2 noviembre, 2014

Paralelismo entre el Sermón del Monte y el libro de Santiago


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Paralelismo entre el Sermón del Monte y el libro de Santiago.

Las bienaventuranzas Mt. 5:1-12                      Santiago 1:12,25

Los pobres (en espíritu) Mateo 5:3                    Santiago 2:5

Los que lloran Mateo 5:4                                 Santiago 4:9

Los mansos Mateo 5:5                                      Santiago 5:7

Los misericordiosos Mateo  5:7          Santiago 2:13

Los de limpio corazón Mateo 5:8                      Santiago 1:12,3:17; 4:8

Los pacificadores Mateo 5:9                             Santiago 3:18

Recompensa corona, Mateo 5:12                      Santiago 1:12

La ley Mateo 5:17-48                                       Santiago 1:25, 2:8, 10-12, 4:11, 12

No jurarás Mateo 5:34-37                                 Santiago 5:12

El amor al prójimo  Mateo 5:43 ss.                    Santiago 2:8

La oración Mateo 6:5-15                                   Santiago 1:5-8, 4:2,3

Los tesoros -el moho- Mateo 6:19-21                 Santiago  5:1-3

Vivir al día Mateo 6:34                                   Santiago 4:13-15

No juzgarás Mateo 7:1-2                                  Santiago 4:11-12, 3:1

Respuesta a la oración Mateo 7:7-11                 Santiago 5:13-18

La higuera no produce aceitunas Mt 7:16-17      Santiago 3:12

Oír y hacer Mateo 7:21-27                                Santiago 1:22-25

Como Lutero no tenía un vínculo muy fuerte al canon, llamó a la Epístola de Santiago “una carta de paja” (compárese 1Co.3:12,13) también dijo:”Hoy o mañana encenderé la estufa con Santi”.

“Aquí en Wittenberg hemos echado a Santiago de la teología, sí, casi le hemos echado de la Biblia”. Y:”Esta epístola está escrita por un judío que ha oído campanas y no sabe dónde”.

Veamos ahora solo el paralelismo en Santiago 1.

Las bienaventuranzas Mt. 5:1-12                      Santiago 1:12,25

Los de limpio corazón 5:8                                 Santiago 1:12,3:17; 4:8

Recompensa corona, Mateo 5:12                      Santiago 1:12

La ley, Mateo 5:17-48                                  Santiago 1:25, 2:8, 10-12, 4:11, 12

La oración Mateo 6:5-15                               Santiago 1:5-8, 4:2,3

Oír y hacer Mateo 7:21-27                             Santiago 1:22-25

AUTOR Se presenta como “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo” (1:1). En el Nuevo Testamento aparecen varios hombres con este nombre. Lo mismo sucede con María que era otro nombre muy común, o con Herodes que se nos mezcla. En la iglesia primitiva se buscaba al autor en el círculo de los apóstoles.

Había dos apóstoles, que se llamaban Santiago: el hermano de Juan, y el hijo de Alfeo (Mt.10:2-4). Del último no sabemos nada más, pero al primero se le menciona muchas veces junto con Pedro y Juan como testigo principal de destacados acontecimientos. También llega a ser una persona importante en la iglesia de Pentecostés. Pero muy pronto, en el año 44 d.C. es muerto a espada por orden de Herodes (Hch.12:1,2). Por eso difícilmente ha podido escribir esta epístola, porque del contenido se desprende claramente que no va dirigida a recién convertidos, sino a judíos cristianos que huyeron de Jerusalén después del martirio de Esteban, y que habían sido esparcidos hacia las regiones del norte (Hechos 8:1,4 y 11:19). El autor era lo suficientemente conocido como para presentarse sin añadido alguno en el primer versículo de la epístola, nos queda solamente Santiago, el hermano del Señor Jesús Marcos.6:3

“No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él”.

Que durante años ha sido un hombre con mucha autoridad en la iglesia madre de Jerusalén (Hch.12:17; Gá.1:19). Según Pablo, él era una de las columnas de la congregación (Gá.2:9).

