6 agosto, 2017

Como pasar de una fe aparente a una fe verdadera y firme


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Las señales en el evangelio de Juan Parte II: Juan 4. El poder superador de Jesús, como pasar de una fe aparente a una fe verdadera y firme.

Juan 4:43-54. Una película del año 2002, llamada John Q (“Situación Extrema”) y cuenta la historia de un padre cuyo niño se desmaya en medio de liga infantil de un partido de béisbol, cuando lo trasladan a un hospital, le hacen los análisis el diagnóstico es una falla del corazón, a John Q y a su esposa, le dicen que menos que su hijo califique para un trasplante de corazón, moriría pronto, la familia lucha para que la compañía de seguros apruebe a su hijo para un trasplante, y para lograr que incluyan el nombre de su hijo en la lista para cuando aparezca un corazón disponible, y así puedan salvarle la vida.
La compañía de seguros rehúsa aprobar el procedimiento, pero, John Q no se va a quedar cruzado de brazos y permitir que su hijo se muera, sin hacer todo el esfuerzo posible por salvarle la vida, la única solución que se le ocurrió o en la que pudo pensar, fue secuestrar a los médicos del Hospital y exigirles que realizaran el trasplante de corazón, para salvar a su hijo. La emoción es tan intensa que me eché a llorar. Estoy seguro que no soy el único padre que haya hecho esto, o que lo vaya a hacer me hallé preguntándome:
¿Qué haría yo si estuviera acorralado, en una situación similar con uno de mis hijos? Cuando se trata de nuestros hijos, no hay precio demasiado alto, no hay dolor demasiado grande, no hay distancia demasiado lejos cuando amamos a nuestros hijos como los amamos, iremos a cualquier extremo para salvar sus vidas. Este es el segundo de una serie de mensajes sobre los milagros de Cristo. De acuerdo al versículo de Juan 4:54 es el segundo milagro o señal que hizo Jesús en Galilea después de haber salido de Judea.
Parecidos: Es interesante comparar los dos milagros que hemos visto hasta aquí, habiendo leído este y estudiado el primer milagro, el de la transformación del agua en vino, ambos tienen mucho en común, en estos dos milagros, la Palabra del Señor es suprema, en el milagro del cambio del agua a vino, Jesús habla, y el agua inmediatamente se convierte en vino, en el milagro que consideramos hoy, Jesús habla, y el hijo que está a más de 30 km de distancia, inmediatamente se cura.
Los dos milagros mencionan siervos que lo supieron, ustedes recordarán el relato del milagro del agua hecho vino, cuando llevaron el agua al director de la fiesta, el director no sabía lo que estaba pasando, pero los sirvientes si lo sabían, Si usted quiere saber ¿Qué es lo que está ocurriendo espiritualmente? Debe llegar a ser un sirviente.
¿Por qué los siervos sabían y él jefe de los mozos no sabía? Porque los sirvientes se dan cuenta de lo privado, lo que no se ve. Amós 3:7, «Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas». Los sirvientes conocen los secretos.
Esto es cierto en la casa Blanca, Rosada, o Gris, en la oficina del Gerente, y en mi oficina o en tu oficina o en tu lugar de trabajo. Jesús le dijo a los que le sirven, en Juan 15:15, «Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor, pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer». Los sirvientes saben cómo llegar a hacerse amigos, e incluirse en el círculo privado.
Al continuar este relato del noble, descubrirán que mientras este hombre regresa a su casa para encontrar a su hijo, sus criados corren a su encuentro, porque ellos sabían que su hijo había sido sanado. Aunque hay muchas similitudes también hay algunos contrastes.
Contrastes: El primer milagro que vimos, el milagro de agua por vino tuvo lugar en una boda, este milagro se lleva a cabo en el umbral de un funeral, uno fue Jesús y la alegría de la vida, el otro, es Jesús y la tristeza de la vida, lo interesante, al observar las comparaciones y contrastes, estos dos milagros se llevaron a cabo, en el contexto de un hogar, el primero, una boda que se lleva a cabo en un hogar, y el segundo, se lleva a cabo alrededor de la relación de un padre y su hijo.
