Salmo 103 Como las águilas – Parte I
Por: Carlos Amarillo | Temas: Salmo 103
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El Salmo 103 entre varios Salmos de alabanza ha sido llamado como la “Cúspide más alta de la montaña,” pues conduce al alma hacia impresionantes alturas espirituales. Es una gran sinfonía musical, con cuatro partes:
a. Introducción: La bondad del Señor con sus fieles (vs 1-5) el orador se habla a sí mismo. Otros Salmos se dirigen al Señor o a la congregación. “Nadie que pueda influir más en tu vida que vos, porque nadie te habla más de lo que vos te hablás a ti mismo”. El Salmo 103 nos muestra cómo hablarnos a nosotros mismos y encomendar nuestra alma para recordar todos los beneficios que vienen de Dios.
b. La condescendencia divina hacia la debilidad humana (vs 6-14),
c. La brevedad de la vida del hombre sin Dios(vs. 15-18) .
d. La invitación universal a bendecir al Señor (vs. 19-22a). En el final, el autor que repite la misma frase con la que empezó: “Bendice alma mía a Jehová.”
¿Qué fue lo primero que vos pensás cuando se dice: “bendición de Dios?” Seguro que viene a tu mente las cosas materiales, entonces, pero en la literatura del AT, no es así. Alguien dice que bendición me compré una casa o un auto, eso son BENEFICIOS.
¿Qué es bendecir? Bien decir, o decir bien, bendecir es expresar un bien sobre alguien, por eso bendecir implica hablar, para bendecir hay que hablar. ¿Se toca la bendición? ¿Es material? No, es hablar un bien en beneficio de alguien, hay algo más que está antes de proferir un bien o hablar un bien.
Bendición es vocablo hebreo “barac” (Concordancia hebrea Strong): Proferir un bien y con abundancia, también bendecir, incluye los saludos que damos: Dios te bendiga.
Barac, este vocablo que implica arrodillarse ante El, en adoración, y antes de expresarle verbalmente lo que es El. Las bendiciones hay que expresarlas con un corazón humillado, y siendo sinceros: Todos podemos hablar, pero no todos sabemos bendecir.
Si hablamos palabras que parecen de bien, pero sin humillar nuestro corazón, adulamos con el objetivo de obtener provecho egoísta. Los siervos bendicen para exaltar la grandeza de su Señor.
David en el Salmo 103 pone un orden en las bendiciones, van de mayor a menor:
1) Por el perdón: “Él es quien perdona (salach) todas tus iniquidades”, Salach solo usado para Dios que perdona y olvida.
2) Por la sanidad: “Él es que sana todas tus dolencias”, dolencia es enfermedad.
3) Por el rescate de la muerte: “El que rescata del hoyo tu vida”, para David el hoyo es el sepulcro, la muerte; para nosotros, sepulcro es la muerte espiritual.
4) Porque nos corona de favores: “El que te corona de favores y misericordias”. Coronar es: Rodear en círculo para protección.
5) Porque nos sacia de bien: “El que sacia de bien tu boca”. Saciar es: Alimentarse hasta estar satisfecho con un alimento natural. Su Palabra es alimento espiritual.
6) Porque nos rejuvenece o nos renueva, es la fuente de permanente juventud. “De modo que te rejuvenezcas como el águila”.
Quería llegar al verso 103:5b, pero antes había cosas que introducir. Veamos ahora la Fuente de la Juventud en la Biblia.
Desarrollo: El conquistador español Ponce de León, cuando llegó a lo que es hoy el estado de La Florida, buscaba la fuente de la juventud que le habían dicho estaba en ese lugar, y que si él bebía de ella, jamás envejecería y que tendría el secreto de la eterna juventud.
Pero por más que la buscó, no la encontró. Pero aunque tal fuente de la juventud no existe para el cuerpo, si existe para el alma y está aquí en el Salmo 103, entre otros lugares (también en Isaías 40:29-31, 2 Corintios 4:16). Detenete y bebé en plenitud de esta fuente de juventud. Porque aunque nuestro hombre exterior decae, nuestro ser interior se renueva día a día.
“Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”, Isaías 40:31.
Nuestra antigua manera de pensar nos tiene aprisionados. Los pensamientos negativos se unen unos con otros y forman altavoces contra la Palabra de Dios, y el conocimiento de Dios y limitan lo que Dios quiere hacer a través de nosotros.
Jesús declaró: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio” Marcos 1:15. Muchos se habrán preguntado: ¿Arrepentirnos? ¿De qué? El pedía un cambio de dirección, y no de opinión. Un cambio en el rumbo de nuestra vida, un cambio de vida. Arrepentimiento es cambiar de mentalidad, (metanoeo, y no metamelomai) cambiar la manera de pensar y empezar a creer un nuevo mensaje.
