Reflexión de fin de año 2015 – Parte II
Por: Carlos Amarillo
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Les leo una poesía ante el cambio de un nuevo año:
Yo estaba lamentando el pasado y temiendo el futuro
De repente mi Señor hablaba: Mi nombre es Yo soy, El hizo una pausa
Esperé, continuó, Cuando vives en el pasado, con sus Errores y remordimientos es duro
Yo no estoy allí mi nombre no es Yo era.
Cuando vives en el futuro con sus problemas y temores es duro,
Yo no estoy allí mi Nombre no es Yo seré
Cuando vives en este momento No es duro yo estoy aquí
Mi nombre es: Yo soy.
Algunos de los desafíos a realizar en el 2016:
1) El desafío de un acercamiento o apego mayor a la Palabra de Dios.
2) El desafío de no desenfocarnos en la alabanza y adoración:
3) El desafío de mantener la pasión por Dios intacta.
4) El desafío de estar más interesados con el ser que en el tener.
Hoy existe mucha preocupación por el volumen de la congregación, algunos parecen aplicar las recetas del marketing y el espectáculo masivo, no debe ser así en el cuerpo de Cristo. Algunos hacen esta pregunta: ¿Cuántos miembros tenés? Parece que la cantidad diera estatus al pastor, pero no sería mejor preguntarse:
¿Los hermanos de tu congregación se aman? ¿Son solidarios? ¿Sensibles? Pablo nunca escribió una carta a ningún pastor felicitándolo por la cantidad de sus miembros. La prosperidad es un tema que ocupa a muchos creyentes hoy día.
Si pudiéramos hacer un resumen de las bienaventuranzas, reflexión de Jesús con la que comienza el Sermón del Monte diríamos: Bienaventurado consiste en ser, no en tener, aunque no hay problema con tener.
Bienaventurados los……pobres, porque de ellos es el reino de Dios; los que lloran porque ellos recibirán consolación; los mansos porque ellos recibirán la tierra por heredad; los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados; los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia; los de limpio corazón porque ellos verán a Dios, los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios; los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Nuestra afirmación: El ser está antes que el tener. Y si tenemos, que eso no nos impida el ser.
Abraham, Moisés y Elías fueron siervos destacados de Dios en el Antiguo Testamento. Hagamos un pequeño juego de palabras:
Abraham era y tenía.
Moisés dejó de tener para ser.
Elías nunca tuvo y fue.
Si somos parecidos a Abraham, que tengamos y seamos al mismo tiempo.
Si somos parecidos a Moisés, que dejemos de tener para ser.
Si somos parecidos a Elías, posiblemente nunca tengamos, pero seamos.
Hablo a los padres: ¿Qué te gustaría? ¿Que tu hijo fuera un distinguido doctor o un fiel misionero o pastor? La respuesta dependerá de los valores que tengamos.
Hablo a los jóvenes: ¿Qué te gustaría tener? ¿Un puesto distinguido o ser un obrero del Señor para predicarle a los que están sin Cristo?
5) El desafío de no olvidarnos de las necesidades de afuera. En Romanos 1 en el original hay 4 palabras muy fuertes, y son: Pasión o deseo en Romanos 1:11, “Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual,” Soy deudor, esta es la segunda palabra en: Romanos1:14 “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor”, la tercera es pronto de Romanos 1:15; y poder en Romanos 1:16.
Ejemplo 1: Es ofeiletes, soy deudor, una persona totalmente obligada a pagar la deuda que no es legal, o sea, Pablo no debe dinero, ni tampoco prometió que iba a estar y ahora se siente comprometido con sus palabras, no, es un deseo fuerte, pero es una persona que está totalmente obligada a pagar algo que su corazón le está diciendo que tiene que pagar, él no tiene una obligación legal, pagar una cuenta legal, un impuesto (Ganancias) la pagamos pero no hay tanto gozo y alegría. Cuando compramos nuestro templo en Rodríguez 542, estábamos obligados a pagar si o si, porque estaba documentado también durante 24 meses y pagamos! Pero esta deuda de Pablo es otra cosa.
Pero acá hay alegría hay gozo porque ofeilete indica eso, una persona que se siente totalmente obligada a pagar una deuda moral, que su corazón le está diciendo que lo haga, de las palabras para deber o para devolver, pero hay una diferencia, es con alegría, es con gozo, nadie paga los impuestos con gozo, casi que obligatoriamente.