Hay un antiguo proverbio árabe que dice: La aflicción es un camello negro que se arrodilla a la puerta de todos, Job 14:1, dice: “El hombre nacido de mujer, Corto de días, y hastiado de sinsabores”, y Job 5:7 “Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción”.
Alguien dijo: Vivir es como lamer miel de una espina, en el camino, en alguna ocasión el camello negro se arrodilla a nuestra puerta, y atravesamos aflicciones y dificultades, pero este hombre está por comenzar una experiencia, una jornada que va a cambiar su vida para siempre:
1) Todo milagro comienza con un problema. Si tenes un gran problema hoy sos candidato, para un milagro, todo milagro comienza con un problema, cuando no había suficiente vino Jesús hizo un milagro, vino la tormenta, y Jesús la calmó, miles de hambrientos comieron los panes y los pescados que Jesús multiplicó, Lázaro se murió y Jesús lo trajo a la vida, todo milagro que Jesús hizo fue en respuesta a un problema. Este hombre tenía su hijo enfermo.
2) Todo problema, presenta una oportunidad, cuando este problema llegó, el hombre lleno de aflicción, acudió a Jesús y Él le abrió la puerta para la salvación de toda su familia, sin el dolor, este hombre a lo mejor, no llegaba nunca a Cristo.
3) Las oportunidades exigen decisiones. Juan 4:50 “Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue”.
La Biblia nos dice lo que hizo: Él tomó una decisión. Cuando uno tiene una oportunidad enfrente, uno tiene que decidir, y no se hubiera ido a casa, entonces su fe hubiera estado muerta, Santiago 2:17.
4) Las decisiones determinan consecuencias. Note lo que dice la Biblia en Juan 4:51-53 La frase: Tu hijo vive; está dos veces en los versículo 50 Jesús dice: Tu hijo vive, y en versículo 51, los criados le dicen: Tu hijo vive, la primera vez es el anuncio de la sanidad, y la segunda es la realización de la sanidad,
¿Cuándo comenzó a mejorar? Él quería confirmar en su corazón, que lo que le estaba pasando a su hijo, era exactamente lo que Jesús dijo que iba a pasar.
El creía que Jesús podía curar de cerca, pero no a la distancia, y no estaba seguro de que podía hacerlo al instante, así que cuando se enteró de que había pasado en la misma hora, su fe comienza a crecer, el texto dice que le fue dicho: Ayer a la siete le dejó la fiebre.
¿Dios todavía sigue curando? Si pero no podemos programar sus curaciones.
5) Las consecuencias, cambian vidas. Juan 4.53: “Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa”. Ahora bien, si examinamos este relato con cuidado descubriremos que hay varios tipos de fe aquí. ¿No hemos leído ya que el padre creyó? Así es, de hecho, hay tres clases de fe (creer en el poder, en la palabra y en la persona de Jesús), se puede ver como nuestro Señor lleva de una fe a la siguiente hasta que por último el hombre la fe más poderosa, la fe que usted y yo expresamos, cuando recibimos a Jesucristo. Primero que nada…

Juan, presenta un desfile de milagros, el primero es el de las bodas de Caná, es el PODER TRANSFORMADOR DE JESUS. Hoy veremos el PODER SUPERADOR DE JESUS, de más a mejor, cada día con Jesús es mejor: Un relato del proceso que culmina con la FE VERDADERA, SOLIDA, FIRME, PROPIA, GENUINA, SEGURA. Ahora vamos a ver un milagro realizado a larga distancia.
¿Por qué este milagro? Jesús no vino a realizar milagros, vino a salvar a las almas. Yo creo en los milagros, pero no confío en los milagros, confío en Jesús.
Todos podemos tener dificultad con las dudas y puede ser que muchas se repitan en tu mente aun después de creer, por eso necesitamos tener una fe fuerte. Más que tener una fe, que en realidad necesitás una fe que te posea a vos.
