10 noviembre, 2019

Jesús regresa – Parte 4


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A lo largo de la historia ha habido muchos que han procurado conquistar y gobernar el mundo y los tronos terrenales. El primer usurpador fue Satanás. Después de rebelarse contra Dios, y ser expulsado del cielo con sus secuaces (Lc. 10:18; Apoc 12:3-4) es llamado el “dios de este siglo” pero nunca rey (2 Corintios 4:4). Él sirvió de inspiración a muchos seres humanos a emprender la conquista, hombres como Nimrod, Nabucodonosor, Darío, Alejandro Magno, los emperadores romanos, Atila el huno, Gengis Kan, Napoleón, Lenin, Stalin y Hitler.
El Anticristo en un tiempo muy cercano al nuestro emergerá como el más poderoso de todos los conquistadores humanos dirigidos por Satanás. Todos estos hombres, y muchos más, tienen algo en común: Han fracasado. Solo uno tiene el derecho, el poder y la autoridad para gobernar la tierra: El Señor Jesucristo, desalojará al usurpador, y sus rebeldes seguidores, de lo que por derecho le pertenece. Ningún otro es digno de gobernar el mundo, ningún hombre, ningún ángel caído o fiel. Apocalipsis 5 presenta a Jesucristo, el legítimo gobernador de la tierra, quien redimirá al mundo, Él es el tema determinante de la segunda visión que Juan tuvo del cielo.
Los sucesos de Apocalipsis 5 ocurren inmediatamente después de Apc 4, ojo porque en el resto del libro, los acontecimiento no son lineales, se vuelve hacia atrás con los hechos. El escenario, el trono de Dios en el cielo, están presentes los querubines, los veinticuatro ancianos, y el Espíritu Santo en plenitud (4:5). Lo descrito en estos dos capítulos anuncian el juicio divino a punto de derramarse sobre la tierra rebelde que rechazó las ofertas de gracia divina (caps. 6-19). Asombrados por la majestad del trono de Dios, los querubines y los ancianos comienzan una serie de himnos de alabanza (Doxología) a Dios. Esos himnos celebran a Dios como Creador (Apoc 4) y Redentor (5), y se regocijan porque Él está a punto de recuperar lo que legítimamente le pertenece.
Este momento ha sido anhelado por los cristianos (Efesios 1:14) y toda la creación (Romanos 8:19-22). El verbo vi o miré presentan las diversas escenas descritas en este capítulo (v. 1, 2, 6, 11) y subraya la función de Juan como testigo.
En su visión, Juan vio “en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos”. Dios extendió la mano, por decirlo así, y tenía en ella un libro, Biblion o un rollo (cp. 6:14). ¿Qué es un rollo? Es un pedazo grande de papiro o piel de animal, enrollada desde los dos extremos hacia el medio.
Este rollo no era un testamento, sino un documento legal o contrato. El doctor Robert L. Thomas explica: “Este tipo de contrato se conocía por todo el Oriente Medio en los tiempos antiguos, y los romanos lo usaban desde la época de Nerón. Todo el contrato se escribía en las páginas interiores y se sellaba con siete sellos. Entonces el contenido del contrato se describía brevemente por la parte exterior. Todo tipo de transacciones se efectuaban de esa forma, entre ellas los contratos de matrimonio, los contratos de alquileres, la liberación de esclavos, las facturas de contratos y fianzas”. Esto era también de una práctica hebrea. El documento hebreo que tenía mayor parecido a este rollo era un título de propiedad que se doblaba y se sellaba, con tres testigos. Una porción del texto se escribía, se doblaba y se sellaba, con un testigo diferente firmando en cada doblez. A mayor número de testigos, mayor era la importancia que se le concedía al documento. (Apocalipsis 1-7: Un comentario exegético Chicago: Moody) Jeremías 32 presenta una buena ilustración del uso de tal documento. Cuando antes de la caída de Jerusalén, un primo de Jeremías le vende un terreno donde había nacido Jeremías. Él sabía que Jerusalén sucumbiría ante el ejército babilónico. Dios le dijo a Jeremías que comprara ese campo como señal de futura restauración de la nación (Jeremías 32:6-7,15). Jeremías 32:9-15 da los detalles de esa compra.

