13 marzo, 2016

En Cristo tenemos – Romanos 8 – Parte V


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8) Una salvación que jamás podrá perderse. “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna”. 1 Juan 5:13

Ahora veamos Juan 10:27-29 y 6:37-39. El llamado de Dios no puede ser revocado. Su herencia no puede contaminarse. Su fundamento no puede conmoverse, ni sacudirse. Su sello no puede ser roto ni violado.

“Si el hombre no vive de forma diferente a como vivía antes, tanto en su hogar como fuera de él, necesita arrepentirse de su arrepentimiento anterior, pues su CONVERSION ES PURA FICCION. No solo debe cambiar la conducta y lenguaje, sino también el espíritu y el temperamento. Morar bajo el poder de cualquier pecado conocido, es una señal de servidumbre al pecado. Los verdaderos siervos del Señor son aquellos que se apartan del mal y obedecen”, Carlos Spurgeon.

En 1735 en el barco Simmonds partieron de Inglaterra hacia Georgia, el segundo contingente de Moravos (grupo misionero cristiano), en él iba también un sacerdote anglicano llamado John Wesley siendo muy joven. Una fuerte tormenta azotó el navío, el sacerdote era el capellán, pero estaba más preocupado en su propia vida que por la de sus compañeros de viaje. El palo mayor se quebró y creció el pánico, la gente se calmó al ver que los moravos cantaban, dando testimonio de que no tenían miedo alguno a la muerte. El sacerdote comenzó a dudar allí de la profundidad de su fe. En tierra americana conoce al Pastor moravo Spangenberg y se produce este diálogo: El alemán pregunta: ¿Tienes el testimonio dentro de ti? ¿Te da testimonio el Espíritu de Dios a tu espíritu de que eres hijo de Dios? Wesley no sabía cómo contestar, sorprendido el alemán se dio cuenta y preguntó: ¿Conoces a Jesucristo? Sé que es el Salvador del mundo. Pero, ¿sabes que te ha salvado a vos? Tengo la esperanza de que muriera por salvarme. Pero ¿Lo sabes? Si, lo se. Esto está en el diario íntimo de Wesley, luego él agregaría: “Pero me temo que lo que dije no fueron sino palabras vacías”.

La verdadera salvación jamás puede perderse. ¿Por qué?

1) El carácter del Pastor. El pastor tiene el deber de protegernos y cuidarnos. Si Él nos perdiera violaría Su carácter y habilidades divinos. El Pastor: Guía, conforta, está y da aliento, Isaías 40:10-11, dice: “He aquí Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las  recién paridas”. Juan 10:11 dice: “Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas”, Mateo 9:35-36 dice: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. Los que tienen problemas con la doctrina de la seguridad eterna, tienen un concepto distorsionado de lo que sucedió en la cruz. Al pensar en el Calvario y en el precio que fue pagado por el Pastor, para que yo obtuviera la vida eterna; la idea de tener autoridad o poder para deshacer todo eso parece inconcebible. Lo que un individuo crea acerca de lo que sucedió en la cruz determina lo que cree acerca de la seguridad eterna.  En la cruz el Señor Jesucristo llevó nuestro pecado y nos dio su justicia, 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.

Cuando creemos en Cristo recibimos su vida, y El perdona la deuda de nuestro pecado. La muerte de Cristo fue un acto de carácter permanente y gracias a ello también los resultados son el perdón y la vida eterna, Juan 6:40 “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.  Nuestra fe en la muerte de Cristo en la cruz como pago por nuestro pecado nos asegura la vida eterna.  

La fe es el medio por el cual la obra salvadora de Cristo se aplica al individuo y somos salvos al creer que la muerte de Cristo en la cruz cubrió el pago total del pecado. La base bíblica que explica esto, y se repite muchas veces mencionando la fe junto con el perdón y la salvación es: «Creer en».

Los escritores bíblicos usaron una frase nueva para comunicar este mensaje singular Juan 6:40 y 1:12; “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”; Juan 2:23 “Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.)”  

Es algo más que creer en su existencia como yo pudiera creer en San Martín o Sarmiento. Por experiencia sabían que Cristo estaba invitando a los pecadores a depositar su confianza en el Pastor, su vida, sus palabras y, en su muerte como el pago total por el pecado. ¿Qué pasa con los pecados que cometemos después de ser declarados libres de culpa o ser salvos?»  Repregunto: ¿Cuáles o cuantos pecados tuyos llevó Cristo en la cruz hace dos mil años?

