6 septiembre, 2015

Oración por los enfermos – Santiago 5 Parte I


Por: | Temas:

Si el reproductor no funciona podés escuchar el audio siguiendo este link - Descargar audio

Compartir en redes sociales:

¿Por qué existe la enfermedad? La Biblia da cuatro importantes razones de la existencia de la enfermedad o los problemas físicos entre los cristianos. 

I. Por el mundo contaminado en el que vivimos: El pecado trajo consecuencias y una de ellas fue la enfermedad y el sufrimiento, que no existieron antes de la caída. Dios había dado el preaviso, que si pecaban, morirían. Al pecar notamos que ellos siguieron viviendo, ¿Cómo es eso? El espíritu de Adán y Eva murió inmediatamente, porque la relación con Dios se cortó; sus almas murió progresivamente, y aunque fueron muy longevos, finalmente sus cuerpos murieron. Desde el pecado nos acompaña la enfermedad.

II. Para la gloria de Dios: En Juan 9:1-3, leemos acerca de un hombre que era ciego de nacimiento. Ni él ni sus padres habían pecado. Los discípulos preguntaron: “¿Quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?” Jesús respondió: “No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” Está muy claro que este incidente tuvo lugar mientras Jesús estaba sobre esta tierra, y que la ceguera de aquel hombre tenía un propósito: ¡Que Jesús lo sanara, para que la gente reconociera quien es El y glorificaran al Padre que lo había enviado! El apóstol Pablo parece haber sufrido de un problema físico que muy bien cabe en esta categoría. Pablo oró tres veces para que el Señor lo sanara, pero Él le dijo, de acuerdo con 2 Corintios 12:7-9. “Bástate mi gracia.”

Si a nosotros nos sucede esto mismo, y padecemos una enfermedad para la gloria de Dios, entonces aprendamos a decir como Pablo: “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11). Todas las oraciones del mundo no son suficientes para acabar con un sufrimiento que es para la gloria de Dios.

III. Por causa de los pecados no confesados: En 1 Corintios 11:28-32 se habla de la debilidad, la enfermedad e, incluso la muerte prematura de creyentes que no estuvieron dispuestos a confesar sus pecados, y Dios los tuvo que juzgar: “Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo” 1 Corintios 11:30-32.

Según la Biblia, ¡Algunos creyentes si sufren males físicos a causa del pecado! Sin embargo, estos sufrimientos pueden ser remediados inmediatamente poniendo en práctica la enseñanza de 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”

Las enfermedades causadas por el pecado vienen como juicio y castigo de Señor, pero pueden desaparecer si hacemos lo que es correcto delante de Dios.

Yo no tengo ninguna duda de que algunas enfermedades que afligen a los cristianos de nuestros días sean el resultado de pecados inconfesos.

Hoy, si un cristiano está padeciendo alguna enfermedad es muy fácil comprobar si tal sufrimiento vino a consecuencia de un pecado. La receta es la confesión y el perdón de Jesús (Juan 1:9). 

IV. Por violación de las leyes naturales de Dios: En 1 Corintios 3:16-17 leemos: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” 1 Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois puestos? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

Lo que aprendemos claramente es esto es que, ¡el cristiano no es dueño de su propio cuerpo; este le pertenece a Dios! Según Oseas 4:6, el pueblo de Dios se destruye por falta de conocimiento. El hombre común tiene mas cuidado de la clase de nafta que carga en su auto que los alimentos que pone en su boca.

Nuestra tradición alimentaria está siendo alterada en este último siglo, donde emergió la comida chatarra. Nuestros abuelos usaban como conservantes solo la sal y el vinagre, hoy hay múltiples elementos químicos usados para conservar alimentos, y nada bien nos hace.

El agua está llena de productos químicos para hacerla potable (cloro y flúor y otros) y la consumimos así. La leche con los procesos para conservarla hace que al matar bacterias se eliminen las propiedades, y el calcio tan preciado no se puede apropiar es inorgánico.

Se ha multiplicado el uso de algo perjudicial: Las margarinas.

La carne que consumimos está alterada con los antibióticos y las hormonas. La harina es blanqueada con químicos, por eso es tan blanca.

Droga es una sustancia no alimenticia, cuya intención es afectar la estructura y el funcionamiento del cuerpo, estamos hablando de esto.

