El rastro del dinero – Parte I
Por: Carlos Amarillo | Temas: Sermones Incómodos
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Hetty Green (Massachusetts, 1834 – Nueva York, 1916) apodada como “La bruja de Wall Street», fue alguna vez la mujer más rica del mundo y tal vez la más avara, récords de Guinness como la más tacaña del mundo. Vestía y vivía casi como mendigo. Fue una empresaria estadounidense que trabajaba principalmente en el sector inmobiliario, ferrocarriles, y en los préstamos.
Desde niña, aprendió de los negocios de su padre, que poseía una gran fortuna que ella heredó cuando tenía 30 años. Invirtió ese dinero y al momento de su muerte poseía entre de 100 a 200 millones de dólares (hoy serían de 2 a 3.8 mil millones).
Se casó a los 33 años. Se mudó a Londres y vivieron en el hotel Langham donde nacieron sus hijos Edward (1868 – 1936) y Harriet Green Wilks, (1871-1951).
Volvió a Estados Unidos, y Hetty decide separarse. En 1902 Edward muere. Hetty crió a sus dos hijos. Vivía en pequeñas habitaciones de míseros hoteles para pagar bajos impuestos. Usaba el mismo vestido para no gastar en ropa y lo lavaba solo en la parte que daba al piso para ahorrar jabón. La comida era de la peor del mercado y viajaba sin escoltas. En una ocasión, su hijo Edward sufrió una herida en la rodilla y lo llevó a una clínica de caridad. Para desgracia del chico, el médico reconoció a Hetty y exigió que la mujer pagara la consulta. Hetty se negó a hacerlo y lo atendió personalmente. Dos años después, la pierna se infectó y tuvo que ser amputada debido a la gangrena. Cuando tenía 81 años, Hetty quedó postrada y su hijo, contrató enfermeras que vestían con ropas comunes para que su madre no se diera cuenta. En su vejez, comenzó a sufrir de una hernia, pero se negó a someterse a una operación, ya que costaba 150 USD. Sufrió muchos golpes y tuvo que depender de una silla de ruedas. Hetty Green falleció a los 81 años en Nueva York. Murió cuando discutía con una criada. Fue sepultada junto a su esposo.
Tras la muerte de Hetty Green, su único hijo varón heredó parte de la fortuna de su madre y se convirtió en un millonario extravagante y por la rabia que tenía, despilfarró el dinero en fiestas, joyería, yates y diamantes.
Edward Studd había hecho una fortuna en la India como un plantador de añil y se había retirado rico. Amaba los deportes, especialmente las carreras de caballos. Dios comenzó a moverse en la familia Studd cuando un amigo, llamado Vicente, recibió a Cristo bajo la predicación de Moody. En este tiempo, Edward Studd había comprado un magnífico caballo de carreras y él entró en una carrera importante. Seguro de ganar, escribió el Sr. Vicente, «Si vos so un hombre sabio, poné cada centavo que puedas a mi caballo.» Cuando más tarde Studd encontró a su amigo le preguntó: «¿Cuánto dinero has puesto en mi caballo?» «Nada», fue la respuesta. «Tú eres más tonto de lo que pensé», Pero aunque eres es un tonto, para que veas que soy un buen deportista te invito a cenar conmigo… y luego iremos donde tu quieras» Después de la cena, el Sr. Studd preguntó: «Ahora, ¿dónde vamos a ir a divertirnos?» «Al teatro de la Reina.» «Qué!» exclamó Studd, «¿No es que allí están esos evangélicos americanos esos tipos como Moody y Sankey? Oh, no, esto no es el domingo. Vamos a ir al teatro o un concierto» «No», respondió el Sr. Vicente, «Vos sos un hombre de palabra, y me dijiste que iba a ir a donde yo quiera.
Al llegar al teatro, descubrieron que estaba tan concurrido y que todos los asientos estaban ocupadas. Al no poder entrar, estaba Studd listo para saltar al carruaje, pero su amigo Vicente no era fácil de ser disuadido, y escribió una nota a un amigo ujier, «Ven a una determinada puerta y hacenos entrar porque tengo un caballero deportista conmigo, que si no entra hoy, nunca conseguiré traerlo de nuevo, consíguenos un asiento». El acomodador les consiguió lugar frene a Moody. Sr. Studd fue cautivado. Cuando terminó la reunión, dijo: «Voy a venir y escuchar a este hombre otra vez. Él sólo me ha dicho todo lo que he hecho.» Cumplió su palabra y regresó en varias ocasiones, hasta que él se salvó profundamente. YA EL DINERO NO VOLVIO A TENER EL MISMO SIGNIFICADO PARA EL. El permitió que su riqueza fuera usada para Dios y aunque vivió solo dos años más luego de ese día, al morir alguien dijo que hizo más en esos dos años de vida con Cristo que lo que logran otros en el transcurso de toda una vida.