En Juan 4:46-56 encontramos a un hombre que tenía un problema, ¿Y cuál era el problema? Era un padre desesperado, un aristócrata lleno de dinero pero tenía un problema que no podía resolver por sí mismo, por la condición de grave enfermedad que tenía su hijo. Jesús lo sana a larga distancia, y justo a la hora que Jesús determina sanarlo, el chico queda sano. Esta fue la segunda señal que hizo Jesús en Caná, donde había convertido el agua en vino.
El padre desesperado había venido de Capernaún hasta Caná de Galilea, aproximadamente 25 kilómetros de distancia. Aquí está este hombre que era un oficial real, quien seguramente habrá pensado si puede convertir el agua en vino, ¿No podrá sanar a mi hijo? Hizo el viaje y le ruega que sane a su hijo, más Jesús de alguna manera lo reprende, casi regañándole (Juan 4:48) “Si no viereis señales y prodigios, no creeréis”. Este hombre sin embargo estaba desesperado y no quería hablar de teología, él le suplicó a Jesús: «desciende antes de que mi hijo muera», y Jesús le dijo: “Ve tu hijo vive, está bien”. Hay tres puntos importantes que nos permitirán ir más allá del milagro y llegar en Jesús.

1) ¿Qué impedimentos hay para tener una fe sólida, firme, verdadera y aprobada?. El impedimento número uno de la fe fuerte, es la fe prestada. Todo lo que este hombre tenía de Jesús, era simplemente lo que había oído, había escuchado acerca del milagro que había hecho de transformar el agua en vino Juan 4:46. El acababa de oír acerca de Jesús, todos deberían oír acerca de Jesús, pero esto era lo único que tenía. Todo lo que había hecho era escuchar. Una fe prestada no es una fe fuerte, vos no podes ir al cielo con una fe prestada, con la fe de su mamá o vecino u otra persona, vos podés oír lo que Jesús ha hecho en otro, pero esto no es la fe fuerte. Hacia el final del ministerio terreno en Cesarea de Filipos, Jesús le preguntó a los suyos acerca de quien creía la gente que era El. Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista, otros Elías, y otros Jeremías, o alguno de los profetas. Luego preguntó qué creían ellos mismos, allí fue donde Pedro tuvo la respuesta acertada (Mateo 16). ¿Y vos quién creés que es Jesús? ¿Sabés acerca de Jesús o conoce a Jesús? ¿Es su fe propia o fe prestada? El obstáculo que sigue es la fe que demandaba señales (4:48). Jesús no estaba aprobando la actitud sino lo estaba reprendiendo.

En Mateo 12:38-39, la gente le exigía: «Maestro deseamos ver de ti señal y así creeremos», era una generación que rechazó ser TRANSFORMADA. Pedía a Jesús señales caprichosas, sino no iban a creer, no les alcanzaría.
¿Sabes porque Jesús no hizo un milagro para estas personas? Porque vos podrás decir: ¿Qué más quería Jesús? Si tenía los líderes religiosos, hubiese hecho un milagro, los convencía y se convertían, cuando Herodes le pidió un milagro antes de mandarlo otra vez a Pilato, y que fuera a la cruz, si él hubiese hecho un milagro delante de los líderes religiosos, y políticos de la nación, los hubiera convencido; NO ¿Sabes por qué? Porque el milagro que ellos están esperando, no es el milagro que recompensa la fe, sino el milagro que hace innecesaria la fe, como ellos no quieren jugarse, no quieren dar un paso de fe, ellos quieren ver un milagro que les ahorre el compromiso y el desafío de tener de creer sin ver, pero, ¿Sabés una cosa? Sin fe, es imposible agradar a Dios.
Si vos querés ser un protagonista y no un espectador de la vida, si vos querés asumir un compromiso real con Dios, si querés que tu vida tenga significado, vas a tener que aprender a dar pasos de fe, no podés estar esperando siempre primero estar seguro de todo, y ver, para después actuar, sin fe es imposible de agradar a Dios.
Con Jesús, sinceras peticiones si, perversas intenciones, no. Jesús promete por su sola bondad en Mateo 12, la señal de Jonás. Una señal distinta a todas: Señal que CONFIRMA, SOBREPASA, COMPLEMENTA, Y CORONA TODAS LAS DEMAS SEÑALES: LA RESURRECCION.