El mensaje de las Buenas Nuevas. Las personas miraban a Jesús, pero El no cambió el mensaje. Ellos creían el mensaje fariseo, las ideas y conceptos humanos, su antigua manera de pensar. Muchos de nuestros problemas derivan de nuestra vieja manera de pensar. El bagaje cultural, los antiguos patrones de pensamiento, tradiciones, ideas, conceptos.
El evangelio no es un entretenimiento para el día domingo, no es un adorno para la vida ni un medio para alcanzar la felicidad, es la única causa por la cual vivir.
Nuestra vida, nuestra manera de reaccionar, la dirección y el resultado de ella, no es sino una extensión natural de nuestros pensamientos, de nuestras ideas, tradiciones, cultura, conceptos y mentalidad, los hemos recibidos del mundo.
El mundo nos entrenó y nos educó, el humanismo nos formó, nos dio nuestros pensamientos y la manera de hacerlo. Crecimos aprendiendo de la lógica. El mundo nos dice: “Ver para creer”, Dios nos dice: “Creer para ver”. Llevamos la vida de Cristo a nuestra vida, pero queremos conservar nuestra vieja y antigua manera de pensar. Efesios 4:22-23 dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos (desvestíos) del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos (revestíos) en el espíritu de vuestra mente.”
Nosotros que estábamos lejos, y ajenos a las promesas de salvación, y sin esperanza. Ef 2:12-13.
¿Por dónde comenzar a cambiar nuestra manera de pensar? ¿Cómo nos ve Dios? ¿Con qué nos compara? ¿Cómo quiere que seamos? ¿Cómo quiere que andemos? Las Escrituras muestran el pensamiento de Dios y el anhelo para sus hijos.
“El da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.” Isaías 40:29-31. “El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” Salmos 103:5. Dios no nos compara con los pollos, ni con los gansos, ni con las gallinas, ni con las gaviotas o las palomas.
¿Qué querrá Dios decir con los versículos de Isaías y el Salmo 103? Tenemos que recordar las características y estudiar estas aves para entender lo que Dios dice de nosotros. Ellas son las más majestuosas de todas, no pequeñas, ni débiles y es con ellas que Dios nos compara.
1) Para ser águila, hay que nacer águila: No se puede aprender a ser águila, no se pueden poner alas artificiales. Hay que nacer águila. Una historia nos dice que debido a un accidente cayó un huevo de águila en un nido de gallina. El animal empolló todos los huevos e incluyó a ese también. Los cascarones de los huevos se rompieron y los polluelos empezaron a salir, entre los polluelos de gallina, estaba el del águila. No había espejos, así que no se percató de que era diferente, ¡Creyó que era igual a los demás! Caminó como caminan los pollitos, picoteaba el piso buscando su comida. ¡Se creía pollo! Se creía hijo de la gallina y nadie le dijo nada en contrario. Con el tiempo todos crecieron y un día un polluelo extendió sus alas y otro lo imitó y cuando el águila hizo lo mismo se dio cuenta que era diferente. Los otros tenían alas, pero no podían volar. El águila en pocos segundos vio todo desde arriba. ¡Volaba!
Esta historia nos habla de nosotros, fuimos educados, formados y aprendimos a ser y caminar como el mundo. Creíamos y hablábamos como el mundo, hasta que nacimos de nuevo. Y debemos darnos cuenta de que ya no somos del mundo. Nacimos de la simiente incorruptible de la Palabra de Dios. El hombre viejo quedó crucificado en la cruz, 2 Corintios 5:17. No necesitamos vivir como el mundo vive, ni tenemos sus limitaciones.
Ejemplo: Un hombre visitó Inglaterra por 6 semanas y le ofrecieron usar un vehículo. Lo primero que notó es que allí los autos circulan por la izquierda, y los controles están a la derecha, y los cambios de velocidad hay que hacerlos con la mano izquierda. El primer día todo le pareció extraño, por la falta de costumbre, pero él no se dio por vencido, ni devolvió el vehículo. Aunque todo en su vida anterior, se le había enseñado lo contrario, tuvo que hacer todas las cosas de acuerdo a las costumbres británicas. Luego de semanas, volvió a su casa, y en su país, al usar de nuevo su propio auto, tuvo que cambiar de nuevo. ¡Qué lío! A los dos días casi tuvo un accidente.