Luchó para dejar las apuestas. .En cuanto haya ganado un alma, no se preocupará por cualquiera de las otras cosas». Moody sabía lo que estaba hablando. Studd dejó de preocuparse por las cosas de su vida pasada. Él se retiró de las carreras de caballos, y él vendió y regaló sus caballos. Él proporcionó un área grande en su propiedad con el fin de tener reuniones evangélicas. Invitó regularmente hombres capaces de predicar a Cristo, y luego él mismo. La gente vino por centenares.
Alguien le dijo al cochero que él se había convertido en un religioso. «Bueno, señor», el conductor dijo: “Aunque es la misma piel, hay un nuevo hombre en el interior» Edward Studd estaba «en Cristo» (2 Cor. 5:17). Uno de los hijos fue un misionero a China, India y Africa.
El dinero puede servir para pagar los gastos de una boda, pero no puede comprar genuino amor; puede pagar por años de estudios, pero no comprar verdadera educación ni sabiduría; el dinero puede pagar a un doctor pero no compra la salud, el dinero nos puede llevar prácticamente a cualquier parte, menos al cielo, puede comprar prácticamente todo, menos la felicidad; muchos creen que el dinero significa seguridad no hay seguridad en el dinero, porque la Biblia habla de la decepción de las riquezas, las mismas que pueden desaparecer de la noche a la mañana, que trágico es ver cuanta gente piensa que el dinero es su seguridad, otros, en cambio, piensan que el dinero es diabólico, escuche: la Biblia no dice que el dinero sea diabólico, pero si dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
Santiago 1:9-11 Se puede saber mucho acerca de un hombre, ¿Cuál es tu reacción en lo que al dinero se refiere? Su reacción dirá mucho más que tus palabras.
Hubo un abuelito que recibió una herencia de medio millón de dólares, y su familia tenía temor de darle la noticia, porque tenía un corazón débil y la noticia podía ser fatal, así que decidieron pedirle al pastor de la iglesia para que con mucho tacto y en forma muy natural le diera la noticia, el pastor accedió y fue a ver al abuelo durante el curso natural de la conversación y en forma absolutamente casual, el pastor le preguntó: Abuelito, suponga que usted recibe medio millón de una herencia, ¿Qué haría con ese dinero? Y el viejito sin pensarlo demasiado dijo: Ah eso es fácil lo donaría a la iglesia, al pastor le dio un ataque al corazón y cayó muerto. La Biblia no dice que el dinero sea diabólico, dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
Se estima que el 80% de los divorcios, es el resultado de la mala administración del dinero en los hogares, debemos encontrar la actitud apropiada hacia el dinero, esa es la clave, debe ser la actitud, y no las circunstancias la que determina la estabilidad financiera en el hogar.
La experiencia demuestra que las familias que no pueden administrar lo poco, jamás podrán administrar lo mucho, muchos piensan que si tuvieran un mejor trabajo, o si se les aumentara el sueldo, o si de alguna manera pudieran tener más dinero, tal vez sus problemas financieros en el hogar se terminarían, pero muy frecuentemente un aumento en el sueldo, o un mejor trabajo, lo único que hace es abrir las puertas para más y más gastos, y consecuentemente, más serias deudas y más problemas. Santiago habla a hombres y mujeres acerca del dinero y menciona tres cosas:
1) Exaltación, verso 9 “El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación”. Te doy una buena ilustración de esto:
a. Sos hijo del Rey: Mirá lo que David dijo en 2 Samuel 9:11b “Dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey”. No como un huésped o invitado, sino como un hijo del rey, pudiera ser que no tengás mucho dinero en el banco, o que tu apellido no sea uno de uno los millonarios actuales, pero pertenecés a la nobleza, los humildes serán exaltados, en Cristo pertenecemos a la verdadera realeza, si es que somos salvos, nacidos de nuevo.