Ejemplo 2: ¿Cuántos consideran que le deben algo a Dios? Levanten la mano todos los que consideran que le deben algo a Dios. Si la levantaron, respondieron con el corazón y eso tiene 10 como una casa, pero 0 en Teología, porque la salvación es gratis, y lo que es gratis no se paga, se agradece, yo también levanto las dos manos, yo no le debo ningún centavo a Dios, porque Cristo pagó hasta el último centavo.
Ejemplo 3: La salvación es un regalo de Dios, vos no pagás los regalos de cumpleaños, ¿Cuánto te costó? Así te lo pago.
Esa es la clave del servicio a Dios, nuestro servicio a Dios no es un pago por lo que él ha hecho. En una fábrica puede haber premios por producción (fabricar más autos); en un negocio premio por ventas, (vender más perfumes), pero en la Obra de Dios no es así. No existen los convenios, recordar Mateo 20 como los primeros obreros en ir a la viña dice que CONVINIERON en un denario.
Ejemplo 4: 1 Corintios 3, habla de levantar la casa de Dios, el fundamento es Jesús, sobre Él se edifica; algunos con madera, heno y hojarasca, materiales de arriba de la tierra, el servicio a Dios tiene que ser por amor; si no hay motivación por amor es madera, heno y hojarasca no sirve, el verdadero servicio edifica con oro, plata y piedras preciosas, y Pablo dice: yo no le debo a Dios, pero a griegos, a no griegos, a sabios y a no sabios, soy deudor me siento deudor, tengo que ir a pagar eso.
Ejemplo 5: Jueces 5:23 dice: “Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová;
Maldecid severamente a sus moradores, Porque no vinieron al socorro de Jehová, Al socorro de Jehová contra los fuertes”. Era un tiempo de guerra y Débora la jueza había salido a luchar y venció, ahora pasa revista a los que no ayudaron, a los INDIFERENTES, y Dios dice: Maldecid. Ese pueblo no se sintió en deuda con su propia nación, se quedaron en las gateras, no salieron, se declararon NEUTRALES. No te podés pasar la vida declarándote neutral: NO LO SOS.
En una parte del sudeste asiático un misionero evangelizó a una mujer y se convirtió y ella lo primero que dijo fue: ¿Por qué no vinieron antes a decírmelo? Hubo silencio, la razón: LA INDIFERENCIA. Somos deudores!!!!!!!
Dios ha dicho: Vayan…, “Por tanto id y predicad”, “y me seréis testigos en Jerusalén, Judea y hasta lo último de la tierra”. Mientras más años tiene una congregación, más le cuesta salir más allá de sus paredes. En el final de cada evangelio se repite lo que hemos llamado la Gran Comisión, (la hemos transformado en la gran omisión o en la gran comezón) de varias formas, Mateo 28:16-20; Marcos 16:15 “Id por todo el mundo…”; Lucas 24:47 “Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones…..”; y Juan 20:21 “Como me envió el Padre, asì también yo os envío”, más breves o más extensas pero allí están, en el libro de los Hechos capítulo 1 verso 8 también la tiene. ¿Por qué tanta insistencia de parte de Dios? Es para motivarnos a obedecer, para que no se nos olvide la misión, para que todos disfruten de la Obra de Cristo en el Calvario.
Hay muchos “templistas”, “catedralistas” pero la gente necesitada y con sufrimiento está fuera de nuestras paredes. Gracias a Dios por tener un templo que nos cobija a todos para el culto a Dios, pero la gente que necesita escuchar está más allá de la geografía de nuestro templo.
Lamentablemente mucho del ejército de Dios está en las tribunas como espectador. Tenemos que bajar al campo de juego. En un campo de juego de futbol, hay miles en lasa tribunas cantando, alentando, gritando, con muchas ganas de estar en el césped, se mueren por estar, pero no califican, y los 22 jugadores, once de cada equipo, están transpirando la camiseta, dejando el alma y la vida por ganar el partido. ¿A quién nos debemos parecer? ¿A los de la tribuna o a los del campo de juego? Cada vez hay menos personas dispuestas a servir.
La historia de Icaro y Dédalo.