Pero aun así ellos la terminan evadiéndola, ya que sobornan a los soldados romanos para que mientan, ya que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Al tercer día: Jonás sale del corazón del mar, Jesús del corazón de la tierra; al tercer día: Jonás es despedido del pez para ir a predicar, Jesús salió de la tumba para explicar la Gran Comisión y alcanzar el mundo entero.
¿Por qué la generación de Jesús rehusó ser transformada? Porque en el caso de Nínive y Jonás, los ciudadanos aquellos se arrepintieron de su maldad, los judíos frente al gran Maestro, se endurecieron con incredulidad. ¿Qué demuestra esto? Que los que tuvieron más beneficios y ventajas para creer, hacen más graves la maldad de quienes tuvieron mayores ayudas y oportunidades. Por eso los hombres de Nínive se levantarán y condenarán a la generación de Jesús.
Cuando estaba en la cruz, le pidieron como señal que descendiera de la cruz y ellos creerían, «Si Dios hace un milagro marca industrial, entonces yo creeré, porque el ver es creer» NO, EL VER ES VER, Y EL CREER, CREER. Tenemos gente que demanda de Jesús señales y prodigios. ¿Qué hay de malo en pedir las señales y prodigios? No hay nada de malo, Jesús los hizo, pero ¿qué hay de malo en demandar señales? A esa generación Jesús la llama, “mala y adúltera”, y le ofrece la señal de Jonás. Le exigían señales y milagros al Maestro como condición para creer. De igual manera en el momento más determinante de la crucifixión, varios piden como señal del Mesías, que éste se baje de la cruz. Pero ver es ver y creer es creer.
¿Qué hay de malo en demandar y querer señales, prodigios y milagros? Ud. va a oír más de señales al acercarnos al final de esta era.
Esto deshonra a Dios, le dice a Dios, yo no puedo creer en tu Palabra tienes que probarme que eres Dios. Es que no va a escuchar nada más. Veamos un ejemplo. Si vos le decís a tu hijo que sabés que está juntando dinero para comprarse un auto y que le depositarás mil pesos por mes en su cuenta y que ya hizo el primer depósito, para que en el futuro se pueda comprar un auto. Si tu hijo te preguntara, ¿Cómo puedo estar seguro que me has hecho el depósito papá? Te lo acabo de decir que lo he hecho. Y si tu hijo te pregunta si le podés dar el comprobante del depósito, esto sería un insulto para vos. El chico deshonra a su padre así, le dice tu palabra no me es suficiente necesito un comprobante. De igual manera nosotros deshonramos a nuestro Dios, lo insultamos. Le estamos diciendo tu palabra no me es suficiente. Tomás el incrédulo, «Si no viere la marca en sus manos y costado»…. cayó en este error y no creyó suficiente la palabra del testimonio previo de Jesús y los demás testigos. Jesus le dijo porque me has visto Tomás creíste, pero bienaventurados los que no vieron y creyeron» Ver Juan 20:29 y la respuesta que Jesús dio. ¿Qué es la fe? La fe, no es tanto el recibir de Dios las cosas que usted quiere o espera, como aceptar lo que Dios le ofrece. No es darle órdenes a Dios, sino oír, creer y obedecer lo que Dios dice. Este oficial romano sabía dar órdenes, él tenía siervos aquí y allá. Señor desciende, antes que mi hijo muera, Jesús le dijo: «no ve tu». Esta es la fe débil, es la fe prestada, es la fe que demanda señales, fe egoísta y caprichosa, quizá es mejor tener esta fe que no tener fe del todo. Este hombre va a sufrir una metamorfosis, le va a suceder algo, una transformación, él va a ir mas allá de los milagros, va a llegar a tener una fe fuerte, va a llegar a Jesús, vea el cambio. Él va a tener un cambio dramático y radical. Comenzando en el verso 49, el hombre creyó la palabra. Le voy a decir como tener una fe fuerte.
