27 marzo, 2016

Resurreción, el día mas extraordinario de la historia


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Las 5 primeras apariciones de Jesús luego de resucitar.

Si la cruz y el sepulcro representan los dos más grandes interrogantes de la historia, la resurrección representa la más grande respuesta de Dios.

Pedro dijo en su discurso de Pentecostés: “…al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella” (Hechos 2:24). El apóstol para quien fue tan difícil aceptar la cruz y la muerte, ha reflexionado sobre la imposibilidad que la muerte pudiera enseñorearse sobre Jesús. Fue Pedro quien en un momento de ceguera dijo: “Señor ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”.

Cuatro religiones mundiales están basadas o centradas en personas, antes que en un sistema filosófico, pero solamente el cristianismo tiene la tumba vacía de su fundador.

Judaísmo: Abraham es el padre del judaísmo, murió alrededor de casi dos milenios antes de Cristo, pero jamás nadie ha aseverado que resucitó.

Budismo: Los relatos acerca de Buda, nunca le atribuyen una cosa semejante a la resurrección. Buda murió y nada queda detrás.

Islam: Mahoma murió en el año 632, a la edad de 61 años, en Medina, donde su tumba es visitada anualmente por millares de peregrinos. Todos los millones y millones de judíos, mahometanos y budistas, están de acuerdo en que sus fundadores nunca se han levantado del polvo de la tierra.

El concepto de resurrección es central, y si lo quitamos, destruimos al cristianismo. Al tercer día después de su muerte, su alma (que había quedado en el Hades, donde habitan los muertos) y su cuerpo (que había estado en el sepulcro) fueron reunidos.

Al mismo tiempo su cuerpo fue “levantado”, transformado en lo que Pablo denomina “cuerpo glorioso” en Filipenses 3:21 “el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya,….”. Este cuerpo resurrecto, estaba investido con poderes hasta ese entonces desconocidos por los hombres, traspasando puertas, apareciendo a sus discípulos y desapareciendo.

 

La más grande respuesta de Dios está respaldada por las diez apariciones de Jesús.

1) A María Magdalena. Juan 20:11-18. Los discípulos salieron más desconcertados que nunca, volviendo a los suyos (Juan 20:10). Pero María quien había ido primero y al ver quitada la piedra volvió corriendo y avisó a Pedro y a Juan, y también corriendo llegaron y vieron la tumba abierta y los lienzos puestos allí, pero se volvieron con los otros discípulos. Pero María Magdalena se entretuvo más tiempo en el sepulcro y fue grandemente bendecida, al ser la primera en verlo resucitado. Extasiada contempló cómo Jesús se le apareció, y tuvo un encuentro con ella, en el cual, le dio un mensaje para los discípulos, que está en Juan 20:17, “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”.

A María Magdalena, siendo la mañana de la resurrección también le dijo: “No me toques, porque aún no he subido a mi Padre”. A María le dijo que ascendería y que avisara esto a sus hermanos. Momentos después las mujeres que le encuentran dice Mateo 28:9b “Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron”. Es decir, ahí el mismo primer día luego de hablar con María Magdalena le tocaron. Luego 8 días más tarde ofreció a Tomás que tocara sus heridas.

¿Qué pasó entre la mañana y la noche del día de resurrección? Jesús indudablemente ascendió a los cielos con una misión. ¿En qué consistía esa misión? El libro de los Hebreos nos da la respuesta:

Hebreos 9:11-12 “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo no hecho de manos es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni becerros sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”.

Hebreos 9:24-26 “Porque no entró Cristo en el Santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios, y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”.

Hebreos 6:19-20 “La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec”.

PRECURSOR viene de PRODROMOS, que es camino, calle, carretera.

EL PRECURSOR O PRODROMOS es el que abre el camino en la densa maleza, explorador de un bosque o selva. Encuentra víboras, animales peligrosos, y nosotros vamos detrás del PRECURSOR.

Hebreos 10:19-20 “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne”.

En el Evangelio de Juan, la resurrección está ligada a la ascensión y también al descenso del Espíritu Santo. María debe dejar momentáneamente la devoción para dedicarse a comprometerse en la obra de testificar.

Jesús llama a sus discípulos hermanos luego de la Resurrección.

Primero, los llamó siervos, siervos inútiles (Lucas 17:10). Segundo, los llamó amigos (Juan 15:15), y tercero los llamó hermanos (Juan 20:17). Sus discípulos lo habían abandonado al huir (Marcos  14:50), Jesús perdona y olvida, y no se los echa en cara.

“Más ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”. 1 Corintios 15:20 En el Antiguo Testamento, estaban las ofrendas de las primicias, PRIMICIAS es APARJE, si yo plantaba una viña, la primicia era el primer racimo de uvas, aunque el primero no era el mejor, era para Dios y garantizaba la segunda y la cosecha.

Jesús fue la primicia, y era la garantía de que habría una cosecha de resurrección, todos nosotros los que hemos creído y que hemos de entrar al cielo.