Al año vuelve a Gran Bretaña, y en poco tiempo se acostumbró al vehículo, y ya cómodo con las nuevas normas, un día que estaba cansado entra en una rotonda por la derecha, y todos venían en sentido contrario, se asustó e intentó salir rápido e intentó usar su mano derecha, y lo único que consiguió, es bajar la ventanilla. ¿Qué le pasó? Había regresado a las viejas normas.
Así puede suceder en la vida espiritual. Cuando vamos a Cristo, comenzamos a conducir “un auto nuevo”, pensamos que ya no seremos tentados y lo somos, luego sentís que tus oraciones no llegan al techo, tenés gran pereza por el estudio de las Escrituras, y luego no asistís al culto para no ser hipócrita. ¿Qué pasó? Salió del primer auto y entró en el segundo, pero no se quedó lo suficiente como para acostumbrarse a él.
Dios usa el principio de la sustitución, quiere que hagamos en nuestra vida los cambios que El desea, que las formas viejas de vivir, den lugar a la manera nueva de actuar. Para demostrarlo vea Efesios 4:22-23, se nos habla de “desvestirnos o despojarnos” del viejo hombre y “vestirnos” del nuevo hombre.
Esto requiere un proceso de aprendizaje o disciplina, “No somos santos ya hechos, sino santos haciéndonos”.
En Efesios 4:17-32, queda bien demostrado el proceso de sustitución:
El mentiroso no se sana no diciendo mentiras, sino persistiendo en decir siempre la verdad, o sea, nos desvestimos de la mentira y nos vestimos con la verdad.
El ladrón, puede parar de robar, pero la Escritura aconseja que debe conseguir un trabajo, cobrar un salario y compartir con el que padece necesidad.
El que habla palabras putrefactas, no sólo debe parar de decirlas, sino que debe decir lo que debe: Buena palabra, para edificar y dar gracia a los oyentes.
Romanos 12:2, es cambiar nuestra manera de pensar, para cambiar nuestra forma de vivir. Tito 2:11-12… De nuevo sustitución, de una mala manera de vivir por la que Dios demanda. Enseñar es educar por medio de la disciplina. Ver Filipenses 4:11 (aprender a contentarse), 2 Timoteo 3:16 (instruir en justicia), Hebreos 5:14 (sentidos ejercitados, entrenados, disciplinados), Isaías 1 (dejad de hacer lo malo, aprended a hacer el bien). “Hay que sustituir la forma de vivir por vista a vivir por fe, porque por fe andamos, no por vista”. 2 Corintios 5:7
2) Las águilas habitan en las alturas: Job 39:27-28, Proverbios 23:5, Jeremías 49:16.
Ellas hacen su casa en lo más alto de la montaña, no andan con los pollos, ni se juntan con las gaviotas, ni con los gansos u otras aves. Dios espera que vos y yo vivamos en las alturas, y no abajo donde vive el mundo. Por eso debemos vivir encima de las circunstancias, de las enfermedades, de los imposibles, de las limitaciones y no debemos estar pendientes de ellos, sino de Dios. El espera que estemos en los lugares celestiales como dice Efesios.
Somos cuerpo, alma y espíritu, pero muchas personas viven con el cuerpo en el nivel del alma, como si no tuviera espíritu. Así quedamos aprisionados, atornillados a la tierra, a lo lógico, a lo que se puede y se pierde el gusto de lo sobrenatural. Es muy distinto ver los problemas desde abajo, que desde arriba. Él dijo que seríamos cabeza y no cola, estarás encima y no debajo. (Deuteronomio 28). No descubrás al fin de tu carrera cristiana los principios que debiste haber puesto en práctica en el principio. Viví dependiendo de Dios, no de las circunstancias. Pedro, cuando caminó sobre el agua, dejó de hacerlo cuando el temor lo inundó y el fuerte viento le sopló. No deje que el viento le robe la confianza en un Dios poderoso. Por fe andamos.
Colosenses 3:1-2, nos dice que ya que hemos resucitado con Cristo tenemos que buscar las cosas de arriba y poner la mira en ellas.
El Salmo 91:13, nos ayuda a pensar que debemos vivir encima de las circunstancias: Pisando al león (peligros anunciados) y a la serpiente (peligros inesperados) y al dragón (peligros inexistentes), o sea vivir por encima de las enfermedades, las rupturas de noviazgo, y de las rupturas laborales, y vivir más allá de las limitaciones.
Un mantel bordado, si lo vemos de abajo, hay miles de hilos y no vemos con claridad el dibujo que representan, cuando lo vemos de arriba nos sorprendemos de las hermosas figuras. Si vemos la vida de abajo tendremos una perspectiva distorsionada. El cristiano espiritual le cree a Dios, vive lo sobrenatural, no depende de las circunstancias sino de una fe sólida en Dios, quien es capaz de hacer milagros, sanidades y prodigios. ¿Nos pasamos la vida soportando las derrotas, todo lo negativo y siendo pesimistas? Levantémonos como las águilas en vuelo triunfante. ¡Suba con Cristo! ¡Viva sentado en los lugares celestiales!
