1 septiembre, 2014

Vitamina para la familia – Parte I


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Introducción: Hay una ley espiritual enunciada por el apóstol Pablo que, usando la metáfora de la naturaleza, dice: Todo lo que el hombre siembra, eso siega. Estos son tiempos de mala siembra, donde los intereses priman sobre los sentimientos y la familia está deviniendo en jauría. Las relaciones familiares se van diluyendo.

Zigmund Bauman, sociólogo polaco, algo asi como un profeta secular contemporáneo señala: En este tiempo todo pierde solidez y vamos hacia una sociedad líquida, permeable a todas las ideas y dispuesta a tomar la forma de cualquier recipiente. Las relaciones no tienen profundidad y los vínculos son tan frágiles que se deshacen rápidamente.

Esta situación afecta principalmente a la familia donde los roles se van desdibujando y diluyendo. La madre ha perdido su rol y se mimetiza con sus hijas creyendo que es una adolescente más. El rol paterno ha sido vaciado de autoridad, y el padre aparece como un simple proveedor de dinero y bienes materiales. Esto deja a la nueva generación sin modelos, ni parámetros sobre los cuales crecer y madurar. Por eso, ante estos sordos ataques a la familia hay que estar alerta para no ser llevados por las corrientes destructivas.

Es inútil tratar de crear una familia como los Ingalls en la realidad, porque presentan un ideal de ficción, pero no por eso tenemos que resignarnos a vernos reflejados en los Simpson. Es necesario que consideremos seriamente el rumbo que está tomando la familia, porque los brotes de violencia juvenil, la proliferación de la droga, el nuevo fenómeno de alcoholismo adolescente y hasta pediátrico, la creciente promiscuidad sexual que deriva en prematuras maternidades adolescentes tienen que hacernos reflexionar.

En la nutrida galería de personajes que rodean a los Simpson se destacan Ned Flanders, un hombre religioso pero desubicado, en el que se reflejan las características de ciertos cristianos que creen que la fe es una alienación de la realidad. No es este el camino señalado para contrarrestar los efectos de una sociedad agresiva con el núcleo familiar. Se hace indispensable buscar en las bases de la fe los parámetros que Dios estableció en el principio para la familia, darles la importancia que merecen y comenzar un trabajo de retorno a los valores y los principios sobre los que pueden todavía hoy desarrollarse familias saludables.

Amenazas a la familia

La República Argentina permite los matrimonios entre personas del mismo sexo desde el 15 de julio de 2010. De esta forma, el país se convirtió en el primero de América Latina en reconocer este derecho y el décimo país en legalizar este tipo de unión a nivel mundial.

Para 2014 ya habían contraído matrimonio 9500 parejas.

Entidades evangélicas, como la federación ACIERA, hicieron esfuerzos contra estas iniciativas por entender que estas leyes iban a afectar a toda la Nación. En el tiempo previo se alertaba que “están en juego la moral y la ética de nuestro pueblo, que se va infiltrando con conceptos y valores anticristianos”. Pero, ¿La verdadera amenaza contra el matrimonio heterosexual y contra el concepto tradicional de familia viene del frente homosexual y de una determinada legislación sobre este asunto? Para el teólogo español-costarricense Plutarco Bonilla, “la amenaza surge del seno mismo de la familia”. En un artículo publicado en el número 37 de la revista “Signos de vida”, Bonilla, consultor de traducciones de Sociedades Bíblicas Unidas, incluye entre esas amenazas a: Los “matrimonios ‘fabricados’ por intereses espurios; parejas que viven en guerra sostenida, y no meramente verbal; supuestos ‘hogares’ en los que el valor supremo es subir en la escala social, aunque haya que sacrificar a los hijos (…); progenitores irresponsables, que prefieren malgastar su tiempo en los bares o en los salones de bailes o de juegos (Agregado de R.: o en un sinnúmero de actividades eclesiásticas), en vez de pasarlo con sus hijos”. Bonilla suma a su lista de amenazas contra la familia a “una iglesia –católica o protestante por igual— procura mostrar una cara limpia y maquillada, y oculta bajo una capa de religiosidad, en actitud vergonzosa, las lacras familiares que la carcomen”. Afirma entonces que “no es una determinada legislación a la que hay que echarle la culpa de la socavación de los fundamentos de la familia en nuestras sociedades, pues esos fundamentos han venido siendo sistemáticamente debilitados desde mucho antes que se hiciera efectiva esa legislación” a favor de los homosexuales. Bonilla concluye recordando “la pobreza a la que los poderosos de este mundo han sometido a millones de personas, pobreza que impide que las familias lo sean con dignidad. Así también se socavan __¡y de qué maneras!__ los fundamentos de la constitución familiar”. Se trata de dimensiones que no deben ignorarse cuando se habla de la familia, una institución que ha variado muchísimo a lo largo de la historia humana. César A. Dergarabedian

Seis marcas de una familia sólida

¿Qué es la familia?