 

2) A las otras mujeres, un poco más tarde. Mateo 28:1-10. Jesús se les apareció a las otras mujeres, cuando éstas iban en busca de los discípulos, y las envió también, con un mensaje para los hermanos de él. ¿QUE ES LA MUERTE? El verdadero significado de la muerte NO es cesación de vida, sino que la muerte significa: Separación, nacemos espiritualmente separados de Dios por causa de la rebelión y del pecado de nuestros padres Adán y Eva. Cuando la Biblia dice en Génesis 2:16-17: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Ahora bien, ¿MURIERON REALMENTE ADAN Y EVA INMEDIATAMENTE DESPUES DE COMER EL FRUTO? Claramente sí, pero murieron espiritualmente instantáneamente, murieron en su alma progresivamente y finalmente en su cuerpo, muchos años después, ellos se separaron espiritualmente de Dios. Y por tal razón, toda la humanidad recibe por medio de la herencia, esta condición de muerte espiritual al nacer, la Biblia la llama: NATURALEZA PECAMINOSA.  

Nuestro espíritu nace muerto para con Dios, y es por eso que no podemos conocer el mundo espiritual, porque las cosas espirituales solo se disciernen a través del Espíritu, no a través de nuestro entendimiento, leer 1 Corintios 2:14-16. Cito ahora al Pastor Dellutri:

“Las mujeres que el domingo fueron al sepulcro buscaban un cadáver. Para ellas, como para tantos seres humanos, había un límite infranqueable entre la vida y la muerte e iban con las especies aromáticas a ganarle unos segundos a la corrupción.

Pedro citaría en el sermón inaugural de la iglesia, y explicando el Salmo 16 en Hechos 2:27 “Porque no dejarás mi alma en el Hades,  Ni permitirás que tu Santo vea corrupción”.  

Fueron a ver el despojo de una batalla perdida y a llorar compadecidas por el triste destino del maestro, pero esas lágrimas también eran de autocompasión ante su propio desamparo.

“Mientras hay vida hay esperanza” reza el antiguo refrán español; tácitamente afirma que la llegada de la muerte eclipsa la esperanza. Hemos internalizado una barrera entre la vida y la muerte, que separa a los que están “más acá” de los que están “más allá”.

Cuando Lázaro, el amigo de Jesús, estaba enfermo, sus hermanas mandaron a llamar a Jesús porque confiaban en que podía sanarlo. Lo urgieron para que llegase a tiempo, antes que el enfermo traspasara el límite de la vida.

Cuando Jesús llegó Lázaro ya había muerto y las dos hermanas, la pragmática Marta y la contemplativa María, hicieron el mismo comentario: “Si hubieras estado aquí no hubiera muerto mi hermano”. Ambas, desde sus diferentes enfoques de la vida, coincidieron en que solo cuando hay vida se puede albergar esperanza.

También las mujeres que van al sepulcro llevan sobre sus espaldas los milenios de experiencia que les hace pensar en ese límite infranqueable. María Magdalena llega a verbalizarlo cuando reclama “Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. No está buscando a un sujeto, sino a un objeto. No sabía que se hallaban ante la culminación de la suprema obra de salvación, que el límite se había roto, que Jesús había triunfado sobre el sepulcro y sobre la muerte, y había sacado a luz la vida y la inmortalidad”.

 

3) A Simón Pedro. Mencionado incidentalmente, en Lucas 24.33–34; “Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.” También por Pablo (1 Corintios 15.5): “Y apareció a Cefas, y después a los doce”.

 

4) A dos discípulos, en el camino a Emaús. El mismo día, Cleofas, junto con otro discípulo, iban camino a la vecina aldea de Emaús, a cumplir con alguna diligencia. Ellos habían oído acerca del sepulcro vacío, y acerca de la visión de ángeles. Cuando caminaban y hablaban acerca de todo lo que había sucedido, Jesús mismo se les acercó, les hizo explicarle la causa de la tristeza de ellos, les habló a ellos las profecías acerca de él mismo, y por fin se les dio a conocer cuando partían el pan. Regresando a Jerusalén aquella noche, hallaron a los apóstoles y a otros, que con entusiasmo hablaban acerca de la aparición de Jesús a Simón. Lo que ellos contaban debió haber avivado la llama que ya ardía. Sin embargo, todavía mantenían su incredulidad. La aparición de Jesús los hizo pensar en

1) Cuán cerca, Jesús camina con nosotros. Lc 24:15 “se acercó, y caminaba con ellos”

2) Que quiere eliminar toda tristeza y sombras. Volvían frustrados por los hechos.

3) No quiere que olvidés sus promesas. Insensatos y tardos de corazón, Lc 24:25

4) Él se interesa de los problemas de los suyos. ¿Qué cosas? Lc 24:19

5) Él nos cubre con compasión, y consuelo. Lc 24:27 Les declaraba en todas las E, lo de él

6) No podemos tocar de oído.