Yo nací en 1954, y nací de nuevo en 1968, al nacer de nuevo tuve mis pecados perdonados ¿y después? DESPUES TAMBIEN. Que fácil, el saber que serás perdonado no es piedra libre para pecar (¿perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? Rom 6:1 En ninguna manera). AL CONTRARIO, quien sabe cómo fue perdonando, NO QUIERE PECAR.

Pero Dios nos declaró libres de culpa basándose en lo que hizo su Hijo una sola vez.

Roberto Clark, dijo estas hermosas palabras: «En su vida, había mansedumbre sin debilidad, ternura sin flaqueza, firmeza sin aspereza, amor sin sentimentalismo, santidad sin santurronería, humildad sin bajeza, verdad sin error, entusiasmo sin fanatismo, pasión sin prejuicio, una mente celestial sin el olvido, libre de preocupaciones sin negligencia, servicio sin servilismo, auto exaltación sin egoísmo, juicio sin severidad, seriedad sin pesimismo, y misericordia sin suavidad».

En Mateo 7:21-23 tenemos evidenciado el carácter de este Pastor: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23  Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”  

2) El carácter de las ovejas (verso 27) “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”, le siguen sin excepción, no escuchan la voz de los extraños, solo la Suya. Ocasionalmente pueden tropezar y caer, saben seguir adelante y a quien seguir.

a) Las ovejas no tienen defensas. Casi todos los animales de la creación las tienen: Garras, dientes, color, velocidad, fuerza o sentido de la orientación. Las ovejas son débiles, lentas, torpes, no gruñen, y su única protección es el pastor que las guía.

b) Las ovejas se asustan fácilmente. El susto las lleva a poner en peligro su vida. El  pastor las mantiene en calma, les canta, está con ellas, silba, etc.

c) Tienen dificultades para encontrar agua y pasto tierno. Dependen del sostén del pastor, pueden comer hierbas venenosas y morir, o ser lastimadas por espinos. Por eso el Salmo 23 nos habla de aguas de reposo, donde no había correntada fuerte, y de delicados pastos, es decir pastos tiernos.

d) Tienen mal sentido de la orientación. Se extravían fácilmente. Los creyentes igual, no puedo yo ser mi propio guía, debo atender la voz del Pastor.

e) Las ovejas no pueden asearse muy bien. El pastor las mantiene limpias. Nuestra naturaleza es ser sucios, mugrientos. El Pastor nos limpia.

Después de la Primera Guerra Mundial, cientos de soldados franceses conmocionados por explosiones no podían recordar quienes eran. Los registros militares eran tan deficientes que no servían de ayuda. ¿Cómo podrían estas víctimas de la amnesia recordar sus nombres y ser reunidos con sus familiares? Alguien sugirió que se hiciese en París una reunión de identificación y que fuese anunciada en toda Francia. El día que tuvo lugar la reunión, miles de personas se congregaron en una gran plaza de París, y uno por uno, los aturdidos soldados subieron a una tarima alta y preguntaron llenos de ansiedad: “Por favor, por favor, ¿Puede alguien decirme quién soy?”. No se puede menoscabar la importancia de la identidad personal. Pero es mucho más importante nuestra identidad espiritual. No somos producto accidental de un proceso impersonal y no inteligente de la evolución. Somos creación de Dios, hechos a su imagen. ¿PUEDE ALGUIEN DECIRNOS QUIENES SOMOS?  Dios solo lo puede decir con precisión. O somos ovejas sin pastor, o somos ovejas bajo el cuidado del Pastor. O somos extraños no perdonados o somos hijos de Dios miembros de su familia. Efesios 2:19 dice: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino que sois conciudadanos de los santos, y miembros  de la familia de Dios,”

Una dificultad muy frecuente es definir el alcance de la gracia. Veamos el carácter de las ovejas de Corinto, y recordemos algunos de los lamentables pecados que había allí, donde estaban muchos creyentes: Inmoralidad, lujuria, pleitos y juicios en los tribunales, hechicería, divisiones, herejías sobre la resurrección, borracheras, abusos en la Cena del Señor.