En la mitología griega Ícaro es hijo del arquitecto Dédalo (de Atenas) es constructor del laberinto de Creta y de una esclava. El hizo ese laberinto donde estaba encerrado el Minotauro (mitad hombre y mitad toro). El reveló el secreto y un guerrero lo mató. El rey Minos se enojó y lo encarceló junto a su joven hijo en una torre de Creta. Dédalo consiguió escapar de su prisión, pero no podía abandonar la isla por mar, ya que el rey mantenía una estrecha vigilancia sobre todos los veleros, y no permitía que ninguno navegase sin ser cuidadosamente registrado. Dado que Minos, el rey, controlaba la tierra y el mar, Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí empezando por las más pequeñas y añadiendo otras cada vez más largas, para formar así una superficie mayor. Aseguró las más grandes con hilo y las más pequeñas con cera, y le dio al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro. Ícaro, su hijo, observaba a su padre y a veces corría a recoger del suelo las plumas que el viento se había llevado, y tomando cera la trabajaba con sus dedos, entorpeciendo con sus juegos la labor de su padre. Cuando al fin terminó el trabajo, Dédalo batió sus alas y se halló subiendo y suspendido en el aire. Equipó entonces a su hijo de la misma manera, y le enseñó cómo volar. Cuando ambos estuvieron preparados para volar, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Entonces padre e hijo echaron a volar. Pasaron varias zonas y se fueron alejando de Creta, entonces el muchacho comenzó a ascender como si quisiese llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró y lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído Icaria en su memoria. Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia Italia bajo el cuidado del rey Cócalo, donde construyó un templo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios Apolo. Con el tiempo un pintor flamenco Peter Brueghel el viejo, retomó el tema de Icaro y Dédalo y realizó una brillante obra en 1560 (está en Bruselas). Ícaro cae y nadie se da por aludido, ni siquiera el pintor. Casi. En el ángulo inferior del cuadro se observan las piernas de Icaro, aún en la superficie, mientras que el resto de su cuerpo ya ha desaparecido bajo el agua. Salvo ese detalle que alude a la tragedia, a ese suceso extraordinario, el conjunto de la escena refleja el acontecer normal de la vida. En primer plano, un labriego sigue concentrado en arar la tierra, un pescador continúa con sus tareas, un barco navega con sus velas desplegadas y, al fondo, muy a lo lejos, un caserío iluminado por un sol cegador, el mismo responsable de la tragedia. El poeta W. H. Auden (1907-1973), al contemplar ese cuadro escribió, alrededor de 1938: «El Icaro de Brueghel, por ejemplo: todo se aleja/ pausadamente del desastre; el labriego con su arado/ pudo oír el chapuzón, el grito desolado, / pero para él no era importante; el sol brillaba/ sobre unas piernas blancas que se hundían/ en agua verde, y desde el costoso barco delicado veían/ lo prodigioso: un chico del cielo defenestrado;/ pero el barco seguía su rumbo y con calma navegaba». Como lo señalan los amargos versos de Auden, la bella pintura plantea el llamativo contraste entre un hecho casi sobrenatural -la caída desde el cielo de un niño volador- y la rutinaria normalidad con la que prosigue la vida en el mundo que es testigo de ese hecho extraordinario. Nadie de entre quienes asisten a la escena parece conmoverse por eso inaudito que está sucediendo a su alrededor. ¿Serán cuadro y poema una acertada descripción del mundo? ¿Estaremos actuando, hoy como entonces, con una indiferencia similar a la del campesino ante el naufragio de las expectativas y los proyectos -las vidas- de muchos de nuestros semejantes? ¿Al igual que los tripulantes de ese barco -quienes sin prestar atención alguna a la tragedia de Icaro prosiguen hacia su destino-, nosotros tampoco reaccionaremos ante los evidentes signos del drama humano que no nos sería difícil advertir a cada paso? También es indiferente el pastor de ovejas, y el pescador ese que está bastante cerca del agua donde cayó el joven. Sin duda, en este tiempo convivimos con muchos Icaros. Quienes tienen éxito concitan atención y son recompensados. Pero quienes quedan en el camino, quienes -como Icaro- se precipitan al mar envueltos sólo en un grito de horror, lo hacen ante nuestra indiferencia. Como los personajes del cuadro, refugiados en el individualismo más crudo, no pocas veces continuamos nuestras vidas, indiferentes a los dramas humanos que se desarrollan en torno a nosotros. Tal vez deberíamos, al menos, prestar alguna atención a aquellos que fracasan en la tarea de vivir, de un modo llamativo por su desafiante osadía como Ícaro o en silencio, por falta de posibilidades, como lo hace la mayoría. Caen a nuestro lado, pero no los miramos; ni siquiera oímos su grito desolado, como los personajes de la obra maestra que Brueghel pintó hace casi cinco siglos (Guillermo Etcheverry)
Si el cristianismo no empieza en nosotros, no empieza; si el cristianismo no termina en la gente, no termina. Las paredes pueden transformarse en un obstáculo para ver las ovejas enfermas y su balido, su clamor de verdadera ayuda.
