Como orar
Por: Ricardo Aide
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Hace unas semanas tuvimos una reunión de oración en este lugar. Nuestra Iglesia tiene como ámbito natural de oración los grupos de hermanos que nos reunimos en los núcleos. No obstante ello decidimos, en el marco del Aniversario de la Iglesia, orar como pueblo, como comunidad de Dios. Pasamos momentos muy gratos, contamos testimonios de oraciones respondidas y en el momento más emotivo, al menos para mí, algunos de los asistentes abrimos nuestro corazón y mencionamos nuestra experiencia sobre las oraciones NO respondidas por el Señor, todo un tema porque moldea y forja nuestra vida cristiana a tal punto que algunos creyentes naufragan ante el silencio de Dios, otros sabemos como decía, Spurgeon que NO ORAMOS para cambiar los planes de Dios, sino para aceptar su voluntad.
Cuando el Pastor me pidió que ocupe el púlpito, pensé que en este tiempo de culminación de año e inicio de uno nuevo, generalmente todos nos ponemos metas para alcanzar, algunas simples, otras más complejas: desde terminar la carrera que estoy cursando, trabajar algo menos para dedicar ese tiempo al Señor y a la familia, adelgazar unos kilitos (eso si después del 24 y del 31). En ese marco de deseos, yo les invito a agregar a esa lista que puede ser interminable una cosa más: que el año 2016 sea el año en que nos consolidemos como hombres y mujeres de oración y les pido que oren por mí porque quiero alcanzar esa meta.
La mayoría de los presentes hemos oído muchos mensajes sobre la oración, leído, participado de estudios especiales, pero en general el cristiano, entre los que me incluyo en primer lugar, no logramos que todo esto bagaje de conocimientos intelectuales sea llevado a la práctica. La meta debe ser orar con frecuencia, para demostrarnos que creemos A Dios y no EN Dios y tenerlo en todos mis pensamientos. Muchas veces pasamos varios días sin orar y en ese lapso tomamos decisiones que luego no terminan como queremos y entonces vienen las quejas: Señor porque me pasan estas cosas, ya no me queres más, donde están tus promesas y todas las demás frases que se les ocurra que utilizamos para quejarnos. Al no tener la vista concentrada en Dios nunca nos consolidamos como creyentes.
Es importante saber que la ORACION tiene relación con otros aspectos de la vida cristiana, por ejemplo la FE. Los discípulos creían en Cristo, pero no creían A Cristo, por eso cuando resucito uno de ellos quiso ver las señales de los clavos en el cuerpo del Señor.
Tenemos en la Palabra el ejemplo del Señor: Lucas 6:12 – “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”. Dios mismo orando toda la noche para cumplir su misión en la mañana siguiente: elegir a sus 12 apóstoles. Cuanto tiempo oramos por nuestras elecciones?. Dios quiere que oremos por cada cosa de nuestra vida. Por tu futura esposa, esposo, por tu familia, tu trabajo, hasta por el médico que vas a elegir, para descubrir tus dones, etc.etc.
Orar es conversar, intimar y relacionarme con Dios para entrar en sus propósitos. Si no intimamos con Dios no es la oración bíblica. Debemos preguntarnos si cada vez que oramos experimentamos intimidad con Dios y MI respuesta es: NO; porque vivimos “a la carrera”, tengo tantas cosas que hacer y tantas que pensar que diluyen ese momento tan importante, por llamarlo de alguna forma, de estar a solas con Dios.
La oración es
a.- mi ofrenda a Dios por mis deseos, que deben tener relación con su voluntad dado que muchas veces oramos por cosas que nos convienen a nosotros,
b.- pidiendo perdón por nuestros pecados y
c.- en el nombre de Jesús, porque nosotros no tenemos ningún merito para rogarle nada a Dios y debemos recurrir entonces a quien murió en la cruz del Calvario.
La oración es débil cuando perdemos la pasión por Dios, quizás tenemos pasión por nuestro ministerio a Dios, pero no demostramos pasión por el Dios de los ministerios. Si tengo esa pasión ella me empuja a ir todos los días a Dios. El jueves aprendíamos con el hno. Leites que hay tres palabras en el griego que se traducen como pasión, pero la que usa generalmente el apòstol Pablo es el deseo intenso que satura cada aspecto de la vida y que nos impulsa a buscar con afán un objetivo, aunque nos cueste la vida. La oración debe gobernar mi conducta, me da dominio propio, revela mi carácter y ayuda a nuestra santificación. Todo los demás que intentemos puede fracasar pero la oración, NO. No debemos recurrir a ella como última instancia, cuando lo “hemos gastado todo” como aquella mujer que tocó el manto de Jesús porque padecía una enfermedad hacía 12 años.
Debo reconocer que la oración lo puede todo, es el proceso por el cual Dios organiza nuestras prioridades. La oración no es para Dios me dé, sino para entrar en sus propósitos. Yo debo querer lo que está en el corazón de Dios en cada aspecto de mi vida. Debo decirle Señor: baja lo que necesito y está en tu corazón al mío. Lo importante es que oro no para cambiar la mente de Dios, sino para cambiarme a mí.
La oración nos posiciona en dependencia de Dios, esto es vital: separado de mi nada podeis hacer dijo Jesús, sin oración nada podemos hacer, lo decimos lo enseñamos pero generalmente no lo practicamos, nada puedo hacer sin orar porque separado de Jesús no somos NADA.
Tenemos que buscar una vida continua oración. Orad sin cesar escribió el apóstol Pablo.
La ausencia de oración en nuestras vidas comunica:
a.- la falta de sabiduría para administrar el tiempo de Dios en nuestras vidas; no tengo tiempo para vos le decimos, JHON PIPER
b.- Que no tengo dependencia de EL, porque esto mismo ya lo hecho otras veces solo y muy mal no me salió.
c.- Que no tengo necesidades, pero cuando las tenga oro, demostrando que soy un interesado,
d.-Que no quiero molestarte. Recordemos: “Separados de mi nada pueden hacer”. Lo hacemos mal y tenemos consecuencias malas en la relación con Dios y las personas dado que muchas veces no hacemos las cosas para la Gloria de Dios.
La oración presupone una relación, es una herramienta para los hijos de Dios no para los incrédulos, salvo cuando este ora para arrepentirse de sus pecados y aceptar el sacrificio de Jesús. El incrédulo no puede orar en nombre de Jesús, porque no lo reconoce como tal: Prov.15:8: “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; Mas la oración de los rectos es su gozo”.
La oración presupone confianza y fe en el Señor. Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan”. Muchas veces me acerco a Dios con dudas de que me responderá, que no es capaz de darme ese galardón.
Juan 14:12 “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre” Enfatizar es repetición para los hebreos: la fe es capaz de hacer grandes cosas. La oración bíblica presupone FE.
Lucas 22:31-32 “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Jesús pudo haber tenido otros motivos de oración por Pedro, pero oro por la FE de Pedro para que no falte.
2 Pedro 1:5-7 “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” Sin fe no puedo tener todos los otros atributos que el pasaje menciona. Cada vez que clamo hay un ser sobrenatural en el que he puesto mi FE que me escucha, lo que me da dependencia y esperanza. La oración es totalmente dependiente de la Fe, NO logra nada sin FE. Repito; debemos creerle A EL. Todos tenemos grados de incredulidad y así nos vamos a morir por lo que debemos orar para que Dios quite nuestra incredulidad. Estamos satisfechos con nuestra vida de oración?
A veces cuando oramos le hacemos un informe periodístico al Señor: Padre hoy a las 9 tengo una reunión importante y Dios dice, menos mal que me avisaste porque extravié mi agenda, a veces cuando oramos dedicamos indirectas a los hermanos, a veces predicamos a los hermanos.
Deberíamos orar: Señor te dedico mi día con todos mis compromisos, ordena mi tiempo y no permitas que piensa o diga algo incorrecto sobre mi hermano.
En este tiempo que vivimos prácticamente hemos perdido la posibilidad de comunicación entre nosotros y también la calidad de la oración. La oración me abre un canal de conocimiento con Dios, nuestra Gloria es conocer a Dios porque Cristo vino a revelar a Dios y la oración nos abre una puerta en ese sentido.
Relación entre la FE y la ORACION – Mateo 15:21-28: “Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.
Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.
El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!
Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”. La FE hizo la diferencia y la oración fue contestada. No quiere decir que cada vez que pidamos Dios responderá pero con FE estamos en el camino correcto.
En Mateo 9:27-28 leemos: “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!
Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.
Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho”
Otro ejemplo: El centurión que tenía un siervo enfermo, Jesús sabía perfectamente lo que este soldado le diría y le dijo: “Vete, así como has creído te sea hecho” Mateo 8:5-13. El creyó que Jesús a distancia podía curar a su siervo. Que haríamos nosotros en una situación similar: Jesús viene a casa correríamos a abrir la puerta; tenemos la fe del centurión?.
En cambio Marta, al morir su hermano Lázaro le dijo al Señor: “si hubieses estado aquí mi hermano no hubiera muerto” (Juan 11:21).
Debemos pedir al Señor: perdona mi incredulidad y también aumenta mi fe. Mañana quiero tener más FE. Oramos por los detalles mínimos y olvidamos los importantes.
2 Tes.1:3 “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás”, una fe que aumenta y por lo tanto aumenta mi amor. Como aumentar la FE?:
a.- Leyendo la Palabra, cuanto más la leemos más le conocemos.
Tenemos que buscarle más: pedís y se os dará, llamad y se os abrirá, buscad y hallareis. Hay alguna posibilidad que esto no se cumpla; que Dios no exista. Si pedimos Dios nos dará, no un Mercedes Benz OKM, pero si la humildad de saber que yo NO DEBO pedir por un MB. Santiago 4:3: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” refuerza esto, tengo mala motivaciones; por ej.: sácame de la prueba, porque lo haría El Señor? si Dios quiere que yo pase por la misma como una manera que la imagen de Cristo crezca en mi, debo pedirle fortaleza y fidelidad en la prueba.
Para orar debemos también tener obediencia. La obediencia le da poder a la oración, pero no obliga a Dios. Pablo, un creyente obediente, oró por su aguijón y Dios le dijo bástate mi gracia. La obediencia no hace que Dios cure mi enfermedad, pero me da fortaleza para enfrentarla sin dudar del poder de Dios.
Quizás le pedimos a Dios que responda mi oración, pero no pago mis impuestos o miento sobre ellos. Quiero respuesta pero no oro, ni leo la Biblia, tampoco tengo un devocional familiar. La obediencia no es un certificado que asegure respuesta del cielo, pero le complace a Dios.
1 Juan 5:1-15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
Fe, obediencia, oración, confianza, santidad es un círculo virtuoso que se complementa. Debemos rendir nuestra voluntad a Dios para nuestra oración sea efectiva, no eficiente.
Dios nos ama incondicionalmente y no puedo aumentar ese amor ni tampoco disminuirlo. Cuando peco el amor de Dios sigue pero se rompe esa intimidad que Dios nos reclama. Hay pecados que obstaculizan el poder a mi oración:
El pecado que conozco que existe en mí, lo reconozco pero no lo dejo. Debo tener la suficiente humildad ante Dios.
El pecado que Dios me señaló en varias oportunidades y no hago nada con él.
El pecado reincidente; el de todas las semanas. Cuanto tiempo me dará Dios?
El pecado que trato de ignorar intencionalmente y no me arrepiento.
El pecado que no es debilitado en mi vida cristiano, me hago más viejo pero no más santo.
Salmo 15:1-2: “Quien se acercará a su monte santo: el de manos limpias y corazón puro”. Debo limitar mi orgullo, mi autosuficiencia, mi envidia, mis celos.
Obedecer es soltar el control de mi vida, dándoselo a Dios y como se hace: con la oración “hágase tu voluntad” dijo el Señor. Lutero oraba todos los días dos horas diarias y cuando tenía más compromisos, oraba tres horas, cuando Spurgeon predicaba en un salón contiguo al púlpito 300 personas oraban. La voluntad propia detiene el poder de Dios.