Hay que RENOVARSE o REJUVENECER. Cristo quiere que vos vivás en las alturas de la COMUNION con Dios, y no en la profundidad del pecado, o de nuestra vida mediocre. Cuando el móvil por el cual hacemos las cosas o los deseos son equivocados, nuestro servicio es cero.
Amontonamos madera, heno u hojarasca, 1 Corintios 3. Piense en los últimos 5 años, ¿Cuánto ha pensado en Jesús, en hacer lo que a Él le place? ¿Hemos vivido casi sin pensar en los demás? ¿A dónde llegamos? Si vo sólo pensaste en vos mismo, sos un perdedor nato y consumado. Si pasan los días siendo perdedor, será un perdedor eterno, salvo si, pero como por fuego.
La pérdida de la recompensa, se inicia aquí en la tierra, y cuando se queme la madera, el heno y la hojarasca, nuestro cuerpo tendrá olor a humo. Vivir en la altura, representa la calidad de vida que edifica para la eternidad, en oro, plata y piedras preciosas. Móvil equivocado + deseo equivocado = vida equivocada y servicio cero o equivocado. No nos pasemos acumulando madera, heno u hojarasca.
3) Cuando el águila crece, es forzada a dejar el nido: El nido está en la cumbre y hay un precipicio debajo. La madre alimenta al polluelo en el pico, y lo hace día tras día, hasta que se da cuenta que el pichón ha crecido y aletea para echarlo del nido, lo empuja y picotea y al fin lo lanza al vacío. Cuando cae el polluelo, él cree que va a morir, pero cuando extiende sus alas ¡Vuela! Pero cuando no lo hace, el pichón no se estrella contra el piso, porque su madre ve que no voló en el momento oportuno, y es cuando sus alas se extienden sirviendo de colchón y vuelve a llevarlo al nido, y prueba así hasta que pueda volar solo. Cuando vuela solo, da vueltas y ve el paisaje desde muy arriba y hasta individualiza una presa y se lanza contra ella, y allí descubre que puede alimentarse solo. Todos recorremos un tiempo de la vida cristiana con la ayuda de un hermano mayor, que está apegado a nosotros y que no nos deja hasta que podemos comer solos y separarnos de su compañía sin dañarnos. Durante esta primera etapa de nuestro crecimiento, valoramos a aquellos que son de ayuda y auxilio.
Ahora pensemos en los nuevos creyentes, ¿Vos está repitiendo el proceso que se hizo con vos? A lo mejor vos creciste sin ayuda, entonces no condenemos a otros a repetir la historia.
No vivamos como pollos estresados, gaviotas atormentadas o gallinas agotadas. Para dejar nuestros nidos, necesitamos una gran cuota de coraje, valentía, arrojo y osadía:
Lo necesitamos para iniciar una nueva célula o núcleo, para pasar a tener una obra misionera o anexo, de soltero a casado, para cambiar de un trabajo a otro, a tener personas a cargo en acompañamiento de la nueva vida con Cristo, etc. Pedro tuvo que dejar su lugar seguro en la barca para caminar ejerciendo fe por las inseguras aguas (Mateo 14:28-29). Los primeros cristianos estuvieron obligados a dejar su lugar seguro en Jerusalén (Hechos 8:1-4).
No eres gaviota, ni pollo, ni gallina, ni paloma, eres un águila.
Esto nos habla de la valentía, el coraje y el enemigo no puede robarte tu felicidad con Cristo, tu matrimonio, tu familia, ni tu salud espiritual, ni tomar de tus provisiones. Eres un águila de Dios. Eres un ave majestuosa creada, para buenas obras (Efesios 2:10).
4) El águila pasa por un momento de decisión: de vida o muerte. Esta ave vive hasta los 70 años, pero dentro de este período de tiempo ocurren momentos significativos que determinan su futuro. Un momento traumático, de determinación. Su pico, que es su boca y su arma para cazar, por efecto del frío de la montaña y la misma nieve que se le queda estacionada en el mismo, comienza a calcificarse, a endurecerse y llega un momento que no se abre. No puede comer, las plumas se le están cayendo, son gruesas y pesadas, las alas se debilitan. Al cuerpo le duele el esfuerzo, la vejez y el hambre. Aparentemente se viene el fin. Llegó el día de morir. Pero es el momento de probar si tiene el corazón de águila. Este proceso dura 150 días, penosos días, pero valen la pena. Ocurre a los 40 años para poder llegar a 30 más.