El sembrador salió a sembrar. ¿Dónde está el campo? Fuera. El verbo es SALIO. Somos la sal de mundo, no para estar en el salero, la parábola del buen pastor, es el que deja las 99 en un lugar seguro y va en busca de la centésima oveja.
Nuestra afirmación: Tenemos que ser como el sembrador, que SALIO a sembrar; tenemos que ser como la sal, debemos SALAR este mundo que está muy desabrido; debemos ser como la luz, y ALUMBRAR en esta terrible oscuridad; ser como el pastor que va a BUSCAR la oveja perdida; debemos ser como el samaritano y AYUDAR al extranjero en problemas y sufrimientos; tenemos que ser como el testigo, y DECIR lo que hemos visto y oído; tenemos que ser protagonistas y no espectadores, tenemos que ser soldados de la TRINCHERA y no de la retaguardia o escritorio. Hace un tiempo Uno de los hermanos que me saludó por fin de año y el comienzo del nuevo me dijo: Por un Año Lleno de Piedras….
El distraído tropezó con ella.
El violento la uso como proyectil.
El emprendedor construyo con ella.
El caminante cansado, la uso como asiento.
Para los niños fue un juguete.
El poeta hizo poesía con ella.
David mato a Goliat.
Miguel Ángel extrajo de ella, la más bella escultura.
En todos los casos la diferencia no estaba
en la piedra , sino en el hombre.
No existe piedra en tu camino
que no puedas aprovechar
para tu propio crecimiento.
Que el 2016 sea un año así: Lleno de piedras transformadas en beneficios.
Vos hacès la diferencia.
6) El desafío de no perder el sentido de urgencia en la transmisión del mensaje:
Romanos 1:15 “Así que”, muy buena conclusión de su posición en cuanto a la voluntad de Dios, “en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma”.
Pronto de todas las palabras para prontitud, diligencia, celeridad, responsabilidad y todas esas, la más fuerte, es la palabra protumon, que quiere decir: una persona totalmente adiestrada, preparada, totalmente lista para la obra.
Ejemplo: Yo a veces estoy para salir para la iglesia, estamos listos, y decimos: Vámonos, y cuando subimos al auto, decimos me olvidé las hojitas, un libro o un DVD, o decimos que estamos pronto para una tarea nos damos que tenemos muchas carencias, la palabra protumon aquí, es una persona totalmente preparada, totalmente adiestrada; y principalmente habla no solo de la preparación, el adiestramiento, sino también de la celeridad, en cuanto a la prontitud, de estar listo, como decimos nosotros: con espíritu voluntarioso.
¿Qué afecta nuestra celeridad hoy? Muchos cristianos nos hemos vuelto materialistas, tenemos raíces muy profundas y compromisos con esta tierra. Repito: No somos ciudadanos de la tierra en tránsito hacia el cielo, somos ciudadanos del cielo en tránsito por la tierra. El materialismo nos vuelve inofensivos y estériles, perdemos toda prontitud, la actividad religiosa también hace eso, vivimos siempre relajados, tal vez pensando que OTRO LO VA A HACER. Hace muchos años atrás en la década del 90 había una propaganda sobre la SELECCIÓN ARGENTINA y decía: SOMOS TODOS GOLEADORES, TODOS TECNICOS, TODOS ARBITROS, PERO SOLO 11 JUEGAN.
El partido se está jugando ya, no es momento de estar ni en la tribuna ni en el banco.
El Dr. Hankins fue un pastor en Texas y Arkansas, un poderoso predicador, un sábado por la tarde él fue a visitar a un hombre de negocios e informarle que su esposa luego de oír las buenas nuevas, se había entregado a Cristo y se iba a bautizar el domingo por la noche, tuvieron una conversación muy cordial y el pastor abriendo el Nuevo Testamento le presentó la obra de Cristo y le preguntó a ese hombre de negocios si no quería recibir a Cristo.
El hombre pensó unos momentos y luego dijo: Mi esposa se va a bautizar mañana por la noche, lo que usted dice es cierto, necesito ser salvo, mañana por la mañana cuando usted haga la invitación, yo pasaré adelante y entregaré mi corazón a Jesús. El pastor dijo: Eso es excelente y pensó que Dios había ganado otra batalla, listo para salir, puso su mano en el picaporte la puerta y entonces sintió que algo no estaba bien, sintió que el Espíritu Santo le hablaba, se detuvo, y dirigiéndose nuevamente hacia el hombre de negocios y le dijo: ¿Por qué no recibe a Cristo ahora mismo y mañana por la mañana comparte con todos en la iglesia, que ha recibido a Jesús en su corazón? Y el hombre contestó: “Pastor soy un hombre de negocios honesto, y cuando doy mi palabra, la cumplo a cabalidad, mañana entregaré mi corazón al Señor”.