El libro que Juan vio en la mano de Dios es el título de propiedad de la tierra, que le dará a Cristo. Este documento legal, da los detalles descriptivos de cómo Cristo recobrará su legítima heredad, son los juicios divinos que estaban por derramarse sobre la tierra, comenzando con los juicios de los 4 caballos, uno por cada sello, del uno al 4, (Apoc 6:1ss).
Es un rollo de condena y juicio, pero también un rollo de redención. Dice cómo Cristo redimirá al mundo del usurpador, el okupa Satanás, y los que han colaborado con él.
Apocalipsis 5 se divide en tres secciones:

LA BÚSQUEDA DESPERADA DE ALGUIEN DIGNO ANTE LA FRUSTRACIÓN DE JUAN
“Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo”. (5:2-4)
El ángel fuerte es anónimo. Hablaba a gran voz para ser oído en universo entero, buscaba a alguien que fuera digno y capaz de abrir el libro y desatar sus sellos. ¿Quién, pregunta él, tiene tal dignidad y derecho que lo hace aptog para abrir los sellos? Y ¿Quién tiene el poder de derrotar a Satanás y a sus huestes demoníacas, para eliminar el pecado y sus efectos, y revocar la maldición sobre toda la creación?
Solo hay silencio, los arcángeles Miguel y Gabriel nada dicen, ni otros ángeles. Todos los justos muertos de todas las épocas, entre ellos Abraham, Isaac, etc., y todos los demás de la época de la iglesia, nada dice. “Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo”. Se busca en todo el un uan llora. Abrumado por la tristeza y el desánimo por lo que pasa, y llora “mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo” (3). Lloraba viene de klaiō, que expresa una emoción fuerte e incontenible. Es la única vez en la Biblia que se ven las lágrimas en el cielo (7:17; 21:4). “Y lloraba yo mucho”; por no encontrar un Redentor, y que esta tierra, está condenada para siempre, y debía permanecer por siempre en las manos de Satanás. (Sermones expositivos sobre Apocalipsis Zondervan).
Juan lloró porque él quería ver al mundo libre de maldad, pecado y muerte. Él también sabía que la Iglesia enfrentaba intensa persecución y estaba bajo los efectos del pecado (caps. 2—3). Todo parecía, según su parecer ir mal. ¿Alguien podría cambiar esto? ¿Habrá alguno capaz de abrir libro y redimir la tierra? La búsqueda de alguien digno terminará en instantes.