b. Tenés los manjares del Rey: En 2 Samuel hay una ilustración de las riquezas de los redimidos, Mefi-Boset, que era el nieto del rey Saúl, David le dice que le quiere hacer el bien, ¿Qué es lo que iba a recibir Mefi-Boset? 2 Samuel 9:7 y 10 13,
“Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa”. Ahora las órdenes de David a Siba su siervo 10 “Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos”. 13 “Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies”.
c. Estás a la mesa del rey, a la mesa del rey, cuando llegás a ser un hijo de Dios, no importa los manjares que puede tener, te sentarás a la mesa del Rey, Apocalipsis 3:20? “y cenaré con él, y él conmigo”. Salmo 23, “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores?”
d. Gozás de la fortuna del rey a Romanos 8:17 “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él”. David le restituyó su herencia, le hizo su heredero, y eso es lo que espiritualmente sucede con nosotros,
e. Te atienden los siervos del Rey ¿O no sabías que los mismos ángeles son espíritus que nos ministran? Cada uno de nosotros tenemos un ángel, que está listo a servirnos, así que, ¿De qué pobreza te quejás? Recordá a Onésimo, el esclavo que fue recibido por Filemón como hermano.
2) Humillación ¿Sabés que hay una prueba más dura que la de pobreza? Es la de la prosperidad, Sgo 1:9-10 “El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10 El pobre se regocija porque en Jesús va de los harapos a la riqueza; y el rico se regocija, ¿Por qué? Porque será humillado; esto suena extraño “Pero el que es rico en su humillación, porque él pasará como la flor de la hierba, y Santiago 2:11 “Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas”.
¿Por qué debe regocijarse? Porque a pesar de las riquezas, ha encontrado a Jesús, y a El ninguna riqueza lo puede comprar, Dios no le dice al hombre rico que renuncie a sus riquezas, porque no hay nada de malo con tener dinero.
La pobreza no es señal de santidad, vos podés ser pobre y ser malo, y no se puede generalizar diciendo que todos los ricos son malos, vos podés ser rico y ser un hombre justo y piadoso. Hubo santos de Dios completamente adinerados: Abraham, José, David, Salomón, no pensés que la gente rica, no puede ser cristiana. 2 Corintios 8:9 1 Corintios 1:5 “Porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia”.
El rico sin Cristo es más pobre que todos los pobres del mundo.
A veces es muy difícil para un rico humillarse, Jesús dice en Marcos 10.24 “Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!”
Es muy duro ser pobre, pero mucho más duro es ser rico, o sea pasar la prueba de la prosperidad, cierto es que el rico puede tener una vida más fácil, Proverbios 30:7-9 Agur, quiso ser un equilibrista, no deseaba ser rico ni pobre; un hombre rico a veces está inclinado a confiar en sus riquezas, se vuelve orgulloso, y hasta se olvida de Dios, Santiago le dice al hombre rico, salvado que debe regocijarse por tres razones:
1 Tiene una nueva posición, Para ser exaltado, necesita ser humillado, el que quiera ser líder, debe aprender a ser siervo, para llegar a lo más alto, debe empezar de lo más bajo.
2. Tiene una nueva perspectiva, Billy Sunday dice: “Si alguno pudiera llevarse su dinero, en el lugar a donde van, seguramente se les derretiría, debido al intenso calor”, ¿Por qué? Porque entiende que sus riquezas materiales son transitorias, o sea, ya no tiene su mirada puesta en lo que puede medir, o tocar o depositar en el banco. ¿Cuán rico sos? Sumá todas las cosas que el dinero no puede comprar y que la muerte no le puede arrebatar.
3. Tiene una nueva prosperidad. Santiago dice que sos rico, no por el dinero, sino porque tenés a Cristo en tu vida, hermanos en la fe, eso es prosperidad, y descubrís como el hermano pobre, que es espiritualmente multimillonario en Jesucristo, la Biblia dice que Dios creó al pobre y al rico, a los ojos de Dios el pobre y el rico están al mismo nivel; la extraordinaria verdad es que en Cristo somos uno; y Santiago sabiamente está hablando de la prueba de las cosas materiales, al hablar de la exaltación de los pobres y de la humillación de los ricos.. Mire Santiago 1:12
3) Coronación verso 12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”. Es la coronación del hombre puro.
¿Quiénes van a ser coronados? Los de corazón puro. Job dijo que después de las pruebas, él fue como oro refinado, Job 23:10; las pruebas permitidas por Dios son para purificarnos, y para mantenernos firmes.