El café es estimulante y excita los centros nerviosos.

El azúcar natural en las frutas se llama glucosa y se absorbe muyh bien en el cuerpo. Pero hoy día todo lo DULCE se está volviendo MUY AMARGO para el cuerpo.

En 1.900 se consumían por año 3,5 kg de azúcar, en 1960 unos 40 promedio y hoy llegamos a 60. El cuerpo no lo tolera más, un helado es 35 % de azúcar. La sacarosa del azúcar disuelve la vitamina B del cuerpo, destruye el calcio, afecta el sistema nervioso, deteriora los dientes, provoca caída del cabello, senilidad, y problemas de circulación. Consumir una latita de gaseosa por día equivale a 6 kg al año demás.

Sal: somos el país que consume más sal en el mundo, y nuestro cuerpo no la puede eliminar, se almacena en nuestro cuerpo y nos daña: endurece las arterias, hipertensión, artritis, úlceras, entorpece la visión, ceguera, tumor, cáncer, etc.

El cuerpo que Dios nos dio es maravilloso, resiste loas abusos, ¿Hasta cuándo?

Si sumamos el estrés en el cual vivimos, como queremos almacenar en nuestro cerebro más información que la necesaria, y el agotamiento crónico, más otros agregan el consumo de alcohol y los cigarrillos no es difícil explicar cómo está nuestro cuerpo y porque la enfermedad es lo natural y porque se ha incrementado en nuestros días. 

Introducción a Santiago 5:13-18: Hay un paralelismo entre el Sermón del Monte y el libro de Santiago, el primero habla de la oración, en Mateo 6:5-15 (Padre Nuestro) y Santiago tiene Santiago 1:5-8, 4:2,3 donde la aconseja para quien tiene falta de sabiduría y a los que piden mal,  y Mateo 7:7-11 (Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá) que se vincula con el pasaje de Santiago 5:13-18, que es una  oración intercesora y explica sobre la respuesta a la oración de fe.

Santiago continúa con el tema de la oración. Es un tema que le llega al alma y a lo que vuelve con insistencia en la carta.  

El contenido de la carta de Santiago no va dirigida a recién convertidos, sino a judíos cristianos que huyeron de Jerusalén después del martirio de Esteban, y que habían sido esparcidos hacia las regiones del norte (Hechos 8:1,4 y 11:19).

Santiago, el hermano del Señor Jesús Marcos.6:3 es el autor porque el otro del mismo nombre y apóstol fue martirizado muy pronto, en el año 44 d.C. muerto a espada por orden de Herodes (Hch.12:1,2).

Durante años ha sido un hombre con mucha autoridad en la iglesia de Jerusalén (Hch.12:17; Gá.1:19). Según Pablo, él era una de las columnas de la congregación (Gá.2:9). En la asamblea de Jerusalén, (Hechos 15), su palabra es de gran peso.

El hecho de que Pablo después de su conversión visitó a Santiago (Gá.1:19),

Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. Y otra vez después de su tercer viaje misionero Hechos 21:18,

“Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos”. Muestra que Santiago tenía un lugar destacado en la grey de Jerusalén.

Jesús tuvo por lo menos dos hermanas y cuatro hermanos (Mt.13:55,56). Se menciona como hermanos a Santiago, José, Simón y Judas. Si Mateo los puso por orden de edad, entonces Santiago era el mayor después de Jesús.

Los hermanos de Jesús no creían en: ”Porque ni aun sus hermanos creían en él”. (Jn. 7:5), y el Evangelio de Marcos nos relata cómo su madre y sus hermanos quieren llevar a Jesús de vuelta a casa porque piensan que está fuera de sí (Mr.3:21 y 31).

El cambio decisivo no vino hasta después de su muerte y resurrección, de lo contrario Jesús, en la cruz, habría señalado al mayor de sus hermanos como apoyo para su madre María.

Santiago fue testigo de la resurrección: Se deduce que Santiago no habrá sido totalmente incrédulo entonces, pues el Señor se le apareció después de la resurrección (1 Corintios 15:7), nuestro Señor no se ha aparecido a incrédulos, aunque sí a débiles en la fe como Tomás y probablemente también Santiago. No se marchó para predicar el Evangelio como los demás apóstoles, sino se quedó como Pastor de la iglesia de Jerusalén. Terminó como mártir.