¿Cómo funciona la fe genuina y verdadera?. El oficial era un hombre acostumbrado a dar órdenes. La fe puede ser débil, pretenciosa y egoísta y caprichosa. Uno puede decir, bueno es mejor esto que nada. Pero hay que llegar a la fe fuerte, más allá del milagro hay que llegar a Jesús. ¿Cómo tener la fe válida, propia y segura?
a. Hay que oír la Palabra (Juan 4:50). Vos debe escuchar su Palabra. Ver Romanos 10:14,17. Como invocarán en aquel en quien no han creído. Así que la fe es por el oír, Para tener fe se debe saber lo que Dios ha dicho y está diciendo, oír la Palabra de Dios. La fe es la respuesta a la Palabra de Dios. Esta es la razón de porque tenemos de los púlpitos, para hacer oír la Palabra de Dios. Si quiere que la gente crea, debe darles la Palabra de Dios.
b. Hay que creer en la Palabra de Dios (Juan 4:50). El oír no es suficiente. Muchos oyen pero no han creen y como oirán sin haber quien les predique. (Ver parábola del sembrador).
c. Hay que obedecer la Palabra de Dios (Juan 4:50 adelante). La Palabra de Dios puede hacerte mal. ¿Cómo? Si la escuchás no dispuesto a obedecerla o sujetarte a ello, te hará mal. Jesús puede hacer mal a tu vida. ¿Cómo? Si te acercás a conocer de Él y no estás dispuesto a obedecerle, no te hará bien. Jesús le dijo al padre desesperado: “Ve, tu hijo vive”. Fue, descendió y sus propios siervos le avisaron que a la misma hora en que Jesús habló el chico se sanó. Si se hubiera quedado allí demandando una señal, está claro que la fe se demuestra con la obediencia. La fe verdadera está entrelazada con la obediencia. Vea Romanos 16:26, La obediencia de la fe. Santiago 2:26. Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, la fe sin obras está muerta. Sentándose en la iglesia no es fe, debe oír, creer y obedecer.
d. Hay que descansar en la Palabra de Dios, la Biblia dice que aquel que cree no andará apurado, ni preocupado, es decir, ha aprendido a descansar en la Palabra de Dios, el Salmo 37:5, dice: “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará”. Vos no tenés que andar disgustado y con frustración, confiá en el Señor, encomendá a Él tus caminos.
¿Por qué el Señor procede de esta manera? ¿Por qué Jesús no fue con ese hombre para sanar a su hijo? ¿Por qué Jesús solo le dijo: Ve tu hijo vive? Este hombre tenía una palabra de Jesús, cuando yo necesito la contestación de una oración, ¿Debo tener a Jesús físicamente para obtenerla? Ese hijo que se moría estaba como a 30 km y Jesús lo sanó a larga distancia, Él envió su palabra y el muchacho se sanó, y fue como si personalmente hubiera tocado el cuerpo de ese joven, cuando estudio la Biblia, es como si tuviera a Jesús a mi lado, es como si Jesús estuviera ahí con nosotros, y no es que estamos adorando la Biblia, pero cuando tomamos la Palabra de Dios y la leemos y meditamos en ella, Dios nos habla por medio de su Palabra; y la fe es encontrar una promesa en la Palabra de Dios, que será revelada por el Espíritu de Dios y en la cual podemos estar firmes.
Hubo una fe en el poder de Cristo, no sabemos dónde oyó este hombre en cuanto a Jesús, pero sea lo que sea, que hubo oído, fue lo suficientemente poderoso, como para estar dispuesto a emprender un viaje de más 30 km, a otra ciudad, y buscar a Jesús, porque por lo menos, mentalmente creía en el poder de Jesucristo, luego, cuando Jesús le dijo que se fuera a su casa, dado que su hijo vivía, el hombre avanzó de una fe en el poder de Cristo, a una fe en las promesas de Cristo, el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, es lo que el texto dice, eso, es una buena fe.
Pero cuando llegamos al versículo 53, él expresa la fe más importante de todas:
Hubo una fe en la persona de Cristo, él creyó no en su poder, no en su promesa, sino que creyó en el mismo Jesucristo, y tengo que creer de corazón que ese fue el punto de toda la experiencia de su vida, ¿No sabés que a veces Dios manda problemas a nuestras vidas, para que esos problemas nos guíen a sentir nuestra propia impotencia, nuestro propio vacío y nos lleven a reconocer nuestra gran necesidad de Jesús?
Si vos oís los testimonios que dan los que se convierten a Cristo, oirás un tema consistente, fue mientras estaba atravesando esto o aquello, cuando encontré al Señor; fue cuando atravesé el divorcio, cuando me di cuenta de que necesitaba a Dios; fue cuando mi negocio se desplomó y me quedé sin nada cuando necesité, Dios usa los extremos de nuestras experiencias para llevarnos a una relación personal con El, si examinamos esta narración, vemos la fe de este hombre en el poder de Cristo, que creció en una fe en la promesa de Cristo, lo que en última instancia culminó en su fe en la persona de Cristo, la Biblia dice que no solamente creyó, sino que también su familia creyó.

¿Cuál es el objetivo de la fe firme, sólida, segura?. ¡Es creer en el Mesías, en el Salvador de las almas! Juan 4:53. El padre entonces entendió que era la hora en que Jesús le había sanado. En Juan 4:50 vemos que el hombre creyó lo de la sanidad, pero en Juan 4:53 no cree en la sanidad o milagro sino en el Mesías, creyó toda su casa. Ha ido mas allá del milagro y ha llegado a Jesús, es el por que de los milagros. En esto último está incluida la salvación, de él mismo y de toda su casa. Seguramente el hombre fue al Antiguo Testamento para aprender la Palabra y explicarlo a toda la familia. Les dijo algo parecido a esto: «yo encontré al Mesías, y ahora confiemos en Él y seremos salvos». ¿De qué le hubiera servido al muchacho ser sanado y al morir irse al infierno sano? Jesús en su paso por esta tierra no sanó a todos, pero todo aquel que le invoca será salvo. Pero la Biblia dice: “Todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo”. No se preocupe tan solo por el Sanador, sino por el Salvador. El vino a buscar y salvar ….
Juan dio en su libro el propósito del mismo en Juan 20:31-32.
¿Cómo diferenciar la fe fingida de la fe verdadera? ¿Cómo diferenciar la fe aparente de la fe genuina? ¿Cómo diferenciar la fe débil de la fe fuerte? ¿Cómo diferenciar la fe prestada de la fe propia? ¿Cómo diferenciar la fe insegura de la fe segura? ¿Cómo diferenciar la fe cambiante de la fe firme?
La fe fingida y la fe verdadera:
a) La fe fingida, aparente, débil, prestada, es evidencia de que no hay relación con Dios. Ve a Dios lejano, tenemos temor de él, no podemos decirle ‘Padre’. ¿Cómo es la oración? Si la hay, no hay respuestas, y es un simple acto religioso. ¿Hay seguridad de los pecados perdonados? No puede haberla, porque no hay signos vitales de vida espiritual. La vida biológica es un ejemplo en pequeño de la vida espiritual, un ser humano tiene normalmente hambre y el ser espiritual tiene hambre de Dios, y se satisface con Dios. Quien tiene fe aparente vive con hambre. Un ser humano con vida, manifiesta hambre. Podemos creer en él, y aun defender su existencia en las discusiones con los ateos o agnósticos, pero no podemos decir que somos ‘hijos’ de Dios, y que él es nuestro ‘Padre’. Un creyente genuino ha recibido el Espíritu Santo, para la filiación, y por medio de él puede decir: «Abba, Padre» (¡Papito!). Se goza en el hecho de ser un hijo de Dios, y puede reconocer al Espíritu dentro de él, guiándole, consolándole, enseñándole. Si creemos esto tenemos una fe GENUINA, VERDADERA, FUERTE, PROPIA, SEGURA Y FIRME. Es evidencia de que hay RELACION. (De Padre a hijo).