Cuando un hombre enfrenta la prueba del dinero, sea que tenga en abundancia o no, me temo que algunos no pasarán la prueba; sí, es cierto, las cosas parecen ir muy bien para vos ahora, pero súbitamente puede haber un desastre financiero, y perder todo, hasta tu salud, te desanimás, y te enojás con Dios.
Cuando la adversidad llega, muchos fracasan la prueba, pero otros fracasan cuando llega la prosperidad, algunos que ahora son pobres, llegarán a tener riquezas, y cuando te llega la prosperidad, algo va a suceder con vos, te olvidarás de Dios, empezarás a confiar, a depender más y más de esa prosperidad: Algunos pueden manejar muy bien casi cualquier situación menos la prosperidad, se vuelven personas diferentes, no es con todos.
Algunos pasarán muy bien la prueba tanto de la pobreza, como de la prosperidad, y la pasarán porque cuando enfrenten la prueba y la tentación, se encuentran firmemente anclados en Jesucristo, y la corona de la vida que les será dada, demostrará lo que hay dentro de usted.
La coronación de un hombre purificado, tené en mente a Job y luego a José en el Génesis.
Job era un hombre próspero que de la noche a la mañana comienza a perder todo, hasta la confianza y el apoyo de los suyos.
De pronto parece inquietarse según Job 12:6, “Prosperan las tiendas de los ladrones, Y los que provocan a Dios viven seguros”, “Estruendos espantosos hay en sus oídos; En la prosperidad el asolador vendrá sobre él”. “No prosperará, ni durarán sus riquezas, Ni extenderá por la tierra su hermosura”. Job 15:21,29
La prosperidad del injusto nos preocupa y a la Biblia también, ver Lucas 12:15 “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”.
1) Los requisitos. Santiago 1:12. Esto significa el hombre que permanece firme, la tribulación produce paciencia, y paciencia significa la habilidad de tener aguante; no siempre el plan de Dios es que vayás por la vida sin ser probado de alguna manera, vos necesitás ser probado, y el requisito es que sepás soportar, no seas una persona de pensamiento inestable, decidí en tu mente ahora mismo que cuando llegue la prueba, si vas a permanecer firme.
¿Soportás la tentación? ¿Te llegará más temprano que tarde?.
2) La recompensa. Santiago 1:12. Habla de la corona de la vida, hay que incluir el articulo LA, es decir, recibirá como premio la vida que es la corona pero el requisito es soportar la tentación.
3) Los recursos. ¿Cuáles son los recursos para vivir esta clase de vida? ¿Cómo un hombre puede vivir esa vida, ya sea en una choza, o en una mansión, cuando se está presionado por los conceptos materialistas? ¿Qué clase de recursos están disponibled? Santiago 1:12 “que Dios ha prometido a los que le aman.” El recurso para vivir esa clase de vida, es el amar a Dios, verá, la razón por la que la gente ama el mundo más de lo que debiera amarlo, es porque no aman al Señor como deberían amarlo. 1 Juan 2:15: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”.
La razón por la que amamos al mundo, es porque el amor del Padre no está en nosotros.
Cada auto, tiene un panel de instrumentos donde hay luces que se encienden para avisarnos cosas, la luz roja, indica que el motor necesita aceite, ¿Qué hacés si se enciende? ¿Ponés la radio? ¿Sacás un martillo y rompés esa luz para eliminar el problema? Hay gente que se enoja con la lucecita roja, quien le informa que falta aceite en el motor, DEBE DETENERSE lo más rápido posible, en una estación de servicios y poner el aceite, e ir a su mecánico de confianza.
El amor al mundo es esa lucecita que te muestra que no hay aceite espiritual en tu motor, vos no amás a Dios, y el amor al mundo es solo la luz de advertencia que te dice que el amor del Padre no está en vos.
Vos no estás aquí para estar batallando constantemente contra el mundo, y rompiendo cuanta luz de advertencia aparezca, sino para tener el amor de Dios en vos, y cuando un hombre ama al Señor, no tiene que estar atado a las cosas del mundo, así que, el recurso para vivir esta clase de vida, es tener el amor de Dios en su corazón, solo entonces usted podrá conocer la victoria que solo Jesús puede dar.
4) Discriminación: Santiago habla de la discriminación económica,
Santiago 2:1 Santiago animaba en 1:27 a guardarse sin mancha del mundo, y en 2:1 en adelante da un ejemplo de lo que es el estilo mundano, que no ha elegido al azar. Dice: “Hermanos míos” (vv. 1 y 5), El que cree en la gloria de Cristo y así lo confiesa, ¡no se deja impresionar por las pequeñas glorias humanas! La gloria del Señor (Éx 40:34,35), nos inmuniza contra anillos de oro y ropa espléndida (vv. 2,3).
