6 enero, 2019

Principios básicos para tener un año exitoso en este 2019


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Toda vez que finaliza un año muchos hacemos un balance de lo que ha sido ese año, que logros obtuvimos, que metas no pudimos alcanzar y en el orden espiritual también podemos reflexionar en el mismo sentido y seguramente encontraremos muchas cosas que nos hemos comprometido delante del señor en mejorar y algunas ya son parte de nuestras vidas y otras nos ha costado hacerlas formar parte de nuestra vida.
Dice la segunda parte del pasaje de Juan 10:10 “yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”
No ha medias, no un poco, sino en abundancia, Es por eso que en esta primer reunión del año con el propósito de que vivamos según esta promesa quisiera que reflexionemos sobre un pasaje del libro de proverbios.
Leyendo el libro Proverbios vamos a escuchar la sabiduría de Salomón. Ahora, nosotros nos preguntamos, ¿qué es un proverbio? «Un Proverbio es un dicho que expresa una verdad específica de una manera directa y concisa». También podemos compartir esta otra definición: «Los Proverbios son frases cortas producto de una larga experiencia». También es «una verdad que se presenta en una forma fácil de recordar; una filosofía basada en la experiencia y una regla para la conducta». Ahora, el versículo principal o clave en este libro de Proverbios, podemos decir que lo encontramos en el primer capítulo, versículo 7, donde dice, «El principio de la sabiduría es el temor del Señor; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza».
La frase que encontramos en Proverbios 9:10 que dice, El temor del Señor es el principio de la sabiduría, hace que el concepto hebreo de la sabiduría sea único. Para ser sabio en el sentido Bíblico del término, uno debe comenzar estableciendo una relación adecuada con Dios. Temer al Señor significa respetarle por ser quien es y responder depositando en El nuestra confianza, rendirle nuestra adoración, obediencia y servicio. Si Dios no es honrado y su Palabra no es obedecida, entonces la sabiduría, tal como los sabios hebreos la definieron, nunca puede ser alcanzada.
El propósito al utilizar los proverbios era ayudar a los jóvenes a adquirir habilidades mentales que promovieran una vida sabia, por eso es que en su lectura descubrimos que Salomón se dirige a los jóvenes aunque quienes somos adultos no debemos considerarnos excluidos de sus enseñanzas porque en el aprendizaje de las escrituras todos seremos jóvenes hasta el fin de nuestros días.
Texto: Proverbios 3:1-10
1- Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos;
2- Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán.
3- Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón;
4- Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres.
5- Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.
6- Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
7- No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal;
8- Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.
9- Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos;
10- Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.

INTRODUCCION
Seguramente cuando hemos levantado en estas fiestas nuestra copa hemos deseado tener un año de bendiciones, porque nadie quiere tener un año de frustraciones y derrota, sino al contrario queremos ver resultados en todo lo que hagamos, queremos hacer nuestra esta promesa del Señor de Juan 10:10
Todo lo recibimos por Gracia de Dios, pero hay cosas que nos corresponden hacer a nosotros para que esas bendiciones nos alcancen.
Queremos tener un año lleno de bendiciones en este 2019
¿Qué enseña la Palabra?
I. PARA VER UN AÑO DE BENDICIONES DIOS ME PIDE OBEDIENCIA. (V. 1)
Dice aquí que tu corazón guarde mis mandamientos. Eso es algo más que simplemente someterse a una obligación. Se oye tanto decir en el día de hoy que es nuestra obligación como creyentes hacer esto o aquello. Bueno, no debe ser nuestra obligación. Debe ser nuestra devoción amorosa a la voluntad de Dios. Recordemos lo que dijo el salmista en el salmo 119:11 En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Y recordemos lo que dice Esdras 7:10 acerca de aquel joven sacerdote llamado Esdras “Que él había preparado su corazón para buscar la ley del Señor y para cumplirla; y enseñar en Israel los estatutos y los juicios”. Es necesario en el día en que vivimos, que exista una preparación del corazón. También recordemos cuando, en Juan 14, el Señor Jesucristo estaba reunido con los Suyos en el aposento alto; y se dirigió a ellos ¿De qué manera lo hizo? Lo hizo de una manera cariñosa, íntima y personal, de cosas que Él no había revelado antes. Y Él les dijo, según 14:23: El que me ama, mi palabra guardará; y mi padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. ¿Le amamos? Si le amamos, entonces, Él quiere hablar con nosotros. Así que no lo consideremos una obligación. Lo que nosotros estemos haciendo es porque le amamos, y estaremos tratando de hacer lo que El quiere que hagamos. Y El quiere que difundamos Su Palabra. Él está sembrando la semilla; esa es la imagen que tenemos de Él, y nosotros estamos sembrando esa semilla bajo su dirección. Lo hacemos por amor, Y creemos que ese es el fundamento. Porque El dijo, El que me ama, mi palabra guardará.
Recordemos el relato de Juan capitulo 21, la conversación que el Señor Jesucristo tuvo con Simón Pedro, quien le había negado antes, y ¡cuán terrible fue esa experiencia! Después de la resurrección, cuando se encontraba en el mar de Tiberias, luego de la pesca abundante que pudieron hacer por la indicación de Jesús a quien hasta allí no habían reconocido. Cuando Simón Pedro se presentó ante El, creemos que no le quería ni siquiera mirar al Señor Jesús a los ojos. Y el Señor no le preguntó: «¿Por qué me has negado?» Lo que se le preguntó fue: Simón, hijo de Jonás ¿me amas? (Juan 21:17). Si le amamos, ese sentimiento hace que esta vida sea más brillante, enriquecedora y maravillosa
El no olvidar y guardar la Palabra nos conducirá a: Largura de días, años de vida y paz nos será aumentada.
Qué lugar ha tenido la Palabra en mi vida hasta aquí,