b) La fe fingida, aparente, incierta, insegura, cambiante evidencia que se desconoce a Jesucristo. El que tiene una fe fingida habla de Dios, pero no de Jesucristo. La Biblia no fue escrita para que creamos en Dios, parte de ese supuesto: Dios si existe, y fue escrita para que creamos en Jesucristo, Juan 20:30-31. Muchos hablan de Dios, en sentido general, pero no de Jesucristo como el Dios encarnado. Alguien puede decir: Creemos en el mismo Dios. Es el mismo Dios, si este Dios ha enviado a su Hijo a morir en el Calvario por mí, de lo contrario no es el mismo Dios en el que creemos El Señor dijo: “Nadie viene el Padre sino por mí”, “Yo soy el camino”. Muchos creen en Dios, oran a Dios (a ‘Diosito’), pero no conocen la relación con Jesucristo. Un creyente genuino sabe que por medio de Jesucristo ha conocido a Dios, Jesús para él es el Camino, y la Verdad y la Vida. Valora su muerte en la cruz, y su sangre derramada para el perdón de sus pecados. Si creemos esto tenemos una fe GENUINA, VERDADERA, FUERTE, PROPIA, SEGURA Y FIRME. Hay evidencia que se conoce a Cristo.
c) La fe aparente, débil, prestada, se basa en la herencia, no en la conversión. La fe fingida es una herencia cultural, es la religión de los padres, no una experiencia individual. Ahora, la fe genuina no está ajena a los antepasados, a la familia, pero de una manera distinta, siempre incluye la necesidad de la experiencia personal, individual, la fe fuerte, propia, verdadera, se basa en la conversión, el compromiso para con Dios. DIOS TIENE HIJOS PERO NO TIENE NIETOS. La fe genuina no se hereda biológicamente, pero sí se puede dar testimonio de ella por medio de la predicación, de la vida y del ejemplo de los mayores. La fe no fingida de Eunice, Loida y Pablo tuvo mucho que ver en la fe no fingida de Timoteo.
d) La fe débil, aparente, prestada es una fe mental, no espiritual, pero la fe firme, segura, propia, verdadera, incluye lo mental, pero agrega el compromiso inquebrantable con el Salvador, la seguridad del amor del Padre y la habitación del Espíritu. La fe fingida es mental. Al ser mental está en el plano del alma, es cambiante, insegura. Sólo lo que es espiritual tiene firmeza.
e) La fe aparente, cambiante, prestada o fingida es discutidora proclive a las disputas doctrinales y a la palabrería. (1ª Timoteo 1:3-7). Pablo se lo explica a Timoteo un hijo en la fe, y un pastor que estaba sumando experiencia. La fe fingida es tan débil que necesita reafirmarse ante sí misma. Y entonces pelea y discute, normalmente acerca de cuestiones de índole menor, sobre cosas externas, de la ley, de los mandamientos, de las doctrinas. Nada de esto es esencial en la carrera cristiana. Un creyente con una fe verdadera no necesita demostrar nada para creer, porque su fe le ha sido dada de arriba y está más allá de las opiniones humanas. Aunque todos se levanten con argumentos, su fe no será conmovida, porque conoce de verdad a Dios.
f) La fe prestada, cambiante, insegura no produce ningún cambio real en la manera de vivir. La fe fingida hace promesas, intentos, pero no produce ningún cambio de vida real. Como no hay nuevo nacimiento, se trata del mismo hombre viejo que trata de enmendarse. El creyente genuino, en cambio, puede comprobar en sí mismo una nueva manera de ver la vida, de ver el mundo. Se da cuenta que el mundo está caminando en el sentido equivocado, y él sabe que no pertenece al mundo. Su manera de pensar ha experimentado un vuelco radical. Como vemos, la fe fingida está muy por debajo de la fe genuina. Pueden parecer, si las miramos superficialmente, pero tienen un origen diferente, y producen frutos muy distintos. La fe segura, firme, sólida, fuerte y verdadera produce cambios significativos en el creyente. Muestras bíblicas: Pedro, Juan, Pablo, María Magdalena, y todos nosotros.
Bibliografía: Comentarios de M Henry, Art «Aguas Vivas» y A. Rogers, Los milagros de Jesús, por David Jeremíash

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