En la asamblea de Jerusalén, descrita en Hechos 15, su palabra es de gran peso e incluso decisiva en la discusión sobre la cuestión de si las antiguas instituciones judías como la circuncisión tenían que imponerse, y en qué medida, a los cristianos de origen gentil. Esta discusión es una prueba de cómo la primera congregación de Jerusalén tuvo presente la imagen de Israel como olivo, y los creyentes como ramas silvestres injertadas en el olivo (Ro.11:16-24)

A través de la postura sabia a la que finalmente llegó la asamblea por medio del consejo de Santiago, llegamos a conocer a un Santiago que muy bien puede ser el autor de esta epístola: un hombre que está y estará siempre vinculado en cuerpo y espíritu al Dios de Israel y al pueblo del Pacto, y que en un momento crucial de su vida ha llegado a creer en Jesucristo y a confesarle como el Mesías de Israel que no ha venido para abolir la Ley sino para cumplirla (Mt.5:17). Un líder espiritual excepcionalmente capacitado para señalar el Camino a los judeo-cristianos, un camino que no es otro que aquél del antiguo Pacto, pero que en el nuevo Pacto ha adquirido un Nombre y una Figura en Jesús. Él mismo es el Camino (Jn.14:6).

El hecho de que Pablo después de su conversión visitó a Santiago (Gá.1:19),

Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. Y otra vez después de su tercer viaje misionero Hechos 21:18,

“Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos”. Muestra que Santiago tenía un lugar destacado en la grey de Jerusalén.

¿Qué más sabemos de este hermano de nuestro Señor Jesús?

Jesús debe haber tenido por lo menos dos hermanas y cuatro hermanos (Mt.13:55,56). Se menciona como hermanos a Santiago, José, Simón y Judas. Si Mateo los puso por orden de edad, entonces Santiago era el mayor después de Jesús.

De los otros únicamente se conoce a Judas por la epístola que se incluye en el Nuevo Testamento, en la cual se presenta como hermano de Santiago (“ya sabe, el conocido Santiago”) e igual que éste, un siervo de Jesucristo (Jud.1:1).

La incredulidad al principio El Evangelio de Juan habla de esto, los hermanos de Jesús no creían: Porque ni aun sus hermanos creían en él. (Jn. 7:5), y el Evangelio de Marcos nos relata cómo su madre y sus hermanos quieren llevar a Jesús de vuelta a casa porque piensan que está fuera de sí (Mr.3:21 y 31).

Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí. Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle.

¡Debe de haber sido muy difícil para sus parientes reconocer en su hijo y hermano al Hijo de Dios y al Hijo del Hombre, al Salvador del mundo! El cambio decisivo no vino hasta después de su muerte y resurrección, de lo contrario Jesús, en la cruz, habría señalado al mayor de sus hermanos como apoyo para su madre María.

 

Santiago fue testigo de la resurrección: Se deduce que Santiago no habrá sido totalmente incrédulo entonces, pues el Señor se le apareció después de la resurrección (1 Corintios15:7), nuestro Señor no se ha aparecido a incrédulos, aunque sí a débiles en la fe como Tomás y probablemente también Santiago.

Esperó la venida del Espíritu: María y los hermanos de Jesús junto a los discípulos esperan orando la venida del Espíritu Santo después de la ascensión de Jesús al cielo (Hch.1:14).

Aparte de sus encuentros con Pablo y de su actuación en la asamblea de Jerusalén, no sabemos mucho más de Santiago. Lo que está claro es que ha conservado su influyente posición en Jerusalén. No se marchó para predicar el Evangelio como los demás apóstoles, sino se quedó como Pastor de la iglesia de Jerusalén. Acerca del final de su vida: hay dos relatos diferentes.

Josefo cuenta que Santiago fue apedreado por orden del sumo sacerdote Anás II, en el año 62.

Eusebio nos dice que antes de estallar la guerra entre los judíos y los romanos el año 66, fue arrojado desde el techo del templo y luego apedreado hasta morir. Seguro que Santiago rogaba sin cesar por la restauración, sobre todo espiritual, de las doce tribus de Israel bajo la cabeza que es Jesucristo (1:1) rigurosamente los preceptos de la Ley

Destinatarios: Santiago escribe su epístola a “las doce tribus (que están) en la dispersión” (1:1). Esta descripción es tan imprecisa que da lugar a muchas conjeturas. Del contenido de la Epístola se puede deducir que el autor se dirige a los judíos cristianos que a causa de las persecuciones han sido esparcidos desde Jerusalén. En efecto, en Hechos 8:1,4 y 11:19 se hace mención de una dispersión así, después de la lapidación de Esteban. Se dirigieron sobre todo al norte, hacia Fenicia, Chipre y Antioquía. Los datos en la Epístola referentes al clima (lluvia temprana y tardía, 5:7)y la vegetación (higueras, olivos y vides3:12) coinciden con los de estas regiones.