II. PARA TENER UN AÑO DE BENDICIONES SERÁ NECESARIO CAMINAR EN MISERICORDIA Y VERDAD. (V. 3)
Aquí se menciona la misericordia, que es compasión. Dijo Juan que la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio del Señor Jesucristo. ¿Qué es la misericordia? Es gracia, es más que amabilidad. Aquí se le aconseja al joven que Misericordia y verdad debe atarlas a su cuello, escribirlas en la tabla de tu corazón. Ser misericordiosos es decir tener compasión hacia alguien con necesidad o con angustia, impotente, o endeudado, y sin derecho a un tratamiento favorable. La gracia se ocupa del hombre, en su condición de culpable; la misericordia en su condición de desdichado
El hombre o mujer que camina en esta vida con un corazón sensible, perdonador, misericordioso y que siempre a pesar “de” dice la verdad hallará gracia con Dios y la gente.

III. SI QUEREMOS VER UN AÑO DE GRANDES BENDICIONES. CONFIA EN DIOS (V. 5)
Nos preguntamos a veces si aquellos que están recitando esos versículos, se dan cuenta de la rica veta de verdad de donde proceden. Tenemos que recordar que estos versículos fueron directamente dirigidos al que estudia a conciencia la Palabra de Dios. Como Pablo le dijo al joven predicador en 2 Timoteo 2:15: Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Habiendo estudiado la Palabra de Dios y sabiendo algo acerca de la misericordia o compasión, de la gracia y de la verdad de Dios, y aferrándose a estas realidades,
Es una hermosa experiencia el poder confiar en Cristo con todo el corazón, el entregarse y comprometerse totalmente a Él. Este compromiso completo, integral, es muy necesario en el día de hoy.
A veces nos encontramos enfrentados a situaciones que no nos agradan, en las que nos sentimos inseguros o poco seguros o en peligro. Aquí dice: Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Y así, Él nos ha guiado hasta aquí, a través de circunstancias problemáticas y variadas. Y lo seguirá haciendo.
Cada uno podrá contar con su propia experiencia tal vez para unos la carga que le toque llevar sea más pesada que a otros pero si confiamos plenamente en el señor igualmente cuando amanezca cada día debemos poner nuestra miraba hacia el cielo y decir: «Señor, gracias por traerme a un nuevo día». Quizás el cielo esté nublado y no esté brillando el sol, o quizás sea un día luminoso. «Pero en cualquier caso», “demos gracias a Dios».
Recordemos que el Señor Jesús, dijo en Mateo 6:22: La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz
Fíate de Jehová de todo tu corazón. No hagamos planes sin estar seguro que son respaldados por Dios. (V. 5) por muy atractivos y efectivos que sean nuestros planes, no nos apoyemos en nuestra propia prudencia.
Reconozcámoslo en todo lo que hagamos y decidamos. No digamos “PRIMERO DIOS” solo por decir; Practiquémoslo (V. 6).
Entendamos que no siempre tenemos la mejor opinión, oigamos la de los demás y seremos bendecidos. (V. 7).
Otra versión traduce el versículo 8 así: «Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser». No seamos insensatos, creamos que si confiamos en el Señor, mejorará nuestra salud pero no dejemos de dar parte a los médicos. Es tranquilizador descansar y apoyarse en El, antes que en uno mismo.
El Apóstol Pablo, escribiendo al joven Timoteo, le dijo en su segunda carta 2:19: Apártese de maldad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Esta conducta nos apartará del pecado, nos alejará de todas aquellas cosas que corroen no solo la vida espiritual sino también la vida física.
Finalmente Honremos a Jehová con nuestros bienes. (V. 9) de toda bendición recibida del Señor demos para las necesidades de su obra y Dios promete llenar nuestros graneros. (V. 10)
Esto representa una entrega y un compromiso total. Recordemos lo que Dios dijo a Israel cuando Él los puso en la tierra prometida: La tierra es mía, yo os la doy. Los israelitas tenían que dar una décima parte, es decir un diezmo de los productos que cosechaban y elaboraban. Y creemos que en realidad lo que ellos daban al Señor eran más que eso. Porque Al mismo comienzo de la cosecha traían las primicias o primeros frutos. Con esa acción reconocían que Dios era el dueño de todo. Era una evidencia de un compromiso total con El.
Nadie puede decir que está totalmente comprometido con el Señor hasta que considere que El es el dueño de todo y obre en consecuencia. Porque Él es quien le ha dado todo. Alguien quizá diga: «Bueno, yo he trabajado muy duramente para conseguir todo lo que tengo». Pero debería preguntarse ¿quién le dio la salud para trabajar?, ¿Quién le dio a el trabajo? ¿Quién hizo posible que ganara dinero? Dios permitió todo eso. Y nosotros debemos reconocerlo. Si lo hacemos es evidencia de una entrega total.
También se podrá decir que esto le suena muy material. Pues no, esto es verdaderamente espiritual. Tenemos que decir que la espiritualidad genuina no consiste, por ejemplo, en la duración de nuestras oraciones; sino que incluye también las cosas materiales.
Hay que decir que Dios promete Su bendición a aquellos que le honran con los bienes que reciben. Y no lo decimos nosotros. Lo dice la Palabra de Dios. San Pablo dijo en 2 Corintios 9:7, Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
CONCLUSIÓN:
Mis hermanos y amigos, todo lo que estamos reflexionando nos conduce a la bendición de Dios ¿Por qué nos privaremos de hacerlo? Si no tenemos fuerzas, Jesús quiere hoy ser nuestro compañero inseparable del camino para que recibamos su salvación y su bendición.
Obediencia, Misericordia y verdad, confianza plena en Dios.

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