OTRO CASO: Santiago 4:13-17, este es un pasaje que tiene que ver con el futuro. Cuenta la historia de un hombre de negocios que estaba haciendo planes para su futuro, en esta historia, vamos a descubrir tres grandes errores que comete este hombre, y vamos a aprender de esos errores y vamos a aprender cómo enfrentar esos errores, no solo como familia, sino también como individuos.
5) Planificación sin Dios pagana, egoísta y egocéntrica: Santiago 4:13, dice: “Ese es el lugar a donde quiero ir”. Tiene el tiempo y el lugar, y planifica procedimientos, voy a comprar y a vender; evidentemente conoce su mercadería y conoce el mercado.
6) Especulación: Santiago 4:13-17 Este hombre presupone o especula que tendrá un mañana. Sgo 4:15, “En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. En el versículo 14 leemos: “Cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”.
7) Dilación, postergación perezosa. Veamos Santiago 4:16-17, “Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias, toda jactancia semejante es mala, al que sabe hace lo bueno y no lo hace le es pecado” Conocer la voluntad de Dios es una cosa, hacerla es otra no es suficiente el conocer la voluntad de Dios, es doblemente trágico cuando no la hace.
Prosperidad:
1) La prosperidad está basada en una sabia administración, en el adecuado uso de los recursos disponibles, y en la capacidad creadora. La prosperidad no viene sola, siempre va acompañada de una celosa obediencia de las leyes morales y espirituales, la prosperidad es fruto de la justicia y la solidaridad humana.
Toda prosperidad material que no va a acompañada de prosperidad espiritual, lleva en sí misma la levadura de la corrupción, y se estará edificando sobre la arena.
Cada uno de los 10 mandamientos tiene su repetición en el NT, No hurtarás, está en Efesios 4:28
“El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”.
Hay tres ideas acá: a. El cristiano no debe progresar ilícitamente, b. Debe esperar progreso en la medida que trabaje; c. su meta en esa prosperidad es la posibilidad de ayudar a otros.
“Te sacaste la grande”, era un refrán viejo que daba la idea de la suerte o la posibilidad instantánea de progresar.
2) Hay que practicar el contentamiento. El contentamiento es una actitud hacia la vida. Es saber cuál es el plan de Dios para mí y dónde estoy ubicado con respecto a ese plan. Debemos responder a la pregunta: ¿dónde quiere Dios que yo esté (por ejemplo, económicamente) en este momento? Hace muchos años Andrés G. Panasiuk publicó un artículo muy interesante, hablaba de los franciscanos y los rockefellers.
La confusión surge como consecuencia de dos tendencias filosóficas extremas y opuestas. «Los franciscanos» (o seguidores de la filosofía financiera que quiere imitar a San Francisco de Asís), y «los Rockefellers» (los que tratan de imitar el estilo de vida del famoso millonario).
El franciscano cree que Dios nos ha llamado a una vida de privaciones y pobreza. Cree que el dinero es la raíz de todos los males y que cuanto más pobre se es, más espiritual. Tiene en mente a personas como Jorge Müller o la madre Teresa de Calcuta, y se opone acérrimamente a todo símbolo de materialismo en su vida familiar.
El rockefeller, se aferra a la idea de que somos «hijos del Rey» y que debemos vivir como tales. Hace énfasis en versículos bíblicos que hablan sobre la prosperidad, y está dedicado a la tarea de arrebatar las riquezas de manos del mundo para llevarlas al Reino.
Ambos tienen razón y, al mismo tiempo, ninguno la tiene.
El problema de los franciscanos. Dios se opone a una vida entregada al materialismo, pero Dios llama a todos los creyentes a una vida de pobreza. Dios llamó a Jeremías a vivir y morir por Él en la más absoluta miseria. Pero a Ester para ser una princesa en el palacio real. Jesucristo llamó al joven rico a vender todo y darlo a los pobres, pero no le dijo a Nicodemo. Pedro, Pablo y los apóstoles fueron llamados a vivir y morir en persecución y pobreza, pero Teófilo y Filemón eran cristianos con poder y dinero en el Imperio Romano.
Los bienes materiales son una herramienta que Dios pone en nuestras manos para cumplir los propósitos divinos. Es la actitud que nosotros tenemos con respecto a esos bienes lo que marca la diferencia entre una vida que glorifica a Dios y una que no.