Santiago, ¡el propio hermano de Jesús! Esto nos lleva a Lucas 8:19-21.

“Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. 20  Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. 21  El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen”.

La madre y los hermanos de Jesús intentan hablar con él, y cuando no lo consiguen le mandan un recado. Jesús reacciona con una pregunta: “¿Quiénes son mi madre  y mis hermanos?” Él mismo da esta significativa  respuesta: ”Son todos los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.” ¡Seguro que Santiago nunca habrá olvidado esta respuesta de su Hermano Jesús! “Oír y obedecer. Oír y obedecer la palabra de Dios.”

En ese lugar estaban los discípulos que fueron desafiados a oír y a obedecer, construir sus vidas sobre cimiento fuerte, un constructor llamado Judas tuvo todo a su favor, estuvo tres años y medio en medio de buenos materiales, en el otro lado salvo María los medio hermanos no tenían ningún cimiento pero por lo visto con el tiempo decidieron construir sus casas prudentemente.

En Mateo 7:21-27 tenemos idéntico DESAFIO.

Judas y Santiago oyeron este mensaje, dos clases de constructores muy similares, ambos construyeron una casa espiritual, y al mirarlas, seguramente vos hubieras dicho, Judas construyó una mejor casa que Santiago. ¿Sabe quién era el mejor hombre exteriormente? ¿Sabe quién tuvo la mejor casa? Judas, A Judas le nombraron tesorero, Se nombra tesorero a la persona que tiene su confianza, durante la última Cena de Jesús dijo que uno de los 12 le traicionaría, nadie dijo es Judas; cada uno de ellos se preguntó: ¿Seré acaso yo? Y no pensaron en Judas como el traidor porque Judas había construido una casa muy bonita exteriormente, sabía cómo impresionara a los demás, pero entre Judas y Santiago había una gran diferencia.

Santiago era un hombre como vos o como yo, sabía mucho de la familia de Jesús, aparentemente era el mayor de los que seguían en orden de nacimiento,

Vino una tormenta fuerte, y golpeó con ímpetu la casa de Judas, vino una tormenta y golpeó furiosamente la casa de Santiago y cuando las tormentas pasaron, la casa de Judas estaba destrozada, y Judas se suicidó, y se fue al infierno, ¿Entonces Judas perdió su salvación? No él no la perdió, porque él nunca la tuvo, vea Juan 6:70-71. Judas nunca tuvo una fe verdadera, en cambio, Santiago si la tuvo, veamos: Creyó, militó en la iglesia primitiva, ayudó a conciliar dos grandes corrientes en Hechos 15 que amenazaban la unidad de la fe, terminó como un mártir.

Cuando la tormenta llegó a su vida, algunas ventanas se rompieron y algunas tejas se desprendieron del techo, y algunas cosas se movieron dentro de la casa, pero le digo algo: la casa siguió en pie, y Santiago posiblemente fue el Pastor de la iglesia de Jerusalén con millares de miembros y una gran responsabilidad.

¿Por qué? Porque él tenía lo real, lo verdadero, conocía a Dios, había escuchado la Palabra de Dios, creía en el Hijo de Dios, había doblado sus rodillas frente a Jesucristo.

¿Qué fue débil en el momento menos apropiado en el inicio del ministerio de Jesús y lo llenó de tristeza por no darle apoyo a su hermano? Cierto, ¿Que fue incrédulo de la nueva fe y hasta cobarde? Cierto, muy cierto, pero su casa permaneció firme frente a la tormenta porque estaba construida sobre la roca.

¿Cuántos de nosotros podemos decir con absoluta seguridad que nuestra esperanza está anclada en el sacrificio expiatorio de Jesús y en su justicia y que estamos firmes en la roca firme que es Cristo porque todo lo demás no es más que arena movediza,

Miles que asisten a iglesias en todas partes, tendrán tormentas, muchos serán arrastrados por esa tormenta, zarandeados vencidos, ¿por qué? Porque el fundamento, la base que vos tenés no es firme, no es sólida, no es segura, para todos nosotros, la tormenta llegará más tarde o más temprano, si la tormenta todavía no ha llegado a su vida, no se preocupe, ya llegará, ya llegará.