Tiene que decidir si quiere vivir o morir. ¡Decisión! ¿Qué hace? Con gran esfuerzo se eleva, sube a lo alto hasta las cumbres, a lo más alto y de allí se tira y choca contra la roca. Le sale sangre, se debilita más, le duele más el cuerpo. Vuelve a tomar vuelo y choca contra las piedras de nuevo. Una y otra vez, y otra y otra. Lastima, y lastima su pico contra la roca hasta desprenderlo. Lo destruye. Es un espectáculo terrible, pareciera un animal suicidándose. El águila está ensangrentada, sin pico, hay plumas por todos lados, tiene las alas lastimadas. Ahora ya no parece un águila. ¿Cuántos saben que la determinación tiene un premio?
Poco después comienza a salirle un pico nuevo, se le restauran las fuerzas, ahí es el momento de sacarse las uñas, que son las garras para cazar, y le salen las nuevas plumas, se le fortalecen las alas. Al tener un nuevo pico, tiene un arma nueva. Se ha restaurado totalmente. Ha rejuvenecido. El ser humano siempre tiene sueños de eterna juventud, pero referida a lo físico, y con el modernismo las técnicas cada vez nos muestran cosas nuevas, quedando atrás la doctora Aslan en Europa, donde tantos iban por el milagro. Hoy tenemos la lipoaspieración, el lifting, y otras intervenciones riesgosas. Hay personas obsesivas por verse siempre jóvenes, que hay casos donde han tenido que ir al sicólogo, en razón que casi nada de su cuerpo era original. La lipoaspiración es como hacer un esculpido, de médico a escultor. Hay riesgos de hematomas, pozos o de infección. Hay que tener más de 15 años para hacerlo.
En fin se busca el rejuvenecer del hombre exterior, pero se olvida lo más importante que es rejuvenecer el hombre interior. Solo Dios hace el mejor trabajo. La modelación de Cristo está en 2 Corintios 4:16,
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.
Se nos revela que el hombre exterior se desgasta, pero el hombre interior se renueva de día en día.
El águila, tiene futuro, nueva vida, y esperanza. La determinación tiene un precio, pero el precio tiene un premio: ¡Una nueva oportunidad! Se volvió hacia la roca correcta. Nosotros también tenemos que tomar determinaciones o ir a la Roca Eterna o sufrir la agonía de la muerte que tardará, pero llega. Recordar la ilustración del sermón del monte, entre el hombre insensato y el sabio. ¿Qué estás a punto de decidir hoy?
Hoy puede ser el día de darte una nueva oportunidad, aceptar un nuevo desafío, iniciar un nuevo futuro y un nuevo pasado.
Hoy podés decidir testificar valientemente a la persona más difícil, más dura o de tu propia intimidad. O tal vez, es el momento de emprender un negocio nuevo, decidir la fecha de tu casamiento, dejar los hábitos pecaminosos que te tienen atrapado y que hacen tu testimonio estéril, alejarte de las cosas impuras o vergonzosas para Dios, la de disponerte a estudiar en serio la Palabra de Dios, ser firme y determinado con tu vida de oración, la de decir basta a la hipocresía, la hora de comprometerte a cuidar a un nuevo creyente y dejar de esquivar y para siempre a los nuevos convertidos, la de relacionarte mejor con tus semejantes, dejando de lado el malhumor, los desplantes y los desprecios, la de obedecer a tu llamado pastoral o misionero, el dejar de ser un historiador de los pecados ajenos y dejar de tener mala memoria con tus propias faltas y reconocerlas, es la hora de asumir valientemente la renuncia y el sacrificio. Es el día de decirle a Cristo ¡Aquí estoy! Dame fuerzas como las águilas. Déjame decirte, Dios lo hará, no te defraudará, ya que el que cree en El, no será avergonzado.
En Éxodo 17:1-7, Dios nos muestra como su congregación llegó a Refidin (“lechos de reposo” “yermo o desierto”), y vaya si lo era. La gente se desesperó, y no le costaba mucho lograrlo. 1 Corintios 10:4, dice: “….. y la roca era Cristo”. Jesucristo es la Roca porque es inmutable, permaneció constante en la misma posición siempre (“Hoy, ayer y por los siglos”), Él es refugio contra la tempestad y lugar de segura protección
Bibliografía: Seguí ideas del Pastor H. Caballeros, y explicación de la bendición de Chuy Olivares, y varias otras fuentes e ilustraciones de Apuntes Pastorales y otras.