7) Hay que  estar centrados en Su Palabra.

8) Nuestro corazón debe arder por El. Lc 24:32.

9) Debemos ser rápidos para transmitir el evangelio. “Y levantándose” Lc 24:33.

 

5) A los apóstoles y a otros en ausencia de Tomás. Juan 20:19-23. Cuando se encontraban en lo más avivado de su conmoción, Jesús mismo se les apareció, repentinamente, en medio de ellos, y los saludó con un “Paz a vosotros”, y los reprendió por la incredulidad de ellos. Para darles certeza de la realidad de su resurrección, y de su aparición, les mostró sus manos y pies perforados, y comió en presencia de ellos. Todas estas apariciones ocurrieron el día que Jesús resucitó.

En la historia universal hay una historia acerca del gran Almirante inglés Nelson, quien ganó muchas y muy importantes batallas navales, después de uno de aquellos combates navales, un Almirante francés tenía que rendirse a Sir Nelson, ese Almirante Francés, vino luciendo su elegante uniforme militar, lleno de condecoraciones, traía su espada envainada colgada a su costado, lo vio venir de la proa del barco; recuerde que el Almirante francés venía a rendirse, un Almirante frente al otro, el francés con una sonrisa extendió su mano para estrechar la de Sir Nelson, pero este le dijo con cortesía pero con firmeza: Almirante, rinda su espada primero.

Hay muchas personas que piensan que pueden acercarse a Jesús y extenderle una mano y Jesús les dice: Rinde tu pecado primero, rendición, entrega. Jesús no es un apaciguador, Él nunca hará nunca una tregua con el pecado, nunca. Es desde esa perspectiva que Jesús dijo: No he venido para  traer paz, sino espada. En otras palabras: Nunca puede haber paz, sin rendirse y entregar todo frente al señorío de Jesucristo. Y la espada de Jesús es como un bisturí, hará daño antes de sanar, nunca habrá  paz en donde hay pecado, Dios nunca hará un pacto de paz con el pecado, nunca.

Alberto Einstein fue un genio, el gran físico quien fuera honrado por la revista Times, la cual no lo nombró el hombre del año, lo declaró EL HOMBRE DEL SIGLO por la revista Times. Él supo mucho, pero fue totalmente distraído como mucha gente, una vez Alberto Einstein viajaba en tren rumbo a la Universidad de Princeton, y vino el guarda quien pasó revisando los boletos para marcarlos. Al llegar al asiento de Einstein, éste buscó en su chaleco, en su maletín, pero no lo encontraba por ningún lado. Miró en el asiento de al lado y tampoco  pudo encontrarlo.

El guarda le dijo: “Dr. Einstein, no se preocupe, sé que compró su boleto, yo sé quién es usted, todos en el tren sabemos quién es usted”. Einstein asintió con una sonrisa de gratitud.

«El guarda continuó el control de tickets  y antes de pasar al siguiente vagón se volteó para dar un vistazo general y vio que el gran físico arrodillado buscando el boleto debajo del asiento, esta vez de rodillas en el piso, buscando el ticket debajo del asiento. El guarda se volvió apresurado: Dr. Einstein, le dije que no tiene que hacer eso: «Yo sé quién es usted, no hay problema, usted no necesita el ticket. Sé que usted lo compró”. Einstein le respondió: «Jovencito, yo también se quién soy, pero quiero saber adónde voy».

¿Vos sabés hacia dónde vas? ¿Sabes que sos en Cristo? ¿Tenés fe en Jesucristo? ¿Han sido perdonados tus pecados? ¿Está seguro que Jesucristo está en tu corazón? ¿Has respondido afirmativamente estas preguntas?

Un hombre golpeó a las puertas del cielo, y desde el otro lado de la puerta una voz le preguntó: “¿Quién eres? Y si quieres entrar al cielo, ¿Cuál es la contraseña?” Y el hombre allá afuera dijo: Soy un hombre moral y la contraseña es honestidad, y desde adentro la voz le dijo: Apártame de mi obrador de iniquidad, nunca te conocí.

Otro hombre llamó a la puerta, ¿Qué quieres y cuál es la contraseña? Oh soy un humanista y la contraseña es caridad, apártame de mi obrador de iniquidad, nunca te conocí.

Un tercer hombre llamó a las puertas del cielo: ¿Quién eres? y ¿cuál es la contraseña? Soy un hombre religioso, y la contraseña es: Asistencia a la iglesia, ofrendas, bautismo, rituales, apártate de mí obrador de iniquidad, nunca te conocí.

Un cuarto hombre buscó entrar en el cielo, ¿Quién eres y cuál es la contraseña? Y el hombre con humildad en su voz dijo: “Soy un pecador arrepentido, y solo a la cruz me aferro”; y desde adentro la voz dijo: “Abran completamente las puertas dejen entrar a ese pecador arrepentido, porque de tales es el reino de los cielos”.

 

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