Nuevamente se dispuso a salir, pero no tenía paz en su espíritu, así que sacando del bolsillo su Nuevo Testamento, y abriéndolo le dijo al hombre: Perdone mi insistencia quiero que usted mismo lea este versículo, y le señaló: 2 Corintios 6:2, y el hombre de negocios leyó en voz alta: “Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”.
El pastor le preguntó: ¿Cuándo dice Dios que usted debe ser salvo? Dice que debo ser salvo ahora, si alguien le dijera que lo dejara para mañana, ¿Sería Dios quien lo dijera? No, porque Dios no puede decir dos cosas tan diferentes. ¿Entonces quien sería? Pues, tiene que ser el diablo. El pastor le dijo: Tenemos al Diablo diciéndole que lo haga mañana, y Dios diciéndole que lo haga hoy.
¿A cuál de esas voces va a obedecer? El hombre de negocios golpeando su puño contra su mano, le contestó: “Pastor he estado escuchando al Diablo durante toda mi vida y todo lo que he conseguido son pesares y congojas, así que voy a escuchar a Dios, y a recibir a Jesús ahora” y poniéndose de rodillas, oró con el Dr. Hankins, y entregó su corazón a Cristo y nació de nuevo. Al domingo el pastor estaba frente a la iglesia, dando la bienvenida a los miembros, cuando vio venir corriendo a un sobrino del hombre de negocios, quien le dijo: Pastor mi tío tuvo un ataque al corazón anoche, pero me mandó que le diga que tan pronto esté mejor vendrá a la iglesia a declarar públicamente su fe en Cristo.
Después del servicio dominical, el pastor fue a su casa a comer con su familia y recibió una llamada telefónica de la cuñada del hombre, ella le dijo: El ataque al corazón es más serio de lo que pensábamos su condición es muy seria, piensan que va a fallecer”.
El pastor le dijo: Salgo para allá de inmediato, y mientras el pastor se aseaba y se ponía ropa adecuada, le dijeron: “Pastor ya no necesita venir tan de prisa acaba de fallecer, pero antes de morir, nos dijo que le agradecía a usted que le hubiera animado a recibir a Cristo cuando lo hizo”. Hoy es el tiempo no posterguemos nuestra responsabilidad, NO SE PUEDE HACER.
7) El desafío de valorizar la comunión en la comunidad de fe: Salmo 122.
Una anciana terriblemente incapacitada por la artritis maniobraba con muletas dolorosamente para llegar al servicio de la iglesia. Significaba para ella un gran esfuerzo. Uno le preguntó cómo lo hacía y ella contestó: «Mi corazón llega primero y mis piernas lo siguen».
Menos de la mitad de los que asisten los domingos regresan para otro culto o estudio bíblico en la semana. Esta estadística es la medida de una tragedia. Hay muchas razones excelentes para asistir regularmente tanto los domingos como en la semana. Aquí presentamos doce:
1. Cristo está allí. «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» Mateo 18:20. Si amamos a Jesús, es natural que deseemos estar dónde Él está.
2. Hallamos paz. «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» Filipenses 4:7.
3. Jesús abre nuestro entendimiento. «Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras» Lucas 24:45.
4. Somos estimulados. «Y considerémonos unos a otros para estimulamos al amor y a las buenas obras;» Hebreos 10:24.
5. Alimentamos nuestra fe. «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» Romanos 10:17.
6. Evitamos que se nos enfríe el amor. «Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” Mateo 24:12. Solos nos desanimamos y nos enfriamos.
7. Sentimos hambre y sed de justicia. «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» Mateo 5:6.
8. Tenemos que criar nuestros hijos en el Señor. «Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor» Efesios 6:4. Por lo general, los hijos siguen el ejemplo de los padres.
9. Primero son las cosas de Dios. «Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» Mateo 6:33.
10. Recibimos sabiduría, enseñanza y exhortación cuando cantamos. «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales» Colosenses 3:16.
11. Necesitamos orar. «Orad sin cesar» 1 Tesalonicenses 5:17.
12. No queremos estar en contra de Cristo, ni esparcir lo que El recoge. «El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama» Mateo 12:30.
Recordando el ejemplo de la anciana con artritis, es posible que nuestro problema no sea tanto de asistencia, sino de corazón.
Bibliografía: Adrián Rogers, Pulso Digital, (entre varios)