La familia, es una institución ordenada por Dios mismo, no salió de los pantanos de la evolución y la inmoralidad, sino que fue ordenada por Dios y está enraizada en la naturaleza humana. 

Dios creó la familia para satisfacer los más profundos anhelos de nuestro corazón y para darnos una manera de otorgar y recibir amor, para la propagación de la raza humana, para proveer sano y seguro medio ambiente, en el cual podemos nutrir, criar, enseñar, y amar disciplinar a nuestros hijos. Una familia ordenada por Dios está unida por medio de lazos matrimoniales, sanguíneos o adoptivos”.

Hace un par de décadas, un profesor llamado Nick Stinnett presidente del Departamento de Desarrollo Humano y Familiar de la Universidad de Nebraska con sede en Lincoln, publicó un trabajo titulado “Proyecto de investigación de la solidez familiar”, donde investigó la solidez de la familia. Analizó y estudió 3.000 familias de varios países: Estados Unidos, Suiza, Sudamérica, Austria, Alemania y Sudáfrica. No todas las familias eran cristianas. Analizó las familias bien constituidas, de raza negra y blanca, algunas minorías y con su solo progenitor. Incluyó en la muestra aquellas familias que se asignaban a sí mismas una puntuación alta en el tema de la felicidad matrimonial y en la satisfacción de las relaciones de padres e hijos.

¿Qué preguntas les hacía el profesor? Algunas de ellas: ¿Cómo usted trata con el conflicto?  ¿Se ve envuelto en luchas de poder? ¿Cómo se comunica? Y otras.

¿Cuál era la meta? Sencillamente descubrir: ¿Qué hace fuertes a las familias? Se informó acerca de los datos descubiertos, toda la muestra arrojó 6 cualidades principales presentes en las familias bien constituidas:

  1. Expresan su aprecio los unos a los otros. Es decir entre padres, hermanos, hijos y abuelos. La generación más ingrata fue la de posguerra (desde 1945). Los padres se habían criado sufriendo y careciendo de cosas elementales. Cuando ellos tuvieron sus propios hijos, no desearon lo mismo para sus hijos, y se esforzaron para darle lo mejor de lo mejor. ¿Cómo se comportaron estos hijos del bienestar y la opulencia? Parecido a lo que se describe en 2 Timoteo 3:2-5, entre otras cualidades: Desobedientes a los padres, ingratos, sin afecto natural, culpando a los padres de todo lo que ocurre. ¿Cómo somos nosotros? ¿Somos egoístas? ¿Vengativos? LA PASION Y EL EGOISMO SE IMPACIENTAN POR OBTENER, EL AMOR SE IMPACIENTA POR DAR.

El problema número uno entre hermanos es la RIVALIDAD, es un verdadero azote o plaga, ¿Ha escuchado frases como las siguientes?: “Claro, a él lo querés más que a mí”, “A mí no me compraste lo mismo”, “Es tu hijita preferida”, “A mí no me diste lo mismo”. La rivalidad entre hermanos no se “cura”, se “controla”. Decirle a un hijo que viene otro en camino, es muy parecido a que si le diríamos a nuestra esposa que traeremos otra mujer a vivir en casa. Es un impacto parecido, y el ejemplo está para que nos ubiquemos.

Los celos son terribles. Evitemos las comparaciones. Los chicos preguntan: “¿Qué tal lo hago…en comparación con Pedro o María? Ellos cuando crecen se miden a ver cuál es el más alto, o quien trae mejores notas, o quien juega mejor a…lo que sea: Fútbol, básquet, etc. También miden la fuerza de cada uno, para ver quién es el más poderoso de todos en la familia. Otras veces intentan medir quién es el más inteligente, o el que gana más dinero con su trabajo. Alejemos de nosotros como padres las evaluaciones.

Una historia muy antigua preguntaba ¿A cuál de tus hijos querés más? La respuesta era: “Al que está fuera de casa hasta que regrese, y al que está enfermo hasta que se sane”. Buena idea. A veces ellos recurren a las viejas rivalidades para atraer a sus padres, a que les presten atención. La disciplina es una MUESTRA DE AMOR.