Asegúrate de que has construido tu casa espiritual sobre la roca eterna que es Jesucristo. ¿Conoces al Señor Jesucristo? No le estoy preguntando si asiste a una iglesia. ¿Vos oís, escucha y hacés caso a la Palabra de Dios? Vos no te salva por ser miembro de una iglesia, ni por ser generoso con tus ofrendas, ni por guardar los mandamientos, vos te salvás por confiar en Jesús.

Cuando los reformadores sacaron a luz la Palabra de Dios nuevamente para el mundo occidental, y empezó una gran discusión en Europa sobre los temas doctrinales, algunas personas que miraban desde afuera, con mucha sabiduría, un humanista, que analizó el cristianismo, y estuvo muy cerca, Erasmo de Rotterdam, él analizó que el pueblo salía y discutía la predestinación por las calles, y la justificación por la fe, y discutía la doctrina y él dijo: “Hay que tener cuidado, porque el cristianismo no es una forma de pensar, es una forma de vivir”.

No es cuestión de discutir, no es la doctrina sino la vida, y yo creo que muchas veces se ha hecho un énfasis tremendo en la forma de creer, pero no se ha hecho el mismo énfasis en la forma de vivir, el cristianismo no es una forma de creer, no es una forma de rito, no es liturgias o ceremonias religiosas; es un compromiso de vida y no podemos reducir la fe a una forma de creer, o a una forma ritual.

Mucho antes que Erasmo de Rotterdam, esto lo dijo Santiago; en aquel tiempo había gente que hacia un énfasis en la fe, y sin fe es imposible agradar a Dios, somos “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”; entramos al cielo por la fe, ¿Quién puede dudar?

Santiago 2 dice que la fe sin obras es muerta en sí misma, la fe cristiana puesta en Cristo tiene que producir una vida, no nos quedemos que es una forma intelectual

Es decir, el cristiano es alguien que tiene que mover su voluntad frente a la Palabra, lo que Jesús me dice es: Señores, la voluntad es la que manda, si tenemos una voluntad debilitada frente a la Palabra de Dios, nunca vamos a poder tener fruto de nuestra fe cristiana, nos quedan en los grandes proyectos,

Bill Bright fue el mentalizador y fundador del movimiento Cruzada Estudiantil para Cristo, cuya misión es alcanzar con el evangelio a estudiantes de colegios y Universidades, pero lo que pasó con ellos en 1951, fue algo realmente extraordinario, Bill era un hombre joven de negocios que empezó a estudiar la Biblia, y Dios le llamó para una misión específica, él con su esposa, aun siendo jovencitos fueron impactados con las enseñanzas de Jesús sobre la realidad de que nadie puede servir a dos señores.

¿Sabe lo que hicieron? Pues escribieron una especie de contrato y lo firmaron, y en ese contrato firmado por los dos, ellos resumieron su amor, su devoción, su dedicación a Cristo con las siguientes y significativas palabras: Señor, seremos tus esclavos, eso sucedió en 1.951, en la actualidad el movimiento de Cruzada Estudiantil para Cristo, tiene miles de misioneros consejeros y voluntarios en 152 países del mundo; y todo comenzó cuando dos jovencitos redactaron un documento e hicieron un pacto con Dios, cuando dijeron: “Señor seremos tus esclavos”, cuando vos decís: Señor, te voy a dar un poquito de mi tiempo; Dios no lo aceptará, porque Él quiere todo su tiempo, ningún esclavo se hubiera atrevido a decirle a su amo: Amo, voy a ser tu esclavo dos horas a la semana;

Un buen constructor no descuida sus prioridades:

Un instructor dando una conferencia sobre el uso del tiempo, hizo esto: sacó un frasco de unos cuatro litros y medio con boca ancha. Colocó en él piedras del tamaño de un puño y preguntó: “¿Está lleno?”. Todo el mundo asintió. Entonces metió la mano debajo de la mesa y sacó un balde de pedregullo e puso parte en el frasco, y las piedrecitas penetraron por los pequeños espacios que dejaban las piedras grandes. El conferencista rió con ironía y repitió: “¿Está lleno?” Esta vez todos dudaron y dijeron: “Tal vez no”. “¡Bien!”, replicó. Y extrajo un balde de arena que tenía escondido. La arena se infiltró por los pequeños espacios que habían quedado entre las piedras grandes y chicas. Otra vez interrogó: “¿Está lleno?” “¡No!” dijeron todos. “¡Bien!”, comentó y tomó una jarra de agua y comenzó a llenar el tarro. Había más de un  litro y medio en la jarra. ¿Que se demostró? Si no se hubieran introducido primero las piedras grandes, no las hubiéramos puesto a todas. Primero debía ir lo primero, luego en los espacios mayores el pedregullo, en los espacios menores la arena y como broche final el agua. Esto demuestra que si somos ordenados ocuparemos sabiamente todos nuestros espacios de tiempo y pondremos en primer lugar las prioridades correspondientes. Las partidas de tiempo más importantes tienen algo en común: Jamás protestan de inmediato cuando son desatendidas. Por ejemplo: Si descuidamos nuestro tiempo con Dios, nos parecerá que El no hará alboroto alguno. Por breve tiempo nos irá bien, pero luego mal. Cuando no dedicamos el tiempo adecuado a la familia, la esposa e hijos son comprensivos y perdonan. Pero si no se respetan las prioridades en el largo plazo, las consecuencias adversas no tardarán en manifestarse. No debemos sacrificar lo importante en el altar de lo urgente. Lo trágico, es que si se descuida a Dios o la familia, o la iglesia, el descanso, o las disciplinas espirituales durante mucho tiempo, cuando por fin se repara en ellas, con frecuencia resulta demasiado tarde para evitar las consecuencias adversas.

Santiago puso lo más importante en su lugar, Judas puso primero lo menos importante.

Un buen constructor pone el mundo material supeditado y dependiendo del espiritual. Santiago por esta elección fue una luz para el mundo de sus días, terminó siendo un mártir, pero Judas por poner primero el dinero, terminó vendiendo a su amigo.

Un buen constructor vive por los valores adecuados, el malo tiene otros valores.

Las personas y las Iglesias se convierten en aquello que Valoran.

Cuando una persona define sus valores, define sus acciones, su pasión y su forma de vida. Lo mismo ocurre con una Iglesia. Los valores que elegimos determinan lo que vamos a hacer y en definitiva lo que vamos a ser. ¿QUÉ SON LOS VALORES? Los valores son las prioridades interiores que se expresan de forma clara  en nuestras acciones concretas.

¿CÓMO CONOCER TUS VALORES? no preguntés ¿cuáles son sus valores? Preguntá:

1) ¿Qué hice la última semana? 2) ¿En qué use mi tiempo, energía y dinero en la última semana?

Todos nosotros dedicamos nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro dinero en aquellas cosas que valoramos. Para que Cristo sea el centro de nuestra vida debemos empezar a valorar lo que El valora y de esta manera vivir como Él vive. Debemos identificar los valores que caracterizan el corazón de Dios y hacerlos nuestros valores. En Mateo 22:37-39 la Palabra de Dios declara lo que El valora por sobre todas las cosas.  De esto nosotros hemos derivado en dos valores esenciales y podemos intentar aplicarlos a través de todas nuestras acciones.

Nuestro primer valor es amar a Dios con todo nuestro ser y el segundo valor es amar a las personas. ¿Están estos valores en tus acciones de la última semana?  

LOS CAMBIOS DE VALORES.

a) El cambio de valores es posible.  (Mire a Jesús y sus discípulos, El cambio sus valores de vida)   

b) Cambiar valores lleva tiempo.  (Jesús dedicó 3 años a cambiar los valores  de sus discípulos)

c) Cambiar los valores comienza con cada uno de nosotros.  

d) Cambiar nuestros valores  es más difícil y costoso que preparar programas y eventos. 

Si alguien nos preguntara ¿Vos valorás la salvación de un alma?  La respuesta seria SI, pero si la pregunta fuera ¿Le hablaste a alguien de Cristo en esta semana? La respuesta seria…hum

Amar a Dios como primer valor nos lleva a poner los valores de Dios en primer lugar. ¿Qué es lo que Dios más valora? Las personas. ¿Qué personas? El hermano y el no-cristiano.

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