La palabra de Dios, viva, eficaz, penetra y discierne
Por: Carlos Burgueño
Quisiera compartir en esta mañana un interrogante que sería bueno hacerse y de hecho muchos cristianos en el mundo se hacen, pero sobre el que también es cierto a mucho de nosotros nos incomoda reflexionar porque creo, que nos saca de nuestra zona de comodidad. De acuerdo a datos a los que todos podemos acceder, por ejemplo si ingresamos a internet, podremos comprobar que es un problema del cristianismo en el mundo, lo cual no deberíamos considerarlo como un consuelo, porque le sucede a la mayoría, sino como un gravísimo problema que daña fundamentalmente nuestra relación con Dios, estoy hablando de la razón que tenemos los cristianos para no leer y fundamentalmente no estudiar con más frecuencia LA PALABRA DE DIOS, como si no supiéramos que si tenemos esa actitud no llegamos a conocerle como Él quiere y fundamentalmente porque esa falta de conocimiento no nos ayuda a que como sus hijos cumplamos con el mandato que nos fue dado EL CUAL ES ACERCAR SU PALABRA A LOS DEMAS.
Seguramente mucho de nosotros no se encuentre dentro de esas estadísticas pero si reflexionado consideramos que si, vale la pena preguntarnos cuál es la razón. Porque no leemos y mucho menos estudiamos LA PALABRA, tenemos miedo?, nos genera compromiso?, no la entendemos? Solo la leemos como un libro más? Que es lo que sucede?
Una estadística del 2016, como seguramente otras a las que Uds. pueden acceder en las que solo podría variar los porcentajes indica que cada día, millones de personas acceden a Facebook al menos una vez al día. El número de usuarios sigue creciendo y la red social se ha consolidado como la más popular e influyente en el mundo. Un Centro de Investigación Internacional reveló que los cristianos leen más el muro de Facebook con más frecuencia que la Biblia. Sólo el 37% de la población dice leer la Biblia por lo menos una vez a la semana. En contraste, el 56% dijo que lee su muro en el mismo período de tiempo, Mientras que otra encuesta de otro Instituto dice que sólo el 26% de los cristianos lee sus Biblias cuatro o más veces a la semana.
Me gustaría compartir dos versículos de la Biblia para tratar de descubrir en ellos las razones por las que nos cuesta tanto ser constantes en la lectura y el estudio de la PALABRA DE DIOS.
Hebreos 4: 12,13 Dice:
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Vamos a analizar este versículo, que comienza mencionando a «la palabra de Dios». Hay algunos expositores que opinan que «palabra» aquí, no se refiere a la palabra escrita sino a la palabra viviente, que es el Señor Jesucristo. Sin embargo, en la Biblia, la Palabra escrita es llamada la Palabra viviente. Además aquí se añade que «la Palabra de Dios es viva». Es decir que se recalca el carácter viviente de esa Palabra.
Sería entonces un aspecto importante, y quizás sorprendente, comprender que en este pasaje cuando dice aquí “la palabra de Dios” no se esté refiriendo a la Biblia como texto. ¿Como sería esto?
En este capítulo el autor de la epístola no está discutiendo el texto sagrado sino la importancia de responder a la voz de Dios en el momento en que la oímos. Al principio del capítulo él nos ha recordado de que el sólo oír la palabra de Dios no basta – hay que responder con fe. Hebreo 4:2 dice: Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
Miren a los israelitas, nos dice. Ellos recibieron la promesa de entrar en un reposo, pero no obtuvieron esa promesa por su falta de fe (Hebreos 4:1-2). Luego nos anima a nosotros, citando Salmos 95:8, a que no sigamos el mal ejemplo de su infidelidad, resaltando que:
“Si ustedes oyen su voz, no endurezcan su corazón.”
Que interesante pensar en que cada palabra que tenemos la oportunidad de leer en las escrituras es LA VOS DE DIOS HABLANDO a nuestra vida no es letra fría que casi no alcanzo a comprender sino la misma voz de Dios que me habla y que la presencia del E.S. Nos ayuda a comprender.
¿Por qué este aviso de no endurecer el corazón? Porque Dios ha fijado un día en que debemos responder a su voz, y ese día es hoy como lo dice el versículo 7 de Hebreos ¿Pero por qué hoy, por qué es tan importante este momento específico? Porque cuando Dios nos habla – cuando oímos su voz, cuando escuchamos su palabra – esto es como una espada con filo que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser – hasta cortar entre alma y el espíritu. Es decir que produce su efecto. Aquí encontramos respuestas a estos interrogantes que nos hacíamos al principio porque leemos poco y casi nada la estudiamos, endurecemos nuestro corazón porque nos resistimos a estar expuestos tal cual somos.
Y sigue calificando a la Palabra en este versículo como «eficaz». Que corresponde a la palabra griega «energes», que significa «que activa, que da energía». Así que la Palabra de Dios es viva, y transmite energía, razones más que valederas para interesarse en ella.
No es un libro cualquiera. Aunque su mensaje no cambia porque es eterno e inmutable, ella habla a cada persona según las necesidades personales de ella. Es viva porque el Espíritu Santo quien la inspiró la aplica al individuo que la lee o la escucha. Es eficaz, porque al obedecerla, la vida cambia para bien. No existe otro libro que tanto ha cambiado la vida de millones de millones de personas alrededor del mundo
Recordemos lo que el apóstol Pablo escribió a los Tesalonicenses, en su primera carta, capítulo 2 y versículo 13; «Por lo cual también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes». Los Tesalonicenses recibieron la Palabra de Dios no simplemente como una palabra común y corriente, sino que la escucharon como la misma vos de Dios. Y en su segunda carta a los Corintios, capítulo 2, versículo 4, el apóstol dijo, cuando expuso la Palabra de Dios, «ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder». El objetivo de la palabra es que seamos traídos a un conocimiento personal de Cristo, y conducidos a una posición en la cual podamos disfrutar de la vida cristiana, y a una condición en la que podamos disfrutar de la oración. Éste es el propósito de la Palabra de Dios: causar un efecto en la vida de cada uno de nosotros.
Alguien ha dicho: «La Palabra de Dios lo mantendrá apartado del pecado, o el pecado, lo mantendrá apartado de la Palabra de Dios». Hay muchos creyentes hoy que no dedican tiempo suficiente al estudio de la Palabra de Dios. La mayor disciplina que un cristiano puede experimentar es recorrer toda la Biblia, libro por libro, aprovechar en la medida de lo posible toda oportunidad de estudiar la palabra, La escuela dominical, el culto de los domingos, las clases de discipulado, los núcleos, etc. Es con toda seguridad de gran experiencia ver los efectos de esta espada, de dos filos, tan cortante.
«Y penetra hasta partir el alma y el espíritu» Hay muchos que tratan de hacer una distinción entre el alma y el espíritu, ideando una ingeniosa división psicológica entre los dos. Pero Creo, como lo dice aquí, que sólo la Palabra de Dios puede dividir al alma y al espíritu. Usted y yo no podemos hacerlo. Cuando uno comienza a hablar sobre la parte del alma del ser humano, y de cómo Dios nos ha dado el Espíritu Santo, de pronto descubre que ya no puede hacer una distinción entre el alma y el espíritu; sólo la Palabra de Dios puede hacerlo. En la Biblia hay ocasiones en las que las palabras «alma» y «espíritu» son usados como sinónimos. Y hay otros pasajes en los cuales resulta claro que el alma y el espíritu están separados y no son lo mismo. Así que, prefiero quedarme con esta apreciación que sólo la Palabra de Dios puede dividir el alma y el espíritu.
También puede dividir «las coyunturas y los tuétanos». Es decir que la Palabra de Dios puede entrar a nuestra propia carne y hacer una distinción.
También dice: «Y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón». Esta palabra, «discernir», que se utiliza aquí, proviene de la palabra griega que significa crítica. Hoy tenemos muchos críticos de la Palabra de Dios. Sin embargo, la Palabra de Dios es la que «critica». Lo critica a usted, y me critica a mí. Tal vez esta sea otra respuesta que LA PALABRA misma nos da como razón por la que nos cuesta leerla y estudiarla. No nos gustas que nos critiquen.
Recordemos, Hechos capítulo 7 Al oír el testimonio de Esteban, cual fue la reacción del sanedrín (concilio de los judíos), se enfureció, porque la palabra de Dios les mostró su error, y ellos no querían aceptarlo. Y en el versículo 54 dice :. Y oyendo estas cosas, regañaban de sus corazones, y crujían los dientes contra él.
NI el concilio de judíos ni ninguna persona está en una posición como para poder criticar a la Palabra de Dios.
Hay muchas razones para ello, y una de ellas es que no hay otro libro como la biblia. La Palabra de Dios fue escrita a lo largo de un período de 1.500 años, por aproximadamente 45 autores diferentes, algunos de los cuales nunca oyeron hablar de los otros escritores. Sin embargo, todos estuvieron de acuerdo, todos ellos presentaron la historia de una salvación gloriosa. Es por ello que nos permitiría decir que nadie se encuentra en una posición como para juzgar un libro tan extraordinario.
Ninguna persona puede colocarse en el papel de juez frente a la Biblia. Nadie sabe lo suficiente como para asumir la función de juez frente a este libro. Pero este libro sí ocupa frente a nosotros el papel de juez. Tal vez nos cuesta estudiar la palabra porque no nos gustas sabernos juzgados por ella.
Sigue diciendo el pasaje que la palabra (VOS DE DIOS) es «Un discernidor (o crítico) de los pensamientos e intenciones del corazón». Es que la Biblia no trata principalmente con los actos, con los hechos. Lo que hace la mano se debe a lo que la mente pensó. La mente tenía la acción de la mano en control antes de que la mano actuara. En consecuencia, la Palabra de Dios penetra en las profundidades del ser humano y trata con el corazón. El Señor Jesús dijo en Mateo capítulo15, versículo 19, «porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias». Y hay aquí una lista muy larga de impurezas, pero eso es lo que hay en su corazón y el mío. Dijo el profeta Jeremías en su capítulo 17, versículo 9, «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» Ningún ser humano puede conocerlo, pero Dios sí puede. La Palabra de Dios desciende y trata con las vivencias más íntimas y ocultas de nuestros corazones. Desciende hasta la vida real, justamente al lugar en que usted y yo actuamos y vivimos nuestra verdadera existencia. Leamos ahora, y finalmente, el versículo 13 de este cuarto capítulo de Hebreos:
«Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.»
Ninguno de nosotros puede ocultar nada ante Dios, no hay distancia que podamos alcanzar alejados de su palabra (SU VOS) que impida que el conozca las intenciones de nuestro corazón. Algunos viven con la falsa ilusión de que pueden evitar que Dios conozca todos los detalles de sus vidas, incluso los planes. Oran a Dios pidiéndole ciertas cosas, y que haga ciertas cosas a favor de ellos, pero nunca le cuentan sus motivos. Piensan que de esa manera la oración sonará mejor. Pero, a la hora de la verdad, no tenemos que informarle sobre nuestras motivaciones porque Él las conoce en todo momento. Él es quien conoce los pensamientos del corazón y todo lo oculto queda abierto y expuesto ante Su mirada. Nuestra vida es para Dios como un libro abierto. A veces algunos preguntan si deberíamos confesarle a Él todas las cosas. Y respondemos: ¿por qué no? De todas maneras, Él ya las conoce, entonces simplemente sería mejor contarle todo.
¿Porque entonces resulta imprescindible que nos acerquemos a Dios para escucharle a través de su palabra? Porque la eficacia de la Biblia nos da seguridad, porque como dice la misma palabra en : Efe_6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Y ejemplo nos dejó Jesús de que manera podemos enfrentarlas
Así hizo Jesús cuando Satanás lo tentó en el desierto, y ganó la victoria (Mateo 4:1-11). Jesús no echó mano a su poder divino para derrotar al enemigo, sino al arma disponible al más débil creyente.
Mat 4:4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Mat 4:7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Mat 4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.(F)
Mat 4:11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
En síntesis podemos concluir.
No leemos y tampoco estudiamos la palabra porque nos resistimos a estar expuestos ante Dios tal cual somos, tal vez inconscientemente.
Una segunda razón, entonces podría ser porque no nos justa que nos critiquen.
Y Otra razón podría ser que no estudiamos la palabra porque no nos gusta sabernos juzgado por ella.
Pero no olvidemos que la palabra de Dios es eficaz, es decir que nos da la seguridad que tanto el mundo hoy reclama y sobre todo nos da el arma que aún el más débil de nosotros necesita para enfrentar las adversidades que cada día nuestro principal enemigo nos presenta