Veamos un pasaje acerca de la disciplina: Hebreos 12:7-10.

Podemos afirmar: POCA DISCIPLINA TRAE MUCHO PROBLEMA, y el exceso de ella también. La Biblia dice: “El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma” Proverbios 15:32. QUIEN CORRE EN SU CASA SIN LIMITES; LUEGO CORRERA EN LA COMUNIDAD SIN LIMITES. La disciplina es para todos. Hay cuatro verbos que ayudan a definirla:

  1. Enseñar. ¿Lo hacemos? ¿Explicamos cómo son las cosas? ¿Dedicamos tiempo a hacerlo? Nadie mejor que Dios como ejemplo de ella. El tiene derecho a castigar porque enseña: dictó leyes, mandó a los profetas con su mensaje y nos sigue enseñando (Salmo 119:105).
  2. Insistir. ¿Recordás cuántas veces le dijiste a tu hijo que se cepillara los dientes? ¿Y qué se llevara un abrigo a causa del frío? ¿Y que fuera a bañarse? No nacemos predispuestos al bien. Tenemos más capacidad para hacer el mal que el bien. ¡Mirá si fuera al revés!.
  3. Castigar. Si se enseña, se insiste, y luego se viola la ley y el orden. Lo que queda es el castigo. Una madre viuda pobre vivía con su hijo. El muchacho un día se portó pésimo, y ella dijo: “Ven hijo que te voy a castigar”. La madre se arrodilló, lloró amargamente y oró por su hijo. Él no podía sufrirlo, dijo: “Madre, pegame, pegame, pero no llorés por mí así”.  Veamos la cara de quien da el castigo: a veces es rabia, otras es ira o bronca. Hebreos dice que los padres que nos disciplinaron, luego fueron venerados. ¿Será así con nosotros?

Cuando alguien decía malas palabras iba al baño y lavaba la boca con jabón, usé cinto, y luego ojotas también. También reconozco que algunas veces me excedí, descargué ira.

  1. El más importante, el amor. Es la guía de la disciplina, el amor y el afecto, debe MOTORIZARLA o FRENARLA según sea, ver Hebreos 12:6.

¿Es la disciplina una muestra de afecto? Omitir la disciplina ¿Es una muestra de amor o de indiferencia?

A algunos hombres nos cuesta ser caballeros: Uno dijo que si un hombre le abre la puerta a una mujer, es una de dos cosas: O el auto es nuevo o la mujer es nueva. Alguien preguntó: ¿Cuáles son los defectos más comunes de los maridos para mostrar su amor y su afecto?  Debo ser honesto:

a) Falta de ternura (abrazar, besar más, mirar con cariño, etc.,

b) Falta de caballerosidad (lavar los platos más seguido, cocinar, sacar los residuos, mover las cosas pesadas, ocuparnos más de los hijos, ellos son de los dos, etc.

c) Pocos sociables, no queremos salir,

d) No comprender los temperamentos diferentes ni las distinciones por causa del género,

e) Comentarios indebidos ante otros.

¿Y de las mujeres que decimos? Nos hace mal (adaptado de 13 consejos para fracasar en pareja)

1. Cuando dice una cosa, y hace otra, o dice una cosa y luego otra, y otra y otra; o que haga y diga cualquier cosa.

2. Cuando reclama, reprocha y recrimina.

3. Cuando idealiza y luego se desilusiona, y más tarde denigra.

4. Cuando pasa la factura.

5. Cuando invalida, desautoriza, reclama y contradice a su esposo; y más delante de otros.

Una niñita de 5 años estaba escuchando la conversación de sus padres, quienes hablaban acerca de la boda de su hermano, y se animó a preguntarles: ¿Qué dicen los novios cuando se casan? Prometen amarse, respetarse, ser siempre amables y cuidadosos por la felicidad del otro. La chica piensa un momento y lanza otra pregunta: ¿Verdad que tú y papá no se han casado nunca? ¡Glup!

El verdadero amor aumenta según la medida de las necesidades de la persona amada. El amor se complace en servir, más que en buscar sensaciones personales.

EL Nilo Azul es un río de corriente muy rápida que obtiene mucha de su energía de las montañas por las que desciende. Transporta hacia el lejano delta del Nilo mucha de la riqueza del suelo lodoso que atraviesa. Las variaciones de este río hacen posible las inundaciones, el 80% del caudal del Nilo.

Se junta con el Nilo Blanco, aporta un 20% al Nilo, es un río mucho más lento que atraviesa las llanuras. El Nilo Blanco es un río claro en comparación con el Azul.