Santiago 5:13-18 describe una oración de intercesión. Es una expresión de la relación triangular que se da en el Pacto: amar a Dios sobre todas las cosas (el vértice superior), y a tu prójimo como a ti mismo (los dos vértices de la base del triángulo). El creyente que ora, nunca está solo ante Dios en la oración, siempre está acompañado por su prójimo. El Señor hace siempre está pregunta: Caín, ¿dónde está tu hermano Abel?

Santiago saca a colación la oración de intercesión por los enfermos en la congregación. Si hay alguien gravemente enfermo, pueden llamar a los ancianos de la iglesia para que oren “sobre” “epi” dice “por”, aunque epi significa en primer lugar “en dirección a”. Y desde luego, esa oración es en beneficio del enfermo, pero traduciéndolo “sobre” indica una situación en que el enfermo esté tan mal, que los ancianos pronuncian una oración sobre su cuerpo debilitado y demacrado.

“Anciano” era en la sinagoga judía el título que daban a los dirigentes, y nosotros hemos tomado este mismo título para los que dirigen la congregación. El enfermo los puede llamar para que vengan, porque, ¿para qué tendría que preocuparse solo en su inquietud y necesidad?

Santiago dice simplemente “los ancianos”, que recibieron de Dios un oficio y servicio en la congregación. Oficio significa ser llamado por el Señor para servir a la congregación. A ellos, los oficiales de la iglesia, se les puede pedir que vengan.

¿Qué es lo que van hacer estos ancianos con el enfermo? Van a orar  y ungirle con aceite en el nombre del Señor (v. 14). La oración va unida a una acción. El anciano hace dos cosas: abrir su corazón ante Dios y extender su mano al enfermo.

Manos, solemos utilizar muy poco las manos, mientras que con el corazón sí simpatizamos. Al poner la mano en la cabeza del enfermo lo consolamos y bendecimos, en el nombre del Señor. Jesús puso las manos sobre los niños y los bendijo (Mateo 19:13–15). No rehuyamos al contacto físico. También imponemos las manos para bendecir a los pastores en su ordenación, y en la celebración de los matrimonios, Tenemos que hacerlo con los enfermos ellos son los que lo necesitan más que nadie.

¿Para qué se usaba la unción de aceite en Israel? En el caso de un llamamiento especial, como profeta, sacerdote y rey. En ello está comprendida la promesa de fuerza de lo alto y capacitación para cumplir el llamamiento. Podemos aplicar esto igualmente a los enfermos: el hombre tan débil en sí mismo es levantado y capacitado de nuevo por el Espíritu del Señor, para hacer aquello a lo que fue llamado (Hechos 10:38; 2 Corintios 1:21,22). 

Pasaje Santiago 5:13-18

¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. 14  ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15  Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. 16  Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. 17  Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.18  Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

Todo este pasaje tiene que ver con nuestra salud espiritual. Esta carta, posiblemente haya sido un sermón de Santiago que fue transcrito, no empieza ni termina como una carta no aparecen los saludos finales, él está terminando su reflexión ¿Y qué es lo que busca como pastor en este sermón? Está buscando la salud espiritual, todos buscamos siempre tener salud  corporal, y estar saludables en el alma, en los afectos, ESTO NO ES MALO, pero también hay que estar saludables en lo espiritual, porque lo espiritual es lo que marca el equilibrio total de la persona, y él entonces dice cómo se logra esta salud espiritual, en todo este pasaje

1) Remarca la importancia de la oración. ¿Cómo nos relacionamos con Dios? Orando; él pone un ejemplo, Santiago 5:17, el profeta Elías (AT) quien ministró en un momento muy difícil de la historia de su pueblo, su país estaba dividido, y el rey Acab, gobernaba en el norte, o Israel, era un rey idólatra y se casó, con Jezabel, una activa misionera de Baal, importó los dioses de Fenicia los dioses de la decadencia (Baal) y 450 profetas falsos; había un  gran apogeo económico, y Elías era un profeta solitario, él fue el único que levantó la voz realmente, para decir esto está mal, había muchos detrás que se callaban la boca, unos 7 mil que no doblaron sus rodillas ni claudicaron.