¡Era demasiado! ¡Qué poca evidencia de cristianismo tenían! ¿No hubiera sido mejor decirles que se estaban yendo directamente al infierno? Pero no, veamos 1 Corintios  1:4-8. En el verso 8, leemos: “El cual” (Jesucristo) “también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo”. 1º Corintios, es uno de los libros más duros de explicar en toda la Escritura por aquellos que piensan que la salvación puede perderse. Alguno viendo el verso 8 diría que estos hermanos serían confirmados hasta el fin, mientras se mantengan viviendo para Dios. Pero estos cristianos habían permitido que se practicara la inmoralidad, se demandaban judicialmente en lugar de arreglar sus asuntos entre ellos, abusaban en la Cena del Señor con grandes comilonas y excesos de bebida, etc. A esta gente, Pablo les dice que Dios “los confirmará hasta el fin”, y agrega en el verso 9 “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

En 1 Corintios 3:11-15, se nos dice que hay un solo fundamento, y ese es Cristo, y que todos estamos construyendo sobre este fundamento. Algunos ponen cosas valiosas sobre el mismo, como oro, plata y piedras preciosas, mientras que otros ponen madera, heno y hojarasca. En el día del juicio, el fuego quemará algunas obras, pero no al hombre.

Dios, pedirá un día cuentas a los cristianos. Los carnales (creyentes flojos e inmaduros) rendirán cuenta por el mal uso que hicieron de la gracia de Dios. ¡Van a sufrir una gran pérdida, pero serán salvos! ¿Dónde lo dice? 1 Corintios 3:15, “… él mismo será salvo, aunque así como por fuego”.

La Biblia declara que existen tres clases de personas en el mundo: Los no cristianos, el cristiano carnal y el cristiano espiritual. Algunos tienden a eliminar el grupo de carnales, empujándolos hasta el grupo de no creyentes. ¿Cuál es la explicación que a veces se da? Que tal vez algún día fueron creyentes, pero ahora no lo son. ¿Cuál es la solución para el creyente carnal? Necesitan que se les enseñe acerca de la gracia y la llenura del Espíritu, o gobierno de Dios en sus vidas, no que se los apañe para que sigan mal.

En 1 Corintios 1:11-12, 3:1-4; 5:1-13, etc. descubrimos que en ese grupo de ovejas había serios pecados, que Pablo denuncia y reprende con energía, pero a pesar de ello les dice: “¿Ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios y que no sois vuestros?” 1 Corintios 6:19-20.

La suma de las cosas malas que había en ese redil de ovejas no pudo desterrar al Espíritu Santo. Esa grey seguía siendo “templo de Dios” (3:16), es decir, los pecados entristecen y apagan al Espíritu, pero, ¡No lo aparta de nosotros!

3) La definición de vida eterna. (verso 28). “Yo les doy vida eterna”. ¿Cuánto dura la vida eterna? PARA SIEMPRE. Hablar del final de la vida eterna es una contradicción de términos. El nuevo nacimiento es para vida eterna. Ver Juan 3:14-16, 3:36, “El que cree en el Hijo tiene vida eterna”; 5:24, “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna”; 6:40, 47, Romanos 6:23, 1 Juan 2:25, 5:11-13.  La vida eterna es la vida de Cristo en nuestro ser, y porque es eterna no puede interrumpirse. Juan 10:28 dice: “No perecerán jamás”.  El que cree tiene vida eterna, no dice tendrá. Comienza en el mismo momento de nuestra conversión. Una vida con duración infinita y sin límites.

¿Qué es la vida eterna? Yo creía que la vida eterna es lo que le sucede a nuestra alma después de que nuestro cuerpo muere. Muchas personas realmente no saben lo que es la vida eterna, y les basta el poder llegar a saberlo hasta que mueran.  El problema es que si esperamos a morir para saberlo, será ya demasiado tarde, y nos sucederá lo que al hombre rico del que habla Jesús en Lucas 16:19-31. Dios quiere que sepamos lo que es la vida eterna y que la recibamos hoy, no hasta que muramos. ¿Queres SABER que es la vida eterna  y como obtenerla? Jesús lo dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Juan 17:3 La vida eterna ES conocer al ÚNICO Dios Verdadero, al de la Biblia, y a su Hijo Jesucristo a quién Él envió para salvarnos de la paga del pecado, que es la muerte eterna. Cuando conocemos al Dios verdadero y a Jesucristo como Salvador y Señor, obtenemos la vida eterna, la cual empieza en el momento que reconocemos esta verdad. TENGALA YA.

4) La vida eterna es un regalo. No se hace nada para ganarla, es un regalo. NO hemos hecho nada para ganarla, y no podemos hacer nada para conservarla. A través de la historia, hay tres posiciones que el hombre ha asumido en cuanto a cómo llegar a ser salvo:

a) Posición 1: La salvación es trabajo del hombre para Dios. Si ves que vienen a tu casa de dos en dos vendiéndote una revista, ellos no van a tu casa porque te quieren, es porque ellos creen que haciendo eso, reciben salvación. O si otros te reclaman que tenés que guardar el sábado para salvarte, no lo creás, solo Cristo salva.

b) Posición 2: La salvación es obra conjunta de Dios y el hombre. Muchos creen esto. ¿Pero cuánto es lo que tiene que poner Dios y cuánto lo que tiene que hacer el hombre? Nadie lo puede responder. Una vez que introducimos a las buenas obras en el proceso de la salvación, la salvación deja de ser sólo por fe; es por fe y obras. El hecho de implicar que la salvación se mantiene gracias a las buenas obras (o por no pecar) se traduce en tratar de llevar sobre nuestros hombros la carga cotidiana de nuestra salvación. En ese caso en el cielo habría lugar para gloriarse (No por obras para que nadie se gloríe). Nuestra salvación está basada sólo en la fe y no en una combinación de fe y obras. Debido a la permanencia de nuestra salvación no tenemos la menor duda de la seguridad eterna.  Los creyentes que están inseguros de su relación con Dios tienen dificultad en compartir el amor de Dios con otras personas. Con frecuencia les es imposible hacer otra cosa que concentrarse en sus luchas.

c) Posición 3: La salvación es el trabajo de Dios solo a favor del hombre.

DAVID: Algunos mencionan siempre el Salmo 51:11, “…no quites de mi tu santo Espíritu”. Esto se explica porque David, quien había pecado gravemente, era alguien que pertenecía al antiguo pacto, su vida no era morada del Espíritu de Dios, ya que todos los que vivieron antes de Cristo, el Espíritu descendía sobre ellos y cuando pecaban, el Espíritu se iba de ellos. No ocurre lo mismo después de la cruz, ya que los verdaderos creyentes somos morada permanente del Espíritu de Dios. La presencia del Espíritu en mi vida no depende de mí, sino de Cristo. Mi pecado entristece al Espíritu y lo apaga también. Eso hace que la vida cristiana pierda su brillo en el creyente desobediente. El hecho de que el Espíritu no nos abandone cuando pecamos no es un permiso para pecar, si nos enseña a que luego de convertirme, hay peligro de caer. Leer 1 Juan 1:8-10. Si rechazamos la seguridad eterna, varias cosas van de por medio.

En primer lugar, nuestra seguridad. Si nuestra salvación depende de cualquier otra cosa que no sea la obra consumada por Cristo en la cruz, será difícil vivir con mucha seguridad. Donde no existe seguridad de haber sido aceptados por Dios, no habrá paz; donde no hay paz, no hay gozo; donde no hay gozo existe un límite para amar incondicionalmente. Una persona que no tiene seguridad podríamos decir que está motivada parcialmente por el temor. El amor y el temor no se mezclan, pues uno tiende a diluir al otro; más aún, el temor se convierte en preocupación. Seamos realistas por unos momentos. Si mi salvación no es un asunto que ha quedado resuelto, ¿cómo podré yo no estar afanado por algo? (Filipenses 4:6). La falta de seguridad contribuye a la falta de confianza plena.

Pablo dice que somos salvos por gracia (Efesios 2:8-9), o sea, que el instrumento de la salvación es la gracia. Dios ideó un plan y lo llevó a cabo por medio de Cristo. Nosotros no tuvimos parte ni merecíamos parte alguna de él; fue por gracia de principio a fin. Somos salvos por gracia por medio de la fe. La frase «por medio de la fe» es importante pero con mucha frecuencia no se entiende bien. «Por medio» es traducción del término griego diá, que tiene la idea de un «medio» o «agencia». La fe fue el agente por el cual Dios pudo aplicar su gracia a la vida del pecador.  

 

La fe es simplemente la manera en que nosotros decimos que sí al don gratuito de vida eterna que proviene de Dios. La fe y la salvación no son la misma cosa, tal y como un regalo y la mano que lo recibe no son lo mismo. La salvación es independiente de la fe. Por consiguiente, Dios no demanda una actitud constante de fe a fin de que seamos salvos -sólo un acto de fe en Cristo. Vos y yo no somos salvos porque tengamos una fe que perdure sino porque en un momento dado expresamos fe en nuestro Señor.

Notemos cómo termina Pablo el pasaje de Efesios 2:8-9: … “es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe” «La salvación, dice Pablo, es un don, un regalo». No sé qué pensás, pero yo he aprendido que un regalo que se le quita a alguien no es regalo (sería un préstamo provisorio).

Los regalos verdaderos son obsequiados sin condiciones. Pero quizá vos digás: «¿Qué pasa si lo devuelvoPodemos devolver algo sólo si quien lo obsequió lo acepta. En el caso de la salvación Dios tiene una política estricta de no permitir devoluciones.

Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, ¿por qué desearía recibir lo que vino a obsequiar?  ¿Y la fe? La fe es nuestra forma de aceptar el regalo de Dios; son nuestras manos espirituales por las cuales se recibe el regalo en un momento dado. Más aún, la fe salvadora no forzosamente es una actitud sostenida de gratitud por el don de Dios, sino un momento particular dentro del tiempo cuando tomamos lo que Dios ha ofrecido. La vida eterna se recibe por gracia por medio de la fe.

Es una transacción que se hace sólo una vez y que no puede deshacerse. Gracias a la naturaleza de la gracia de Dios una vez que somos salvos permanecemos salvos.

5) La veracidad de Cristo. (verso 28). “Y no perecerán jamás”. Si los creyentes pudieran perecer, Cristo nos habría mentido, y esto no puede ser. DIOS NO MIENTE. En Apocalipsis Jesús se presenta como “el Santo, el Verdadero”. Tito 1:2 dice: “En la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos”. Marcos 12:14 dice: “Maestro, sabemos que eres hombre veraz…”. Juan 3:33 dice: “El que recibe su testimonio, este atestigua que Dios es veraz”. Romanos 3:4 dice: “…antes bien sea Dios veraz y todo hombre mentiroso”.

6) El poder de Cristo. (verso 28). “Ni nadie las arrebatará de mi mano”. No depende de nuestra débil sujeción a Cristo, sino de la firmeza inmutable con que Él nos sostiene.

a) Sanó enfermos, Lucas 8:43-46.

b) Levantó a los muertos, la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Naín, su amigo Lázaro.

c) Caminó sobre el mar, y luego permitió que Pedro lo hiciera también.

d) Calmó la tempestad, Lucas 8:23-25.

e) Fue poderoso al enseñar las verdades del cielo, Sermón del Monte, parábolas, etc.

f) Demostró gran sabiduría al vencer argumentos tramposos, (Dad al César, la mujer de Juan 9, etc.).

g) Poderoso para vencer el pecado, la muerte y a Satanás, Hebreos 4:15.

7) El poder del Padre. (29) “Mi padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi padre”. TENEMOS DOBLE PROTECCION. Pablo dijo lo mismo en Romanos 8:38-39. La SALVACION ESTA ETERNAMENTE ASEGURADA.

a) El Padre hizo el universo, Génesis 1:1.

b) Hizo la maravilla del ser humano, Génesis 1:26.

c) Sacudió el mundo con un diluvio universal, Génesis 6.

d) Formó un pueblo especial donde nacería el Mesías.

e) Formó un familia sin igual, Efesios 2:19.

f) El poder del Altísimo cubrió con su sombra a María para que concibiera sobrenaturalmente Lucas 1:35.

Romanos 8:31, nos dice que el poder del Padre es lo mayor del universo. Dios es más fuerte que Satán y todos los demonios juntos, nunca podrá arrancarnos de la mano de Dios, Dios es más fuerte.  

 

En 1937 empezaron a construir el formidable puente conocido como Golden Gate o Puerta Dorada, en San Francisco, California. Lo construían muy alto sobre turbulentas y peligrosas aguas, muchos de los trabajadores tenían miedo de caerse, y ese mismo miedo fue la causa de muchos accidentes fatales, aunque el presupuesto para el puente fue de 77 millones de dólares entonces, al construir la primera sección no usaron una red de seguridad para los trabajadores, y 23 de ellos murieron al caer a las aguas.

En la segunda sección  invirtieron 100 mil dólares en una red de contención, y aunque 10 trabajadores cayeron la red les salvó la vida, y el trabajo avanzó rápidamente porque los obreros confiaban en la red de seguridad en caso de caer, con la red el trabajo se aceleró en un 25% porque sabían que a unos pocos metros debajo de ellos, algo parecido sucede con los hijos de Dios, cuando sabemos que el futuro es seguro podemos concentrarnos en el presente.

1 Juan 5:13, nos da esa seguridad para nuestro presente.

Si uno de los salvos se perdiera, eso significaría:

Que el Padre ha sido derrotado en sus propósitos.

Que el Hijo ha sido desilusionado porque su sangre no tuvo eficacia salvadora.

Que el Espíritu Santo ha sido desanimado por no haber podido completar aquello que empezó, según Filipenses 1:6.

Reformar las vidas sin transformarlas, conduce a una mayor degradación, y finalmente a la condenación. Lucas 11:24-26.

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