Una vez que se unen en el mismo lecho del río, mantienen sus rangos distintivos por muchísimos kilómetros. Desde el aire, se pueden apreciar las aguas lodosas del Nilo Azul y las aguas claras del Nilo Blanco. Están separados, aunque unidos. No obstante, mientras más tiempo compartan el mismo lecho del río, más se entremezclan sus corrientes hasta que los dos ríos se convierten en un curso de agua potente y lleno de vida.

Cuando los tiempos difíciles golpeen el matrimonio o surjan desacuerdos, tomen la decisión de trabajar juntos, antes que permitir que los hagan pedazos por lo que quizá sean situaciones temporales o diferenciales con solución. ¡Decidan fluir, correr juntos!

  1. Tener sólidos fundamentos espirituales. Esto es tener la casa fundada sobre la roca. Cuando Dios funda el matrimonio en Génesis 2:24 puntualiza los fundamentos sobre los cuales estará establecido, habla de: PRIORIDAD (“dejará el hombre a su padre y a su madre”), PERMANENCIA (“y se unirá a su mujer”,) y PROPOSITO (“y serán una sola carne”, explicar estas tres palabras).

En la educación quisieron abolir las calificaciones para no establecer diferencias y en la familia pretenden desprestigiar la autoridad paterna. Zaidi Laidi, sociólogo árabe radicado en Francia, dice: A medida que se democratiza la familia, disminuye y se debilita la democracia en la sociedad. La familia no está pensada para ser democrática. Tiene que funcionar como un ámbito de autoridad. Es el padre quien tiene que formar en sus hijos la idea de orden y respeto que luego se refleja en toda la sociedad.

Ninguna sociedad pudo transgredir los principios de la familia sin sufrir las consecuencias. Actualmente se están abandonando los principios divinos para dejar que el relativismo se enseñoree de todas las cosas. Pero no se ha podido evitar que los efectos se reflejen en la nueva generación. El crecimiento de la violencia juvenil, la drogadicción, la promiscuidad sexual, los embarazos adolescentes, la homosexualidad, el travestismo, las enfermedades infecto contagiosas de transmisión sexual y los crecientes índices de suicidios son las consecuencias de una sociedad que ha dado la espalda a los valores permanentes establecidos por Dios, niega la vigencia de los absolutos y se lanza por el tobogán de la permisividad total

Gibbons, el historiador que escribió: “El surgimiento y la caída del Imperio Romano”, entre las varias razones que presenta para la desaparición del Imperio Romano; pone como número uno: El resquebrajamiento en los hogares, por medio de la impureza moral, y la promiscuidad sexual en general, y es un hecho conocido y estudiado, que aquellos que tratan lo sexual muy a la ligera, tratan también a los seres humanos muy a la ligera;

Oswald Chambers dijo: “Una fortaleza desguarnecida, es una debilidad doble”.

1 Corintios 10:12, “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”.

Contra el pecado de la inmoralidad sexual, no se nos pide pelear, hay que huir de ese pecado, igual lo dice Proverbios 5:8, “Aleja de ella tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa”. Si vos sabés en dónde vive una mujer inmoral, no pasés cerca de su casa, buscá otro camino, aunque tengás que caminar más.

2 Timoteo 2:22, “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor”.

Mientras que la mayoría de las veces la Biblia nos dice que debemos pelear; frente al pecado sexual nos dice que debemos huir, sea un cobarde puro pero vivo, que un fuerte impuro pero muerto, y en 1 Corintios 6:18 el apóstol dice: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca”.

Otra investigación realizada por W. Bradford Wilcox de la Universidad de Virginia preguntó:

”¿Por qué la religión (el cristianismo) tiene tal impacto positivo en los padres y en las familias?” El artículo citó cuatro razones. Las iglesias y las instituciones religiosas:

1) Les enseñan responsabilidad moral a los padres. ¿Aprendemos?

2) Les proveen a los padres oportunidades, como los grupos de jóvenes, para pasar tiempo con sus hijos y su familia;

3) Ofrecen ánimo y consejo para que sean padres efectivos.

4) Proveen un “orden significativo” (prioridades) a la vida, por lo tanto ayudan a los padres a “lidiar constructivamente” con pruebas como el desempleo y la muerte.