Santiago dice que Elías era un hombre de oración porque oró y se cortó la lluvia y tuvieron tres años de sequía, el oró y descendió fuego del cielo y oró y se abrió nuevamente el cielo, les dice que es importante orar como Elías, pero al mismo tiempo hace una descripción realista de Elías; lo va a desmitificar, como diciendo: No es un súper héroe, es un justo. Porque Elías era un hombre sujeto a pasiones como todos nosotros, los héroes de la fe, eran hombres comunes, con problemas como vos y yo todos los días; con las mismas tentaciones, que vivían en el mismo mundo, pero supieron emplear la oración; no era un hombre grande que oraba a Dios; era un hombre pequeño con un Dios grande.

El descubrió que su Dios era grande, se entregó a ese Dios, y oraba a Él, poderoso, al ver las grandes obras de los siervos de la antigüedad uno dice: ¿Quién podrá ser cómo este? Y Santiago dice que uno de ellos como Elías es un hombre sujeto a pasiones, y si pensás en Moisés y sus pasiones de Moisés, usó la violencia para solucionar problemas, o las pasiones de David, y se encuentra que esta es la realidad, eran hombres como nosotros, fueron excepcionales en su personalidad, y las CIRCUNSTANCIAS LOS REVELARON, en un caso fue la IDOLATRIA Y LA PROSPERIDAD JUNTAS; en otro caso LA ESCLAVITUD VERGONZANTE; en otro LA POSIBILIDAD DE LA EXTINCION COMO NACION CON LOS FILISTEOS; pero ninguno de ellos fueron sin ninguna mancha,

Ni tampoco personas que no vuelven a repetirse; la Biblia nos muestra siempre que son humanos, sujetos a desbordarse, sujetos a problemas, a pasiones, pero confiaban en el Señor y sabían relacionarse con El, y Santiago nos está mostrando que la oración, el comunicarse con Dios, es lo mismo para todos y el Dios todopoderoso es el Dios de todos.

Al final del siglo XVIII apareció en Inglaterra un hombre que también las circunstancias lo revelaron, un hombre común, cuando las misiones estaban en el freezer.

Él era Guillermo Carey, un zapatero remendón, quien conocía a los 21 años, hebreo, griego, latin, y principios de francés y danés. El razonó en sus días y lo tuvo como carga de oración:

“Si el deber de todo hombre es escuchar el evangelio… entonces el deber de aquellos a los que se las ha encomendado con el evangelio es aspirar a llevarlo a todas las naciones, heme aquí”. El partió a la India donde vivió 41 años hasta morir, sin nunca haber regresado a su patria. Tradujo al bengalí, el sánscrito y otras lenguas la Biblia, fundó 100 escuelas, y al morir fue honrado como un héroe en su país adoptivo. Las circunstancias revelaron una persona así, aun así, era una persona como dice Santiago con pasiones semejantes a las nuestras. Él tenía un lema:

“Espera grandes cosas de Dios e intenta grandes cosas para Dios”. Murió pobre a pesar de que por sus manos pasaron ingentes sumas de dinero para la obra de Dios.

Las personas vuelven a repetirse ante el desafío de la hora.

Amy Carmichael fue una irlandesa que respondió al desafío de su hora. Fue misionera en Japón y luego recaló definitivamente en la India. Alguien la ubica como la Madre Teresa evangélica unas décadas antes, al principio del siglo XX. En 1932 sufre una grave quebradura que la confina a su cuarto en los últimos 20 años de su vida (de 1932 a 1951 cuando muere) y ella tenía un lema:

Que la sombra de su dolor nunca cubriera de sombra a quienes la visitaban. ¿Qué hizo confinada y enferma y sin recibir la sanidad? Hizo más desde su lecho de enfermedad y sufrimiento que en tiempo de salud. Escribió 13 libros, que encendieron con la pasión misionera a muchos otros cristianos (como ser Jim Elliot, Elizabeth Saint y otros).

LA ENFERMEDAD NO DESTRUYÓ SU SERVICIO, SOLO FUE UN CAMINO MAS PARA ANDAR AL LADO DE SU SALVADOR.

Ella escribió algo importante: Tres ideas que ahorran tiempo y energía en la oración:

NO EXPLICAR: Lo que el Señor ya conoce.