LA GRATA SELECCIÓN DEL DIGNO ANTE EL ASOMBRO DE JUAN

“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono”. (5:5-7)
Uno de los ancianos le dijo a Juan que no llorara pues, sus lágrimas no tenían razón de ser. En verso 1 llamó la atención el rollo en la mano de Dios, ahora llamó la atención de Juan una nueva persona que surgía en la escena, ¿Quién es? “El León de la tribu de Judá, la raíz de David”. El Señor Jesucristo glorificado y exaltado, está descrito aquí por dos de sus títulos mesiánicos: El León de la tribu de Judá viene de la bendición de Jacob sobre la tribu de Judá dada en Génesis 49:8-10, o sea, de la tribu de Judá saldría un gobernante fuerte: El Mesías, (Hebreos 7:14). Jesús no vivió conforme a las expectativas que tenían la mayoría de los judíos de su tiempo, y lo rechazaron, él no tenía aspiraciones políticas (Juan 6:15; 18:36) Él ofreció un reino espiritual.
Él es un león, y desgarrará y destruirá a sus enemigos. Pero lo hará en su tiempo, no a la de ellos. Su juicio sobre sus enemigos, como león, comienza a revelarse en Apocalipsis 5.
Se ve también a Jesucristo como la raíz o descendiente de David, ver Isaías 11:1,10.
Jesucristo es el que es digno de tomar el libro por quién Él es, el legítimo Rey descendiente de David; el León de la tribu de Judá; y también por lo que Él ha hecho: Él ha vencido.
Luego de centrarse en el trono, la atención de Juan se desvió a lo que vio en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos. En lugar del León poderoso, Juan vio un Cordero. Jesús no podía ser el León de juicio, a menos que fuera primero “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29). La imagen proviene de la Pascua, las familias judías guardaran el cordero expiatorio en la casa durante cuatro días antes de sacrificarlo (Éxodo 12:3-6). En el Nuevo Testamento, se le llama Cordero cuatro veces (Juan 1:29, 36; Hechos 8:32; 1 Pedro 1:19), pero en Apocalipsis aparece como el Cordero 29 veces!!!.
1. Él estaba en pie, vivo, con sus cicatrices, pero parecía como si hubiera sido inmolado y combatirá las hordas de las langostas infernales (9:3), las ranas (16:13), y soldados humanos (19:19) que siguen al dragón, y al dragón. Él ya ha vencido a Satanás (1 Juan 3:8;) y sus fuerzas (Col. 2:15) en la cruz, y está a punto de consumar esa victoria.
2. Tenía siete cuernos. Los cuernos simbolizan fortaleza y poder (Sal. 18:2; 75:10; 89:17,); siete, el número de la perfección, simboliza la perfección y el absoluto poder del Cordero.
3. Tenía siete ojos, o sea, perfecta omnisciencia y total comprensión y conocimiento.
El versículo 7 registra el acto final y monumental en la escena celestial. Todo lo que Juan ha estado describiendo desde que comenzó esta visión en 4:1 estaba encaminado a este momento, en el que se ve el acto grandioso y culminante de la historia, el acto que señalará el final de los días del hombre. La meta suprema de la redención está a punto de mostrarse; el paraíso se reconquistará y el Edén se restaurará. Ante los ojos maravillados de Juan, el Cordero vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

EL CÁNTICO IMPACTANTE DEL DIGNO ANTE EL ALIVIO DE JUAN

“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos”, (Apocalipsis 5:8-14)-
La aparición del Cordero mientras toma el libro, hace que la alabanza estalle de todos los lugares en el universo. La alabanza acelera en un ascendente crescendo de adoración, o sea el coro va aumentando de “coristas”. A las dos majestuosas doxologías de Apocalisis 4, se suman tres más en Apocalipsis 5. El espontáneo estallido de adoración surge ante la realidad de que la muy ansiada derrota del pecado, la muerte y Satanás está a punto de producirse y que el Señor Jesucristo volverá a la tierra en triunfo y establecerá su glorioso reino milenario. Hay 4 cosas que no están hoy en su lugar y que ya van a estar pronto en su lugar: Israel en su tierra, Satanás en el infierno, la novia de Jesús con el Novio, y Jesús gobernando desde su trono terrenal.

1 Episodio de adoración (verso 8): Los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero Al comenzar su cántico de alabanza y adoración. El que ofrezcan la misma adoración a Cristo que ofrecieron al Padre en Apoc 4:10, presenta una prueba convincente de la deidad de Cristo, ya que solo se debe adorar a Dios (19:10; Mt. 4:10).
Luego que Dios resucitara a Jesús, lo exaltó a su diestra, y recibió de vuelta la gloria que había tenido en la presencia del Padre, antes de que comenzara el mundo (Jn. 17:5). A los efesios Pablo escribió acerca de Cristo, (Efesios 1:20-22). Aunque exaltado a la diestra del Padre, Jesucristo aún no está reinando plenamente. El Salmo 2:6-12 habla cuando Cristo reinará en la tierra.
Pero antes de que comience a abrir los sellos, en Apocalipsis 6, viene el canto de alabanza en el capítulo 5. Juan observó que los veinticuatro ancianos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. En el Antiguo Testamento a menudo se asociaban las arpas con la adoración y la profecía. También los ancianos tenían copas de oro llenas de incienso. Arpas y copas juntas indican que todo lo que los profetas profetizaron, y todo lo que los hijos de Dios han orado, debe cumplirse.
Mientras los ancianos llevaban ante Dios los deseos y las oraciones de los santos, cantaban un nuevo cántico. Eso es compatible con el resto de la Biblia, que describe a los redimidos cantando alabanzas a Dios (Jueces 5:3). En las Escrituras el nuevo cántico es de redención (Salmos 33:3).
El cántico reafirma que Cristo es: “Digno… de tomar el libro y abrir sus sellos”. Él es digno porque es el Cordero, el León de la tribu de Judá y el Rey de reyes y Señor de señores.
Abrir los sellos del libro significa: Decretar los juicios escritos en él. Entonces, reafirmando aún más los méritos de Cristo, la canción continúa: “Porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. Esa frase amplía el verso 6 de que el Cordero había sido inmolado, explicando el significado de su muerte. Fue la muerte expiatoria de Cristo que ha redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.
La palabra redimido viene de agorazō, redención, son los esclavos comprados en el mercado y que luego se les da la libertad. En la cruz, el Señor Jesucristo pagó el precio de compra (su propia sangre; 1 Pedro 1:18-19) para redimir a los seres humanos “de todo linaje” (descendencia) “y lengua” (idioma) “y pueblo” (raza) y “nación” (cultura) del mercado de esclavos del pecado (1 Co. 6:20; 7:23). Estos cuatro términos aparecen juntos y abarcan toda la humanidad. Fue estimulante para Juan que los redimidos son de todo el mundo. En un tiempo en el que la iglesia era pequeña.
Los resultados de la redención: La canción lo expresa: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. Los santos de todas las épocas, redimidos son parte del reino de Dios (1:6), una comunidad de creyentes bajo el gobierno soberano de Dios. Son también “sacerdotes” para Dios (20:6), lo que indica su total acceso a la presencia de Dios para la adoración y el servicio.

2 Episodio de adoración. Apocalipsis 5:11 Juan por cuarta vez en el capítulo, vio algo. Mientras [miraba], oyó “la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones”. Se suman incontables ángeles.
La gran multitud comenzó a decir “a gran voz”, la conocida doxología: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”. Una vez más el énfasis está en la muerte de Cristo que da perfecta redención, debido a lo cual se le debe adorar y alabar. Él es digno de recibir reconocimiento por su poder y omnipotencia y por las riquezas espirituales y materiales que posee; todo le pertenece a Él. És digno de recibir reconocimiento por su sabiduría y omnisciencia.
Por todas estas cosas y todas sus demás perfecciones absolutas, Jesucristo es digno de toda la honra, la gloria y la alabanza.

3 Episodio de adoración: Mientras el gran himno de alabanza alcanza su punto culminante, se une al coro: “Todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay”. Esta declaración tan abarcadora recuerda el Salmo 69:34: “Alábenle los cielos y la tierra, los mares, y todo lo que se mueve en ellos”; y el versículo final de los salmos: “Todo lo que respira alabe a JAH” (Sal. 150:6). Este coro poderoso exclama: “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”. 5:13
Bendiciones sin fin, honor sin fin, alabanza sin fin, gloria sin fin y adoración sin fin pertenecen a Dios el Padre y el Señor Jesucristo.
La creación no puede contener su gozo por su inminente redención (Romanos 8:19-22).
Llenos de asombro, amor y alabanza, los cuatro seres vivientes pudieron solo seguir diciendo: Amén. Esa solemne afirmación quiere decir “que así sea”, “que ocurra” (cp. 1:6-7); y los veinticuatro ancianos se postraron una vez más y adoraron.
Pronto, esta poderosa multitud se marchará del cielo para ejecutar juicios, reunir a los elegidos, y volver con Cristo cuando Él establezca su reino terrenal. El escenario está preparado.

Bajo la ley del Antiguo Testamento, se podían perder tres cosas:

1. Una esposa, por razones fuera de uno mismo (Muerte), esto está ilustrado con Rut.
2. La libertad, como hoy había gente que quebraba y perdía su campo o terreno, y la persona se vendía como esclavo a otro hebreo.
3. La tierra, esto podía ocurrir por causa de una mala cosecha, u otro desastre.
Estas leyes citadas están en los primeros 5 libros de la Biblia (Pentateuco).
A pesar de la nota oscura del asunto, había esperanza para todas estas situaciones límites, y las cosas no se podían perder para siempre, pues se podía llamar a un redentor que pagase el precio por lo perdido y se recuperaba.
¿Cómo era el asunto? Un ejemplo, supongamos que un hombre perdía su libertad por deudas, al venderse como esclavo el límite de su tiempo era hasta pagar todo lo que se debía. ¿Cómo se hacía legalmente esto? Iban al templo o sinagoga y el responsable del lugar recogía la confesión del problema y tomaba un “rollo nuevo” o un pergamino, que haría a partir de ahí las veces de un documento, y escribía las deudas y a quienes se les debía, luego se enrollaba y sellaba con 7 sellos, lo que daba cuenta es de la importancia del documento. Pero afuera están escritos los nombres de los posibles redentores en condiciones de pagar la deuda.

¿Quién podía pagar esta pesada deuda? Según la ley judía, no todos podían. Esto se hacía para que nadie monopolizara o acopiara la tierra que había sido dividida equitativamente.
¿Cuáles eran los requisitos del redentor? La palabra redentor fue sacada de la vida comercial.
Para ser redentor de otra persona debía cumplir 3 requisitos:
1. Tenía que ser un familiar. Por eso cuando Booz quiso pagar las deudas de Rut, tuvo que pedir permiso a otro “redentor” más cercano que se excusó de hacerlo.
2. La persona tenía que estar dispuesta a pagar la deuda, y no ser obligada por la persuasión del deudor.
3. No se permitía que la persona que pagase se quedara sin recursos por pagar la deuda de otro.
¿Cómo era el procedimiento?
Si alguien encontraba un redentor, tenía que ir al templo o sinagoga, donde estaba archivado el documento de deuda sellado con sus 7 sellos, y se compraba si el redentor propuesto calificaba para tal hecho, se abrían los sellos y se pagaban las deudas.
ESTO VIO JUAN EN EL CIELO:
Solo hay uno en toda la historia, capacitado perfectamente para ser el REDENTOR del hombre. ¿Por qué? Porque es “un familiar cercano” (Se hizo carne); Jesús también está calificado porque estuvo dispuesto a morir, en Getsemaní dijo: “No mi voluntad, sino la tuya”.
También pudo hacerlo y sin quedarse sin recursos, Él es dueño de todo, ver Hebreos 1:2; al pagar nuestra redención no se quedó sin recursos.

Había 3 cosas que podían perderse: Esposa, libertad y tierra. El Señor Jesús ya recuperó a la novia o esposa, ya nos dio la libertad al redimirnos,
LAS DOS PRIMERAS REDENCIONES YA SE HAN CUMPLIDO EN EL CALVARIO.
FALTA LA TIERRA.

Desde la caída del hombre, este mundo se ha encontrado atado a hipotecas, cuando un rey declara la guerra, lleva a to do su reino a la guerra. Adán entró en guerra y llevó a la esclavitud a toda la creación al pecar, sus derechos de gobierno recibidos de Dios en Génesis 1, fueron usurpados por Satanás. Cuando Jesús fue tentado en el desierto, se les ofreció todos los reinos del mundo, y Jesús no le dijo a Satanás que no era cierto, ¡Era cierto! Romanos 8:22 dice: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; 23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”.

Llegará un día y lo describe Apocalipsis 5, que Jesús se va a acercar al Padre, y va a tomar el rollo o sea, la escritura de la tierra, allí constarán las cicatrices que sobrelleva, y va a abrir los sellos y redimir nuestro mundo. Va a suceder pronto.

¿Estás preparado para ese día? ¿En qué grupo estás? ¿Estas entre los que adoran, o estarás en la tierra esperando que se desate el grave juicio de los sellos del libro?

Bibliografía: Comentario del Apocalipsis de John Mc Arthur, Ideas de Ron Hembree del libro: “Ensayo para el Cielo” de Editorial Vida, Espada Electrónica, y ejemplos varios de varios lados.

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