que no todo es causa par que nos separemos o enfrentemos.
Somos un solo pueblo, hijos de un mismo Padre, a quien debemos honrar. Y en cuanto dependa de nosotros, debemos estar en paz con todos, buscando lo que verdaderamente importa. Dios bendiga su Palabra.
Erich Bertuzzi
Adaptado del Pr. Federico Bertuzzi.