Luego que el pueblo hebreo deambulara por el desierto durante 4 décadas, el pueblo de Dios estuvo listo para ocupar la Tierra Prometida. Miles de maridos, mujeres e hijos se encuentran en la frontera, a un paso de ese hermoso lugar. Debían invadir y conquistar el territorio. Pero a Dios le preocupa el “después”, cuando todos deban desarrollar la vida común, una vez que estén instalados allí. Dios sabe que si no tienen cuidado se “ablandarán”, estará el peligro de la negligencia y la indiferencia. Para sobrevivir las etapas futuras tendrán que velar por la solidez de la familia. ¿Cómo lo harían? Moisés lo explica en Deuteronomio 6 (recordar que nomio es ley, y deute significa repetición. Se está repitiendo a una nueva generación de hijos la ley de Dios)

Deuteronomio 6:1-3, Acá Dios afirma su interés en la familia, es lo único que sobrevive todavía del Jardín del Edén. Dios quiere que todos vivan sabiamente, y manifiesta aquí, estar interesado en ellos.

Deuteronomio 6:4, Este texto ha sido llamado la SHEMA (del verbo hebreo oír). ¡Dios es único! Los dioses cananeos eran moralmente caprichosos e impredecibles, los adoradores de estos dioses nunca estaban seguros de que serían protegidos por ellos. Pero el verdadero Dios trataba con los israelitas mediante leyes rectas y coherentes. “Oye….” ¿Qué será lo que tendremos que oír nosotros? ¿No hemos escuchado demasiado? ¿No faltará obediencia a lo ya escuchado? “El que tiene oídos para oír oiga”.

Deuteronomio 6:5-6, Aquí el verbo clave a resaltar es: “Amarás”. Observá la repetición de la palabra todo. El amor por Dios debe ser completo. Los padres deberían transmitir a sus hijos la verdad, pero más por la forma o el estilo de vida que por el enunciado de sus labios. Un buen ejemplo sirve más que 1000 sermones.

Deuteronomio 6:7-9, Habla de una enseñanza repetida (no es la primera vez, ver Deuteronomio 4:9). La tarea de “adoctrinar” a los niños era responsabilidad de los padres. ¿Y hoy? ¡Sigue siendo así! La iglesia puede ayudar, pero la responsabilidad en la educación de los hijos corresponde a los padres. ¿Qué pasa si a la enseñanza le falta autenticidad? El cristianismo está concebido para el vivir de todos los días, pero muchos lo han vuelto una religión de los domingos. ¿Y nosotros qué estamos haciendo?

Deuteronomio 6:10-13, Hay una exhortación a no olvidarse de Dios. ¿Qué es olvidarse de Dios? ¿Y hoy cómo podemos demostrar que no nos olvidamos de Dios? ¿Será sabiendo un texto de la Biblia de memoria? ¿Será viniendo todos los domingos a adorar? ¿O es algo más?

Deuteronomio 6:14-15, ¿Es la reiteración de cuál de los Diez Mandamientos?

Deuteronomio 6:24, “…para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy”. Dios nunca pedirá nada que nos dañe o debilite, solo lo que nos fortalece.

Recordemos los verbos o acciones más enfáticas: Oír continuamente la verdad, amar fervientemente al Señor, enseñar diligentemente a los hijos, y temer piadosamente al Señor.

Se estudiaron dos casos muy emblemáticos hace muchos años en EEUU, se trataba de dos matrimonios. El primer caso era un incrédulo que se casó con una incrédula en Nueva York. Hubo al momento del estudio de esta familia, 1.026 descendientes de la pareja: 300 murieron prematuramente, 100 estuvieron en las cárceles un promedio de 13 años, el gasto al estado fue de 1.200.000 dólares. El segundo caso: Se estudió la descendencia de Jonatan Edwards (un ferviente cristiano y predicador en tiempos de avivamiento espiritual), hubo 729 descendientes, de ellos 300 fueron pastores evangélicos, 65 profesores universitarios, 13 rectores de Universidades, 60 escritores de conocidos libros, 3 diputados, 1 vicepresidente. Solo uno ocasionó problemas, pues, no vivía para Cristo.

Adán y Eva se mantuvieron y funcionaron bien cuando se estuvieron sobre el fundamento firme: la Palabra de Dios y dependiendo fielmente de Dios. Se hundieron a abandonar ambas cosas.

Un antiguo predicador llamado Felipe Henry les decía a sus hijos al casarse: “Procuren agradar a Dios, y se agradarán seguro el uno al otro. Les deseo SANTIDAD, y estoy seguro que tendréis felicidad”.

Bibliografía: Materiales de Charles Swindoll, de Salvador Dellutri en Tierra Firme y los Grandes Temas, César A. Dergarabedian (En Pulso Cristiano), Santidad de Hogar de A. Rogers y varias fuentes más (por las ilustraciones)

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