Si la pobreza fuera un símbolo de espiritualidad, ¡el 80% del mundo sería espiritual! La pobreza también tiene su lado amargo y peligroso. ¿Cuántas veces hurtamos, mentimos o hacemos cosas deshonestas con la excusa de que somos pobres o bajo la presión económica?
En realidad, la pobreza no tiene nada de «santa» y conlleva tantas tentaciones, frustraciones y violencia como la riqueza. El problema no radica en la cantidad de dinero que manejamos; la clave está en la actitud de nuestro corazón.
El problema de los Rockefeller está en mayor peligro. Esta «teología del egoísmo» puede afectar nuestra relación con Dios: los latinos, por naturaleza, nos relacionamos con Dios de una forma materialista y egocéntrica. Desde pequeños hemos aprendido a acercarnos a Dios primordialmente para pedir. La «teología del egoísmo», nacida en el centro mismo de una sociedad de consumo, «consume a Dios». Entiende a Dios como un «proveedor de servicios»: el centro de mi relación entre Dios y yo, ¡soy yo! Entonces, creemos que. «Dios existe para servirme a mí», «para salvarme a mí», «Dios existe para amarme a mí», «perdonarme a mí», «Dios existe para sanarme a mí y darme a mí lo que yo le pida».
Por eso nos enojamos tanto cuando Dios no se porta como se supone que tiene que hacerlo, cuando Dios no sana a quien se supone tiene que sanar o no nos da lo que se supone nos tiene que dar! Tratamos a Dios como si fuera el genio de la lámpara de Aladino, y contamos nuestras bendiciones en términos materiales y positivos. Creemos que la bendición de Dios se debe manifestar en cosas y en situaciones buenas y agradables. Sin embargo, Dios dice claramente «todos los llamados de mi nombre, para gloria mía los he creado.» (Is. 43:7). Nosotros existimos para servirlo a Él, para amarlo a Él y para darle a Él todo lo que nos pida. «En ninguna parte se nos dice que para servir a Dios tenemos que vivir como reyes», (manifiesta Larry Burkett). «Al contrario. La Palabra nos advierte acerca de que la preocupación y el amor por los bienes de este mundo pueden llegar a ser una de las amenazas más importantes para nuestra vida espiritual». «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él». (1 Jn. 2:15). Jesucristo nos dice: «Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lc. 12:33, 34).
Contentamiento no significa resignarse a quedarse donde uno está ubicado económicamente. No debemos interpretar mal 1 Timoteo 6:8, o nos puede llevar a la vagancia y la holgazanería, ¡que también son pecados!
El contentamiento es una actitud hacia la vida. Es saber cuál es el plan de Dios para mí y dónde estoy ubicado con respecto a ese plan. Debemos responder a la pregunta: ¿dónde quiere Dios que yo esté (por ejemplo, económicamente) en este momento?
Si vos sabés que Dios quiere que vos estés, si sabés que el propósito de Dios es que vos hagás dinero, y lo estás cumpliendo, podrás encontrar alegría y tranquilidad en su trabajo. Pero si tu cristianismo es sólo una pintada por encima de tu materialismo, entonces uno de los primeros síntomas es la ansiedad. Ansiedad porque quiere estar en un nivel social más alto que aquel donde Dios lo ha puesto. Si te rebelás contra la voluntad de Dios, tenga poco o mucho siempre querrá más. En el África, el hombre de la tribu que tenía casa de lodo la quería de ladrillo, y el que tenía techo de paja, ¡lo quería de chapas de zinc! El Señor, en su soberanía, llama a algunos a vivir vidas económicamente restringidas, y a otros a ganar grandes cantidades de dinero, todos con un propósito (2 Co. 8:13-15).
El secreto del contentamiento en la vida del cristiano no está en decidir hacerse un vago o tratar de disfrutar la vida viviendo como reyes, sino en entender, aceptar y obedecer la voluntad económica de Dios para mi vida, a corto y largo plazo. Es deshacerme de lo «mío» y entender que todo es de Dios.
«Sean todas vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, porque él dijo: No te desampararé ni te dejaré» (He. 13:5).
Bibliografía: Revista Apuntes Pastorales, Rockefeller y Franciscanos de Andrés Panasiuk, Estudios sobre Santiago de Adrián Rogers en El Amor que vale, Los grandes temas de Salvador Dellutri, ilustraciones sacadas de Internet, y Espada Electrónica.