NO PRESIONAR: Como si Dios fuera un Dios indiferente o indispuesto.

NO SUGERIR: Pues el Señor sabe qué hacer.

Conclusión:

La parábola de la vid tiene estas palabras del Señor: “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3  Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”. Juan 15:2-3.

La palabra limpiar es intercambiable con PODAR.

Existe LA PODA SALUDABLE: Un pastor tenía un vecino judío, que era un increíble cultivador de rosas. Su jardín se veía siempre hermoso, así que el pastor lo invitó a ir a su patio para que pusiera su toque mágico en sus rosas. Fue una maravilla verlo. Trajo sus tijeras y podó sin misericordia. Le dolió verlo cortar las rosas, “¡Juack, juack, juack!”. Cuando el experto terminó, los arbustos se habían convertido en pequeños tronquitos.

Los podadores profesionales dicen que la mayoría de la gente es demasiada tímida cuando tiene que podar (“¡Me da tanta lástima cortarla!”, “¡me da tanta pena!”). El pastor admitió que para él podar significaba cortar con gentileza los pedacitos muertos. No era así, lo que estaba vivo también debe cortarse: Ramas, hojas y aún flores). Evidentemente el vecino, sabía lo que estaba haciendo, pues las rosas ese año retoñaron más hermosas que nunca.

La mayoría de nosotros cree que cuando Dios nos poda, corta el pecado y lo superficial; las ramas muertas de nuestra vida. Él lo hace, pero además corta algunas cosas que están vivas y tienen éxito: Un negocio que va muy bien, una relación satisfactoria, buena salud, etc.

Algunas de estas cosas pueden ser eliminadas para traer mayor fructificación. Con frecuencia, Dios también corta las cosas buenas para hacernos más saludables. No solo se corta la madera muerta. No es siempre agradable, pero podar es esencial para el crecimiento espiritual. No es una opción. Recuerde, Dios se glorifica cuando producimos “mucho fruto” (Juan 15:8), y esto requiere podar. Debemos recordar que las tijeras de podar, están en las manos de nuestro amoroso Dios. Él sabe lo que está haciendo, y quiere lo mejor para nosotros.

Si vos sos un cristiano va a ser podado. Tal vez ahora mismo esté en medio de esta experiencia, y quizás no todo sean ramas muertas. Dios corta las ramas que creemos que son improductivas, para que pueda producirse más fruto. Esto puede ser confuso. Creemos que fuimos fructíferos y nos sorprendemos y hasta nos frustramos por la forma en que Dios nos poda. “Dios, ¿por qué me estás haciendo esto? Te entregué mi negocio, y está fracasando. Te entregué mi salud, y la semana que viene voy para el hospital. Diezmé fielmente, y sin embargo, voy camino a la bancarrota”. Quizá sea que te están podando; Dios te está podando.

Uno de los errores más grandes que cometemos los cristianos es confundir podar con castigar. No es que le decimos a Dios cuando nos poda: ¿Te importo Señor? ¿No me amas? ¿No ves lo que está sucediendo? Y hasta pensamos que Dios está enojado con nosotros. Podar no es castigar. NO LOS IGUALE. Dios no está enojado con vos. El solo ve que vos sos alguien que puede producir más fruto, alguien que tiene el potencial para engrandecerse, alguien que Él quiere usar de  alguna manera importante. Él quiere que vos seas tan fructífero como sea posible, por eso te poda de nuevo, incluso cortando algunas de las cosas con las que estuvo bendiciendo tu vida. ¿Perdiste tu trabajo? No te preocupés. Dios tiene una mejor idea. El ve lo que vos no ves. Ahora bien, ¿cómo Dios nos poda? Usa los problemas, las presiones y las personas. ¡Y sí que usa a las personas! La gente lo criticará y desafiará. Retarán sus motivos. ¡Dios te está podando para usarte!

Un docente que nos visitaba en la iglesia y que había trabajado con plantas, niños y poda, me dijo que un experto le hizo cortar la parte de arriba de las plantitas de sus alumnos, y él dijo: ¿Por qué? Porque AYUDA A ARRAIGARSE MAS A LA PLANTA. O sea la energía y el crecimiento va para fortalecer la raíz.

Compartir en redes sociales: